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CONTRA EL SEXISMO: UNA VISIÓN NACIONAL REVOLUCIONARIA

Ser nacional revolucionario significa ser ni de izquierdas ni de derechas. Es seguir la tercera vía, una tercera vía que se rebela contra las dos fuerzas del capital: el liberalismo y el marxismo, aunadas en ese plan internacionalista que es el mundialismo. Para mí ser NR consiste también en defender tu nación desde una perspectiva combativa e inconformista, desde el orden natural y mirando hacia toda la comunidad que defiende, una comunidad con una identidad claramente diferenciada. Pero últimamente miro, no sin desagrado, cómo la línea nacional revolucionaria se adhiere a movimientos nada nacional revolucionarios que a buena gana nos encerrarían entre rejas o nos meterían una paliza; incluso observo cómo adopta algunos de sus principios, como el feminismo, ¡nadie sabe por qué!, vomitando innumerables barbaridades y falsedades demagógicamente.

El feminismo es el sexismo que hoy domina. No es la igualdad con los hombres lo que persigue, pues si así fuera protestarían contra todas esas ayudas que reciben los empresarios por contratar mujeres en lugar de machacarnos con el victimismo y con el que "antes las...", como si las mujeres de antes estuvieran esclavizadas por los hombres o no fueran libres, no tanto como los hombres, como si los hombres no amaran a las mujeres, disfrutando de tenerlas amarradas en la cama (a mi abuela le da miedo salir a día de hoy a la calle, y antes, me decía, caminaba a sus anchas, con total seguridad, sin miedo). Las mujeres son hoy un sector de la sociedad que beneficia al y se ve beneficiada por el capital. Aliarse con el feminismo no significa otra cosa entonces que aliarse con el sistema y servir al capital, no es otra cosa sino la instrumentalización de la mujer, la ideología que más que nunca ordena y somete a la mujer diciéndole constantemente contra quien debe rebelarse y lo que tiene que hacer: liberarse de toda obligación personal (familia) y librar su batalla contra el "opresor", el hombre. El feminismo le ha dicho a la mujer que las mujeres antes no eran libres porque no eran dueñas de su cuerpo, porque no trabajaban (¿cómo?), porque iban tapadas con prendas parecidas al burka (¡pero qué dicen!), etc. Pues óiganme, feministas, hay mujeres bien constituidas, no envenenadas, que libremente asumen su verdadero papel como madres y protectoras del hogar, como educadoras, depositarias y transmisoras de los auténticos valores que hacen de una sociedad un lugar sano y saludable. Y no, no son un mero vientre, no son simples paridoras. Ni el hombre es un simple polinizador, ni un monstruo que deba ser hoy reeducado por unas cuantas que se creen... ¿qué se creen?, unas cuantas que a la mínima te llaman machista o cualquier otra lindeza.

Hoy ser feminista es bueno, defender los derechos de las mujeres es bueno. ¿Por qué ese derecho no puede recaer también sobre los hombres? ¿Por qué los hombres no tienen derecho a defenderse? ¿Por qué los hombres no pueden ser machistas y defender sus derechos? Claro, ser machista significa tener una mentalidad supremacista respecto a la mujer y no perseguir la igualdad de derechos respecto a la mujer, mientras que el feminismo sería, según el diccionario, un "movimiento que exige para las mujeres iguales derechos que para los hombres". El diccionario dice muchas cosas. Pero feminismo es "tendencia hacia lo femenino", no es otra cosa que esa, lo mismo que racismo es "tendencia hacia la raza" y para nada odio racial. ¡Malditos estos tiempos de neolengua donde las ideas no pueden campar a sus anchas con un significado verdadero!

Y bien, "tendencia hacia lo femenino" no connota ninguna reivindicación de igualdad respecto hacia los hombres, sino una clara adhesión, escrupulosa y radical adhesión, hacia todo lo que tiene que ver con lo femenino. Por supuesto, me sumo a esas mujeres que defienden su propia identidad como tales, que defienden lo eterno femenino: mal hace aquella que quiere igualarse a los hombres. No obstante, esto en el terreno de la identidad sexual. En cuanto al terreno de los derechos éstos deben permanecer en igualdad para todos los hombres y mujeres de una misma comunidad, ya que no son menos uno respecto al otro y su peso es el mismo, aunque sus proyecciones distintas. Así que no hay que defender derechos para las mujeres, sino para la comunidad. Los derechos son para todos. Y si en el pasado ha habido abusos no es culpa de nuestra generación, no tenemos la generación actual que pagar ninguna deuda del pasado, porque eso sí que es una tara marxista, una tara a su vez adoptada del judeocristianismo, ese ansia de unos de querer hacer culpables a los presentes de un pasado que no vivieron, como si los presentes fueran herederos de las faltas del pasado cual pecado original. Y esos abusos no fueron sólo contra la mujer, sino contra toda la clase trabajadora, ni todo lo que le pasa o haya pasado a la mujer es culpa de los demás. Si somos nacional revolucionarios, ¡si somos revolucionarios!, es porque queremos ¡empezar! algo nuevo, construir y forjar nuestro propio destino sin ningún tipo de resentimientos. Nuestra revolución debería y deberá suponer una ruptura con todas las épocas: la rueda ha dado ya un giro y el nuevo giro debe empezar con el empuje de nuestra impetuosa fuerza en un camino ascendente.

Y ataquemos a la paridad, que no debe ser por una simple razón: un número igual de hombres y de mujeres es un freno para el ascenso de los mejores. A un puesto de trabajo deben acceder... una revolución la hacen... ¡la hacen los mejores, los más capacitados, al margen del sexo! Y que no vengan hablando de paridad las feministas, feministas que hacen una revolución para mujeres, y sólo para mujeres, a quienes se adhieren algunos hombrecillos.

Y yo digo que cualquier feminismo es malo, provenga de donde provenga, se tiña con lo que se tiña, diga quien lo diga. El feminismo significa ruptura, lo mismo que lucha de clases concurre a ruptura. ¡Contra el feminismo y el machismo unidad, contra el mundialismo soberanía nacional, contra la lucha de clases comunidad nacional! Seguir la senda del feminismo es adentrarse en la lógica marxista y de lo políticamente correcto, es generar una confrontación absurda, aumentar la desigualdad entre hombres y mujeres en favor de la mujer porque esa igualdad feminista se consigue... ¿cómo se consigue? Dando facilidades a la mujer en forma de ayudas al empresario en cuanto a inserción laboral, fomentando el aborto, descuidando la familia, magnificando la violencia de género, protagonizada en gran medida por inmigrantes, y dando una imagen de la mujer como no agresora potencial y si de pobre víctima (Enlace 1) (Enlace 2) (Enlace 3), etc. ¡Qué no os engañen! Aquí hay una clara voluntad de supremacismo femenino mediante una estrategia que ya conocemos de sobra y que utilizan multitud de colectivos. Asimismo, que decir sino afirmar que esa mentalidad de la mujer oprimida es algo moderno

En definitiva, el machismo es una lacra, cierto, pero el feminismo no es mejor. Un nacional revolucionario, de la misma forma que se desmarca de toda orientación desfasada por inexistente y ficticia de izquierda y derecha, lo mismo debe hacer con el sexismo, provenga de donde provenga, pues si no es así de nada se van a diferenciar los partidos nacional revolucionarios de otros pertenecientes a lo que podríamos llamar izquierda tradicional.

Mal orientadas están las mujeres si van adhiriéndose al feminismo, que será muy moderno, pero nada conveniente. Igualmente, decirles que son unas desagradecidas, cual inmigrantes a quienes todo se les da y encima se quejan. Los hombres han defendido el hogar incluso con la vida, han perecido en guerras por grandes ideales y por la familia, han hecho y siguen haciendo los trabajos más duros y arriesgados y os han protegido a vosotras, pandilla de gritonas, bolleras y ridículas mujeres (PRUEBA DE LO DICHO). Si de justicia histórica se trata...¡Los hombres del mundo reclamamos una muestra o gesto que repare tales daños hacia los hombres, que tanto han sufrido durante siglos al servicio de la protección de la mujer, de la familia y de la patria! Por supuesto, reconocemos el servicio de la mujer, como elemento protector del hogar y dadora de vida, habiendo sido la garantía, como sigue siéndolo, del futuro de nuestro pueblo, un futuro en juego por la irresponsabilidad tanto de hombres como de mujeres.

Así que un nacional revolucionario no debería tener en cuenta el sexo para defender unos derechos u otros, porque un nacional revolucionario debe defender los derechos para toda su comunidad. Porque es lo más justo, porque es lo verdaderamente revolucionario, porque en tal mentalidad sí que no hay discriminación, porque en dicha visión el sexismo brilla por su ausencia y porque en dicho ánimo si se respira UNIDAD.■


NOTA: Este texto es una respuesta a un artículo de título "En defensa del feminismo" publicado en TdE.