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LOS TRES HOLOCAUSTOS JUDÍOS

por Qbit

Ha habido mucha polémica recientemente con el obispo negacionista del holocausto, el cual ha sido finalmente expulsado de Argentina.

Lo que no me ha quedado claro es a qué holocausto se refería el obispo, si al de 1902, al de la Primera Guerra Mundial o al de la Segunda Guerra Mundial. ¿Cómo? Sí, es que los judíos durante el siglo XX han clamado haber padecido tres holocaustos de 6 millones cada uno.

Aquí traigo los documentos históricos escaneados que lo prueban: 

Primer holocausto. 

En la 10ª edición de la Enciclopedia Británica, (1902), en un artículo sobre el antisemitismo, se afirmaba lo siguiente (ver el último párrafo de la columna de la izquierda, abajo del todo; pulsar para ver en grande):
“While there are in Russia and Rumania six millions of Jews who are being systematically degraded, and who periodically overflow the western frontier, there will continue to be a Jewish question in Europe”





La verdad es que la expresión queda bastante ambigua. ¿A qué se referirán con 6 millones de judíos “envilecidos” o “degradados”? Parece un holocausto, pero no se ha vuelto a saber nada del asunto… 

Segundo holocausto. 

El 31-10-1919, el antiguo gobernador del Estado de Nueva York, Martin H. Glynn, escribió en The American Hebrew, pág. 582 y 601, exigiendo que “la crucificación de judíos debe parar. El texto está lleno de llamativos elementos religiosos, como “dar de vestir al desnudo y de comer al hambriento”, además del numerito mágico de los 6 millones, por no hablar de la “guerra por la democracia”, frase que parece copiada por el mismo Bush. Y es que hay cosas que nunca cambian.

Dos semanas más tarde, el banquero judío Felix M. Warburg, el presidente de Joint Distribution Committee of American Funds for Jewish War Sufferers informó que “los judíos eran los peores sufridores de la guerra”… “los sucesivos soplos de ejércitos contendientes han roto la espalda de la judería europea y han reducido trágicamente a increíble pobreza, hambre y enfermedad a alrededor de 6.000.000 de almas, o la mitad de la población judía de la tierra”.

Siguió diciendo que “durante más de 4 años la guerra en el frente oriental fue luchada principalmente en los centros de la población judía” y que “tras el cataclismo de los últimos años es demasiado esperar que esta judería llegue a autosostenerse en unos breves doce meses” [New York Times November 12, 1919]

Edward M.M. Warburg, su hijo, fue el presidente de este mismo comité durante la Segunda Guerra Mundial.

Estas son las fotocopias de las 2 páginas originales del artículo de Martin H. Glynn en The American Hebrew:



“¡La crucificación de judíos debe parar!

Desde el otro lado del mar, seis millones de hombres y mujeres nos piden ayuda, y ochocientos mil niños pequeños lloran por pan.

Estos niños, estos hombres y mujeres son nuestros hermanos de la familia humana, con el mismo derecho a la vida que nosotros, la misma sensibilidad al frío del invierno, la misma propensión a la muerte ante los colmillos del hambre. Dentro de ellos residen las ilimitadas posibilidades para el avance de la raza humana como naturalmente residirían en seis millones de seres humanos. No podemos ser sus guardianes sino que debemos ser sus auxiliadores.

En la cara de la muerte, en la angustia del hambre no hay sitio para distinciones mentales de credo, no hay sitio para diferenciaciones físicas de raza. En esta catástrofe, cuando seis millones de seres humanos están yendo hacia la tumba por un destino cruel y despidadado, sólo los impulsos más idealistas de la naturaleza humana deberían mecer el corazón y mover la mano.

Seis millones de hombres y mujeres están muriendo por falta de lo necesario para vivir; ochocientos mil niños lloran por pan. Y este destino está sobre ellos sin tener culpa, sin transgredir las leyes de Dios o el hombre, sino por la espantosa tiranía de la guerra y una fanática sed de sangre judía.

En este amenazante holocausto de vida humana, olvidados están los refinamientos de distinción filosófica, olvidados están las diferencias de interpretación histórica; y la determinación de ayudar al desamparado, de cobijar al sin-hogar, de vestir al desnudo y de alimentar al hambriento se transforma en una religión en cuyo altar los hombres de cada raza pueden adorar y las mujeres de cada credo pueden arrodillarse. (*) En esta calamidad las pequeñeces de las modas del hombre se apartan ante las verdades eternas de la vida, y despertamos al hecho de que de las manos de un Dios venimos todos y ante el tribunal de un Dios debemos estar en el día del juicio final. Y cuando ese juicio venga la mera palabrería no valdrá un penique; sino las obras, las simples obras intangibles, obras que secan la lágrima del afligido y alivian la pena de la angustia, obras que con el espíritu del buen samaritano vierte aceite y vino en las heridas y encuentra sustento y cobijo para el que sufre y el afligido, superarán todas las estrellas en los cielos, todas las aguas en los mares, todas las rocas y metales en todos los astros celestes que giran en el firmamento sobre nosotros.

La raza es un asunto de accidente, credo, parcialmente un asunto de herencia, parcialmente un asunto del ambiente, parcialmente el método de raciocinio de uno; pero nuestras necesidades físicas y necesidades corporales están implantadas en todos nosotros por la mano de Dios, y el hombre y la mujer que puede, y no lo hace, oir el grito del hambre; que puede, y no lo hace, atender el gemido del moribundo; que puede, y no lo hace, extender una mano de ayuda a aquellos que se hunden bajo las olas de la adversidad es un asesino de los mejores instintos de la naturaleza, un traidor a la causa de la familia humana y un abjuro de la ley natural escrita sobre las tablillas de cada corazón humano por el dedo de Dios mismo.

Y así en el espíritu que cambió el voluntario ofrecimiento de la pobre viuda de cobre en plata, y la plata en oro al colocarlo en el altar de Dios, la gente de este país es llamada a santificar su dinero donando 35.000.000 de dólares en el nombre de la humanidad de Moisés para seis millones de hombres y mujeres.

Seis millones de hombres y mujeres están muriendo — ochocientos mil niños pequeños están llorando por pan.

¿Y por qué?.
Por culpa de una guerra para arrojar la autocracia al polvo y dar a la democracia el cetro del justo.

Y en esa guerra por la democracia 200.000 muchachos judíos de los Estados Unidos lucharon bajo las barras y estrellas. Solamente en la 77ª Division había 14.000 de ellos, y en el bosque de Argonia esta división capturó 54 armas alemanas. Esto muestra que en Argonia los chicos judíos de los Estados Unidos lucharon por la democracia como Joshua luchó contra los Amalekitas en las llanuras de Abraham. En un discurso en el así llamado “Batallón perdido”, liderado por el coronel Whittlesey de Pittsfield, el general-mayor Alexander muestra el espíritu combativo del que están hechos estos chicos judíos. De una manera u otra, el mandato de Whittlesey se apagó. Estaban faltos de comida. Intentaron dar la espalda a sus apuros. Intentaron y lo volvieron a intentar, pero sus hombres no sobrevivieron. La parálisis y la estupefacción y la desesperación estaban en el aire. Y cuando el momento era el más oscuro y todo parecía perdido, un muchacho soldado apareció, y le dijo al coronel Whittlesey: “Intentaré pasar”. Lo intentó, y fue herido, tuvo que arrastrase, pero pasó. Hoy lleva la Cruz al Mérito de Servicio y su nombre es Abraham Krotoshansky.

Por culpa de esta guerra por la democracia seis millones de hombres y mujeres judíos están famélicos al otro lado del mar; ochocientos mil bebés judíos están llorando por pan.”

(…viene de la página 582)

“En el nombre de Abraham Krotoshinsky que salvó al “Batallón perdido”, en el nombre de ciento noventa y nueve mil novecientos noventa y nueve otros muchachos judíos que lucharon por la democracia bajo las barras y estrellas ¿no daréis cobre, o plata, u oro, para mantener la vida en el corazón de estos hombres y estas mujeres; para mantener la sangre en los cuerpos de estos bebés?.

El judío ha ayudado a todos excepto al judío.

En la guerra mundial el judío ha ayudado a todos excepto al judío. “Por allí” ayudó en un campo, en un ayuntamiento y en la guerra. “Por aquí” ayudó a la Cruz Roja, la Y.M.C.A., los Caballeros de Colón, los masones, el Ejército de Salvación y a todos los demás. Así ahora es el momento para que todos ayuden al judío, y Dios sabe ahora que es el momento en el que lo necesita.

Desde el abatimiento de esta guerra cada otra raza, salvo una o dos, ha agarrado un rayo de sol. Pero entre el envolvente abatimiento no hay luz para el judío “que llevar sobre mí”. La guerra está acabada para todos, excepto para el judío. El cuchillo está todavía en su garganta y una sed antiquísima sin razón ni motivo por sangre judía abre sus venas. El judío en Rumanía, Polonia y Ucrania está siendo el chivo expiatorio de la guerra. Desde el armisticio han sido señalados miles de judíos en Ucrania, han sido ofrecidos como sacrificios vivos a la pasión fanática y avaricia diabólica — sus gargantas cortadas, sus cuerpos ejecutados trozo a trozo por bandas de asesinos y milicia rabiosa. En la ciudad de Proskunoff un día hace unas pocas semanas el amanecer vió la puerta de cada casa en donde vivía un judío marcada para el asesinato. Durante cuatro días, desde el amanecer hasta el anochecer, fanáticos empuñaban dagas como demonios desde el infierno, parándose sólo para chapotear con las manos con la sangre de víctimas judías. Mataron a los hombres; fueron menos compasivos con las mujeres. Las violaban, y luego las mataban. Con un propósito de rabia, de la rabia a un hábito corrió este asesinar de judíos, hasta que entrados los cuatro días las calles de Proskunoff corrían rojas con la sangre como arroyos de un matadero, hasta sus hogares se convirtieron en una morgue por miles de seres humanos asesinados cuyas heridas abiertas gritaban venganza y cuyos ojos se habían vuelto de piedra ante los horrores que habían visto. Como el honorable Simon W. Rosendale, acertadamente parafraseando el pensamiento de Bobby Burns, en su discurso no hace mucho dijo, es la vieja historia de “la inhumanidad del hombre con el hombre que hace incontables miles de lamentos”. Por como ha sucedido en Proskunoff, así ha sucedido en cientos de otros sitios. La historia sangrienta se repitió ad nauseaum. Es la misma historia teñida de lágrimas — la misma vieja mancha sobre el escudo de armas de la humanidad. En verdad, Byron tenía razón cuando escribió:

Las tribus del pie errante y el pecho cansado
¿Dónde volaréis para estar en paz?
La paloma silvestre tiene su pecho, el zorro tiene su cueva,
La humanidad sus países, Israel nada más que el sepulcro.

Pero a Israel se le ha dado el derecho de un sitio en el sol, y la crucificación de judíos debe parar. Repetimos que la guerra está acabada para todos, excepto para el judío. Como Isaac el cuchillo está en su gargante, pero a diferencia de Isaac ningún poder parece capaz de parar el acero sediento de su sangre. Pero algún poder en el mundo debe alzarse para impedir esta masacre de una raza merecedora. Por la paz del mundo, tengamos a toda costa una Liga de Naciones; pero por la Humanidad del Mundo, para dar justicia al judío y otros pueblos oprimidos en la tierra, ¡tengamos una tregua de Dios! — Albany Times Union.”

Este artículo es el clásico texto judío en el que se practica el victimismo y a la vez intenta generar complejo de culpa, “la vieja mancha sobre el escudo de armas de la humanidad” (matar judíos), y la soberbia (mencionando hazañas militares). Al mismo tiempo, pide dinero, o mejor todavía, metales preciosos (“¿no daréis cobre, o plata, u oro?”).

En una cosa sí le doy la razón: En que es siempre “la misma historia sangrienta repetida ad nauseaum”. Y que lo diga, oiga, y la prueba es el tercer holocausto: 

Tecer holocausto. 

De este no hace falta que aporte ningún documento, porque es bien conocido. Los medios de comunicación nos dicen incesantemente que mataron a 6 millones de judíos en tiempos de Hitler, durante la 2ª Guerra Mundial. El cine ha hecho muchas películas, hay museos sobre el asunto y en diversos países se enseña en el colegio también. 

Conclusiones. 

Los holocaustos han ido de menos a más. El primero pasó desapercibido. El segundo, armó más revuelo, y este tercero, el de la actualidad, es superfamoso y dogma de fé (como el caso del obispo expulsado de Argentina).

Tres veces seis, 666. El 6 es un número de la numerología cabalística usado mucho en el judaísmo.

Una de dos: O se han “olvidado” de los anteriores holocaustos, o es que no existieron. De lo cual se deduce otra cosa: Se han olvidado de los anteriores al triunfar el tercero. Los anteriores parece que sirvieron como entrenamiento, como borradores. En esas ocasiones, dichos holocaustos no prosperaron por varios motivos:

− Poca tecnología: A principios del siglo XX, no existían medios de comunicación como la TV o estaban mucho menos desarrollados, por lo que la propaganda a la población era muy ineficaz.
− Población rural: La mayoría de la población vivía dispera en el medio rural, y no concentrada en ciudades, con lo cual el alcance propagandístico mediático era más limitado que en la actualidad. El avance tecnológico provocó que la sociedad pasara de agrícola y ganadera a industrial, y luego a una sociedad de servicios, concentrándose en ciudades, y es en las ciudades, con toda la población apelotonada, en donde se difunde la información con más facilidad, por la radio, TV o prensa, configurando una mentalidad uniforme entre la población como si de un rebaño se tratase.
− Tenían menos poder que ahora (financiero, medios de comunicación, etc.), y el mundo ignoraba su victimismo holocáustico.


Fuente:

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NORDICISMO

por QBIT

La raza no es solamente el color de la piel, ojos y pelo, sino que hay muchas más diferencias corporales y mentales que son más importantes. No han sido el color del pelo y de los ojos las herramientas con las que Europa ha construído civilizaciones desde hace más de dos mil años, sino la fuerza de la mente y del intelecto, las cuales no se ven a simple vista.

En el mundo hay varias razas, y dentro de cada raza existen subtipos. Se puede distinguir con facilidad a los chinos de los japoneses, y a ambos de los asiáticos del sur. Los negros bosquimanos no son lo mismo que los nigerianos. Y en la raza blanca también existen subtipos: Mediterráneos, eslavos, nórdicos, …, de tal forma que la raza blanca es la que más variedad presenta en color de pelo, ojos y piel.

El nordicismo es una corriente racista que sólo valora a la gente blanca de tipo nórdico, esto es, a los que tienen la piel muy blanca, el pelo claro (rubios, pelirrojos, castaños claros) y ojos claros (azules, verdes, …). Es una especie de supremacismo nórdico. Para los nordicistas hay dos clases de blancos: ellos y los demás.

El nordicismo es una ideología perniciosa y dañina por los siguientes motivos:
• Es un racismo basado en un criterio estético, y no en el criterio correcto racial antropológico y real. Prefieren a la gente de piel, ojos y pelo claros por encima de los demás porque estéticamente les gusta más su aspecto visual. Es un racismo visual y no racional, y por lo tanto, falso. La determinación de la raza se hace con criterios antropológicos y no estéticos. Hay nórdicos que pueden pasar por blancos, que no tienen el pelo negro y que sin embargo no son blancos, sino mestizos blanco-asiáticos, como ciertos habitantes de Finlandia o de Rusia y de Siberia. Ejemplo, uno de los miembros fundadores de a-ha, el noruego Morten Harket, con ojos parece que azules:

Y en cambio, hay europeos del sur, como italianos y españoles de piel aceitunada que son blancos del todo.
• Fomenta la división entre la raza blanca: Nórdicos contra el resto.
• Frena el nacionalismo blanco: Establece blancos de primera categoría, (los que se ajustan al tipo nórdico), y blancos de segunda categoría (los demás, los morenos). Al hacer creer que el nacionalismo blanco es sólo para gente de pelo y ojos claros, que son la minoría de la raza blanca, la mayoría de la raza blanca psicológicamente lo rechaza, al sentirse excluída y no valorada, con lo que el nacionalismo blanco queda relegado a una insignificante minoría incapaz de conseguir nada.
Hay negros racistas, japoneses racistas, judíos racistas, gitanos racistas, etc., así que probablemente el nordicismo surgió como una especie de racismo derivado del nacionalismo en los países nórdicos y germánicos, igual que el racismo de las demás razas es un atributo de su respectivo nacionalismo. Pero el nordicismo se ha extendido al resto del mundo porque el régimen lo fomenta para dividir a la raza blanca y para frenar al nacionalismo blanco, que propone la unión de todos los blancos, sin importar el país en donde vivan. Saben perfectamente que la mayoría de la gente no es rubia ni pelirroja, por lo que asociar orgullo racial blanco con rubio de ojos azules es una buena manera de que la inmensa mayoría de la gente no se sienta identificada, y permanezca fiel bajo la bota del Sistema y del multiculturalismo.


Nordicismo hispano.

Pero lo grotesco es que en ambientes hispanos, de una manera más o menos sutil, llevo tiempo observando a personajes de ese tipo contraproducentes. Voy a poner 2 ejemplos:

a) Tierra y Pueblo.

En el apartado “Principios” de la organización “Tierra y Pueblo” se afirma lo siguiente:
“La unidad de Europa deriva fundamentalmente de la identidad y herencia común de todos los pueblos y países que la componen, todos ellos herederos de los pueblos indoeuropeos que, desde su núcleo noreuropeo inicial se extendieron por todo nuestro continente”.
Eso es mentira. El núcleo inicial no estaba en el norte de Europa, sino en el sur, a no ser que salieran de debajo del hielo en la época glacial. No fueron los nórdicos rubitos los que colonizaron Europa, sino al revés:



b) Plataforma Adelante Cataluña (DN).

Hace unos pocos años, la Plataforma Adelante Cataluña de DN sacó este cartel para celebrar el 12 de octubre (pulsar para ver más grande):


En España hay gente de todas clases, rubia y morena, pero la mayoría es morena y de pelo castaño, no rubios, por lo que ese niño no representa a la mayoría de los españoles con ese pelo rubio. Pero es que encima, es una foto manipulada por ordenador, en la que, avergonzándose del color natural del pelo del niño (probablemente castaño como se ve en las cejas), le han dibujado un pelo rubio artificial y falso. Con esa foto, están contribuyendo a lo que he dicho antes, a generar la falsa impresión de que el orgullo racial no es para morenos, sino solamente para rubios, para una minoría, excluyendo a la mayoría morena de españoles. Es un cartel, por lo tanto, contraproducente, que debió producir rechazo en la gente. Luego les extrañará de que nadie les vota. ¿Tanto trabajo costaba dejar la foto real del niño, que es perfectamente blanco y español sin cambiarle el color del pelo? ¿Se puede ser más GILIPOLLAS?.■