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LO REAL


Todo es real, todo lo que puede ser pensado, todo lo que es sensible, todo lo que se puede tocar y no tocar, nuestros sentimientos, las mentiras y las verdades... todo es real. En el mundo no hay lugar para lo irreal, todo lo que es es en cuanto que se manifiesta de una forma u otra. El mundo de las ideas existe, pero no como otro mundo, sino inmerso en ese único mundo real y absoluto como un algo pensado. ¿Qué es entonces lo irreal? Lo irreal es también lo real. Lo irreal es lo que no existe, es decir, lo que carece de "sensibilidad", pero a su vez se proyecta en forma de pensamientos, de ensoñaciones, etc. Todo lo que puede ser explicado o plantearse es de alguna forma.

Cuando la moral que se quiere implantar no se encuentra en la naturaleza se coge con las "manos" y se crea un sucedáneo, una moral manufacturada y racional. En el mundo real lo irreal surca invisible como el viento, pero como el viento, pega fuerte con sus azotes. Y corremos el riesgo de que se convierta en lo único real, en que sea la mentira, lo inexistente, lo "insensible", lo que domine cada acto, cada acontecimiento, cada hito de nuestras vidas. Si lo real y lo irreal son igual de reales, es decir, si ambos forman parte de lo Real, no sea descabellado pensar que existe una lucha inmemorial entre ambas fuerzas por ser hegemónicas dentro de un mismo mundo, del único mundo posible, como si hubiera una pugna eterna entre los que quieren mantener y defender lo ya establecido, es decir, el orden natural de las cosas (y estúpido sería aquí decir que se quiere "imponer" algo que ya es por sí mismo), y los que quieren establecer una realidad que sólo es viable mediante la imposición y el lavado de cerebro, es decir, el orden racional de las cosas.

Y no piensen que el orden natural no puede dar lugar a una moral, a un mundo espiritual y racional. Pero ese mundo espiritual surge de la tierra al igual que un manzano gracias al baño proporcionado por un cielo que siembra con agua y luz. El sustrato de esta moral es real, surge del mundo natural. Sin embargo, el orden racional de las cosas surge de algo tan sencillo como decir que aquello que no existe nos lo inventamos y que los manzanos nacen del aire. Este orden racional no surge de la tierra, es mera especulación. Mientras que el orden racional posibilitado por el orden natural surge de la tierra.

Esa moral que hoy impera lo único que pretende es lo mismo que con la silla, hacer el mundo un poco más cómodo. La moral que hoy nos domina no está hecha de las cosas de la vida, sino de divagaciones, de sueños, de metas imposibles e irrealizables. No está hecha para la laboriosidad y la paciencia de una vida natural y sacrificada, sino para monos sapientísimos con moral de esclavos. Esta moral que hoy totalitariza la vida de forma invencible quiere poner un velo a la propia vida en su crudeza. Quiere pasarnos por el fuego hasta que no quede dentro de nosotros ni una sola gota de sangre, quiere convertirnos en seres que no sienten ni padecen, en seres sin cuerpo que sólo sean pensamientos, como el aire, como los fantasmas.

Sin embargo, es inútil todo esfuerzo del utópico por deshacerse del mundo real, del único mundo posible. El polvo se puede tapar con una alfombra, pero el polvo sigue allí. El maquillaje puede ocultar el paso del tiempo, pero el paso del tiempo está ahí, inexorable, dorando cada piélago de nuestra piel.

Más de una vez he dicho que "el marxista cultural va en contra de la vida, pues no es un hombre de este mundo, de lo real, sino de otra parte, del mundo de las ideas". Básicamente no es que sea de otro mundo. Sé que todos habrán entendido lo que quería decir en aquel momento, pero me parece necesario aclararlo. El que es de otro mundo quiere alcanzar su mundo destruyendo el que ya existe. No quiere otro mundo en realidad, quiere el mismo mundo de ahora sustituyendo los pilares del mundo presente. Sólo de mentalidades así puede entenderse ese ánimo tan genocida del marxista. En el mundo que construye el moralista triunfante de la modernidad valdrá poco lo que veas, u oigas, o sientas. Lo irreal, que también es real, quiere imponerse y ser lo único Real. Preparaos para un mundo pensando, preparaos para un mundo que hecho de cosas que no existen tu cuerpo dejará de ser una pesada carga. "Pedazos de carne, pasad por la trituradora", nos dicen a lo lejos.■

EL RACISMO Y LA INTOLERANCIA DEL MARXISMO CULTURAL (2/2)

CONTRA EL RACISMO Y LA MORAL DE LOS PROGRES

Son tiempos difíciles,
pero paradójicamente divertidos.

Todo el mundo habla de razas excepto cuando no quiere que le llamen racista. Hay que mantenerse firme y hablar de razas, incluso cuando moleste. Es más, las razas existen siempre y cuando nadie defienda la suya (siendo blanco), porque entonces te salen con miles de artimañas argumentativas para escudarse o defenderse de lo que consideran un ataque racista verbal. Si un negro defiende su raza todo aquel que no ponga buena cara se verá envuelto en un auténtico ambiente de exclusión, pues negarle la identidad a ese negro sería un acto de racismo. Y es que a todas horas se habla de razas para diferenciar al negro, al chino, etc. (paradojas de la vida cotidiana), sin embargo al blanco le dicen que las razas no existen. Dicho todo esto hay que destacar que la psicología del marxista cultura es altamente contradictoria, refutándose ellos mismos, siendo muy complicado hacer una crítica global a este tipo de sacerdote que va del dogmatismo al relativismo, de un argumento a su contradicción, con suma facilidad.

En este nuevo mundo de lo cultural, "donde sólo existe lo cultural para hacer una valoración de la realidad, de la sociedad...", que nada tiene que ver con lo biológico -según los marxistas culturales- no sólo no tiene valor el sexo, sino tampoco la raza. Es decir, el marxista cultural, en su nuevo dualismo, lamenta que lo biológico sea una imposición, algo 'inmodificable', pero a la vez celebra que dicha realidad para nada afecte al ser social (algo muy cristiano, por otro lado, ¡ese odio al cuerpo!, a lo físico, a lo natural... ¡pero el marxista cultural a la vez te emputece... para joder el cuerpo!); por lo cual, y partiendo de que todos son iguales, se trate de mujeres y de hombres, de chinos, de negros, de indios o de blancos, el marxista cultural nos quiere convertir en seres sin biología o ajenos a ella donde el determinismo biológico no tenga sus efectos "en la teoría", y sólo en la teoría, pues la realidad se muestra exquisitamente evidente, afortunadamente evidente, totalmente irrefutable. Entonces, para los marxistas culturales, un negro y un blanco no son un negro y un blanco, sino dos "personas iguales", dos personas culturalmente diferentes (por imposición) que deberán evolucionar hacia la cultura global que constituirá el "Hombre Nuevo". Y la cosa no acaba ahí, son meras personas culturales con (pero sin) sexo, con (pero sin) raza, con (pero sin) nada, SÓLO CON ROLES OPCIONALES. Para estos el roll de madre puede hacerlo un hombre, así que ¿nos convencerán de que podemos hacer el rol de negro, es decir, ser étnicamente negros? ¿Convencerán a los negros de que podrán ser étnicamente blancos y componer obras como las de Mozart y menos hip hop? Por lo tanto, si la sexualidad es inmodificable pero la feminidad y la masculinidad son opcionales, imposiciones sociales, ¿nos convencerán de que la raza es inmodificable (siempre que no la nieguen de primeras) pero que la etnia es una imposición social que surge por unas diferenciaciones artificiales generadas por grupos de hombres y no por la biología? ¿Diferencias que surgen de la irracionalidad de un grupo de personas que no han sabido ver lo iguales que son a cualquier homínido?

La raza es un concepto biológico y como tal es desechable, no interesa, no importa... al ingeniero social; al corruptor moderno sólo le interesa cargarse lo biológico, pues este no debe jugar un papel en lo cultural ni en la propia vida. Debemos mantenernos firmes y reafirmar nuestra esencia natural, porque si no viviremos en un mundo fantasmagórico, hecho sólo de ideas, de razón "sin sentidos", con razón procesada con el cerebro y no sentida desde el mundo. El marxista cultural va en contra de la vida, pues no es un hombre de este mundo, de lo real, sino de otra parte, del mundo de las ideas.

Y ahora pasemos a analizar tres esquemas que explican todo esto.


El primero de los esquemas es el de "sexo y género", que ya conocemos por una publicación anterior en este blog:


Para el análisis de los siguientes esquemas he hecho una serie de cambios en el anterior para explicar dos posibles mentalidades que puede tener el marxista cultural, pues marxistas culturales hay de tantos tipos como matices pueden ellos mismos darle a sus ideas. Pero hablamos siempre de matices rocambolescos, con apariencia de verosimilitud, que surgen más de la fantasía de la razón, que de la propia realidad. El progre es el único capaz de sostener a la vez que todos somos iguales. que a la vez diferentes, que las razas no existen y que existe la raza humana, lo cual le convierte en una alimaña bastante compleja.

El esquema número dos establece la lógica menos paranoica del marxismo cultural, ya que relativiza la raza sin negar su evidencia. En este esquema el hombre es tratado como un ser social, como he repetido hasta el hartazgo, dándole al papel biológico una importancia insignificante, como si lo biológico no determinara ciertas actitudes, como si lo biológico no determinara la inteligencia, la fuerza, ¡la cultura!, etc., como si lo biológico simplemente diera lugar a variantes de fenotipo, siendo lo de dentro "lo mismo" (esto no lo dice el esquema pero se deduce ateniéndonos a la lógica del primero de los esquemas). Lo que importa es la persona, y la persona no es un concepto biológico, sino moral. El hombre es persona, puede serlo, pero ante todo es hombre (género HOMO), es decir, 'animal'. ¡Qué manía en aislar al hombre del reino animal!

Obviamente, lo biológico no determina la cultura de forma absoluta, pues el medio es un factor de influencia importante.

He de señalar que el tipo de marxista cultural especificado en el esquema número dos también puede aseverar, al no ser un negacionista de la raza, que la única raza existente es la humana, cambiando el lado izquierdo del esquema:

RAZA
ES BIOLÓGICO
SE TRANSMITE GENÉTICAMENTE
NO ESTABLECE NINGUNA DIFERENCIA REAL
ENTRE GRUPOS HUMANOS
NO ES EL ORIGEN DE LA DIFERENCIA
ES INMODIFICABLE

El esquema número tres es más delirante, y es a su vez el más extendido, pudiéndose resumir en una sentencia: las razas no existen. Bajo esta lógica el hombre no tiene una dimensión biológica, siendo el único ser sobre la tierra que no la tiene. Quien sostiene tamaña estupidez sólo basa sus conjeturas en un absoluto: el hombre es un ser determinado socialmente, es un ser moral. Para este un negro puede ser étnicamente un latino o un nórdico. 'Qué más da si lo que determinará tu etnia será si te adaptas o no a un tipo de determinación social', piensa este tipo de marxista cultural. La etnia es, de esta forma, y como lo son lo femenino y lo masculino, un rol social. Mañana podremos ser esquimales si queremos, o de los Bakongo. En el mundo globalizado todo será posible y cada uno no será lo que es, que es lo que debemos descubrir, sino lo que quiera ser. Y aquí podríamos derivar hacia el problema filosófico de la libertad... ese otro dogma marxista cultural cuando tal concepto es tratado con esa ideología que sólo lleva a una parte: al desarraigo.■


Vídeos sobre RACISMO LEGAL:
- Un racismo legal - Del silencio mediático a la manipulación periodística
- Racismo Anti Blanco Agresion por parte de 5 moros de mierda en un cercanias de Madrid

Enlaces:
- Artículos publicados en El Mundo de Daorino con etiqueta "Sobre las Razas"
- Artículos publicados en El Mundo de Daorino con etiqueta "Marxismo Cultural"

EL RACISMO Y LA INTOLERANCIA DEL MARXISMO CULTURAL (1/2)

CONTRA EL RACISMO Y LA MORAL DE LOS PROGRES

El progre es el único capaz de sostener a la vez que todos somos iguales, que a la vez diferentes, que las razas no existen y que las razas deben de mezclarse (mestizaje). Luego nos hablan de "raza humana", raza humana en lugar de especie humana, lo cual nos desvela en toda su miseria a este ser tan exento, tan ayuno, tan abstinente de cultura y, a la vez, tan sabelotodo y tan alimaña.

Si en el mundo hay racistas, son aquellos que quieren reducir todo a lo mismo. Si hay odio hacia lo diferente, existe precisamente en aquellos que quieren reducir todo a lo mismo. Si no les molestara la diversidad no se empeñarían tanto en la igualdad. Así que racistas e intolerantes, odiadores e inversores del orden natural, esos son los marxistas culturales, los nuevos sacerdotes, los nuevos oradores que levantan su voz en variopintos púlpitos con esa nueva moral de esclavos que caracteriza a nuestra modernidad. Hombres que son capaces de decir una cosa e inmediatamente después la contraria y salir airosos, hombres que a cada momento dicen una cosa distinta, aunque siempre dirigidas hacia un mismo fin. Alcemos el martillo alegremente, y peguemos fuerte, ¡Nietzsche no ha muerto!

Pero también hay algunos rapados, muchos 'fachas' y muchos casposos que no han superado la derecha y la izquierda, viviendo enfrascados en esquemas de división política del pasado, autoproclamándose herederos de la pestilencia derechista; hablamos de escoria que se llama identitaria sin saber lo que ello conlleva, siendo la justificación del progre para joder a todo un movimiento, un movimiento identitario de verdad, que quiere desprenderse del lastre que supone todo lo anterior. Esa escoria blanca se autoproclama racista, piensa con el odio, siendo tan imbéciles como los progres, pues ellos también quieren reducir todo a lo mismo, sólo que a su propia raza. Yo quiero diversidad, pues así mido mi propia superioridad. Lo débil, lo inferior, existe para engrandecernos. Por supuesto, mi diversidad no es la de todos juntos, sino la de cada uno en su sitio.

Al progre, en realidad, lo que le molesta de estos falsos identitarios y de los identitarios auténticos, no es que odien  (pues ellos también odian, aunque no lo sepan) o que no odien racialmente respectivamente, sino que no se odien a sí mismos, que no se sientan culpables por ser lo que son, o que no se den cuenta de que las razas no existen, que existe sólo la humana y por lo tanto no sean racistas contra los "inhumanos". Y así es, les molesta que no se hayan enterado de que las razas no existen, pues todo proviene "de las diferencias provocadas por las tensiones entre las diferentes etnias, restándole valor al componente biológico y real de la raza". Y entiéndase etnia como un concepto que para nada tiene que ver con su origen etimológico, sino, en este contexto, bajo los parámetros del marxista cultural, como algo que únicamente se ciñe a lo cultural.

Por supuesto, existe un racismo identitario, que yo defiendo, y que explico en este artículo:


En un sentido identitario, racismo adquiere su significado etimológico y real, alejado de toda emoción de odio. Ser racista en sentido identitario no es odiar, sino apreciar la diversidad, poner en 'valor' la raza, ese inmutable sello identitario.

No obstante, la paradoja está en que son los progres los abanderados del antirracismo. 


Esa canción va dirigida a y en contra de (tácitamente) los blancos, mezclándose la endofobia por parte de unos españolitos traidores y el odio de unos inmigrantes ascendidos a "personas que nos dan lecciones de moral". Pero no han condenado públicamente canciones como las que podréis ver más abajo, no han generado un revuelo espantoso, ni ocupado cientos de minutos en telediarios y programas televisivos. Estas canciones, al parecer, no incitan al odio, ni a la violencia, pues están echas por los "oprimidos". Existe pues un racismo legal, un racismo en sentido progre además, pues se basa en el odio, un odio que siempre niegan: el que existe de "otros" hacia los blancos.




Un negro puede azotarte, un chino puede mearse encima de ti, un ecuatoriano puede pegarte con un palo, todo el que viene de fuera puede joderte porque ellos son los superiores moralmente (eso se creen y a eso los han encumbrado). Eso no es racismo al parecer, pues se considera que el racismo es sólo una actitud del hombre blanco (las razas no existen, pero bien que diferencian al blanco de los demás). Cuando el que no es blanco actúa de forma racista no se le considera, entonces, racista, sino una VÍCTIMA. Se le disculpa, se le justifica, se dice que ha sido provocado por las diferencias sociales, porque vive en un ambiente de exclusión, etc. La culpa es siempre nuestra. Hoy debemos luchar contra el racismo legalizado contra nosotros los blancos, y también contra la endofobia de miles de traidores, a quienes deseo que prueben en toda su plenitud, contra la pared y con los pantalones bajados, toda su multiculturalidad. ¿Se dirán a sí mismos, contra la pared, mientras son sodomizados por un nigeriano de dos metros, que lo que les pasa es culpa suya y que lo que hace falta es más integración? Porque ellos siempre salen con eso, parece ser que la fórmula "más integración" es la panacea... la solución de todos los problemas, cuando no significa otra cosa que dejar entrar a más inmigrantes y convertir a los autóctonos en ciudadanos de segunda.■

LA TOLERANCIA

El laicismo militante se basa en la ética judeocristiana, y se contenta a menudo con plagiarla. (…)

(…) El pensamiento laico no es un pensamiento descristianizado, sino cristiano inmanente. Con un lenguaje racional, en el registro desfasado del término, la quintaesencia de la ética judeocristiana perdura. Dios sale del Cielo para bajar a la Tierra. No muere, no lo matan, lo consumen y lo introducen en el campo de la pura inmanencia. Jesús es el héroe de dos visiones del mundo: sólo se le pide que guarde la aureola y que evite los signos de ostentación… (...)

Michel ONFRAY, Tratato de Ateología


El acontecimiento:




Antes de nada, quiero recomendaros la lectura de una serie de artículos que abordan este tema:
La tolerancia es una actitud de la que todos presumen, pero también es algo de lo que la mayoría carece, como una gran mayoría de laicos. En estos días hemos visto cómo ha habido ciertos enfrentamientos verbales entre “laicos” y católicos, provocados por los primeros y consentidos por un estado ateo y generador de oposiciones, como buenos discípulos de marxistas, para distraer a la opinión pública, si es que aún la hay –si no distrae la opinión, al menos si la vista y la atención. Pongo laicos entre comillas porque dicha palabra quiere decir que una persona carece de “orden religiosa”, es decir, que es aconfesional y quiere una sociedad sin injerencia religiosa en la vida pública: y hoy la Iglesia no ejerce una injerencia real sobre la sociedad, sólo sobre sus fieles, los cuales tienen derecho a dejarse llevar por tal injerencia en su vida privada. Sin embargo, entre esa muchedumbre de invertidos (laicos, ateos, impostores, etc.) sólo veía a un montón de fervientes creyentes en su fe anticristiana, o cristianismo invertido, ¡había mucha orden religiosa!; lanzaban proclamas absurdas, malsonantes y alejadas del buen gusto, queriendo imponer su propia fe anticatólica, que bien se manifiesta contra cuatro viejas y algunos jóvenes con poca chicha. Estos mismos fervientes anticristianos se echarían atrás en una marcha contra el islam inmediatamente, la cual difícilmente se hará en un país donde se sostiene que dicha religión es la tolerancia y que el origen de todos nuestros males es el catolicismo y el cristianismo en general.

Pero no piensen que soy procatólico, que les voy a defender. Esta vez han sido ellos las víctimas de energúmenos, esta vez han sido ellos víctimas de sus propios hijos díscolos. El catolicismo, así como cualquier forma de cristianismo o de monoteísmo, no son precisamente tolerantes, no son precisamente un ejemplo de ello, ¿acaso tienen derecho a quejarse? Tienen derecho a defenderse, y también a callar. Son, por lo tanto, precisamente lo contrario: han perseguido, han aniquilado y han sometido durante más de dos mil años a los europeos y a otros no europeos con una moral de esclavos que te martiriza “piadosamente”, que te tortura psicológicamente, haciéndote sentir constantemente culpable, pecador y sórdidamente carnal, demonizando los placeres derivados del cuerpo, de la belleza, etc.

Pero si algo he de agradecer al catolicismo, la forma más apacible de cristianismo, es lo que con ella ha perdurado de paganismo, pero de paganismo politeísta y grecorromano. Es la forma en la que pudo subsistir una fe del desierto en nuestros campos europeos. El catolicismo es en cierto modo, paradójicamente, una fe que ha sucumbido a lo pecaminoso, a “la vista”, pues es una fe que te angustia por los deleites sensuales pero que a la vez te abruma con tanta belleza exuberante de catedral, de capilla, de objetos sagrados, incluso, dicen, con poderes... Es una contradicción de la fe católica. Sin embargo, los ateos y laicos se manifiestan como auténticos judeocristianos primitivos, es decir, odiando las imágenes, las banderas, los símbolos, como verdaderos iconoclastas, como verdaderos sacerdotes invertidos, sacerdotes de esta nueva modernidad, que de moderna no tiene nada, sino más bien de venida de lo protocristiano mediooriental, o de lo paleocristiano, es decir, de lo más soez, sólo que sin crucifijo. O siendo más irónico, estos laicos y ateos parecen protestantes invertidos encolerizados llenos de odio visceral contra el catolicismo.

Pero no piensen que generalizo, no es mi intención. Generalizar es un recurso del discurso. Toda generalización está sujeta a matizaciones, ¡siempre! Una generalización es siempre lícita cuando una cosa se da en la mayoría de individuos de un colectivo o en un porcentaje considerable. Y créanme, laicos y católicos conozco a mansalva, y la intolerancia se da en ambos. Eso sí, hay muchos que sí son tolerantes, en la medida en que muchos lo pueden ser, pues considero que todo no se puede tolerar y que ser plenamente tolerante es ser un estúpido como mucho, o un hipócrita como mínimo. Un laico de verdad no se habría preocupado tanto por la venida del papa, sin duda, y si se preocupara sería tan militante que protestaría diariamente por el asentamiento de mezquitas. Sin embargo, a mi parecer, un laico habría obviado la venida del papa y habría hecho su vida normal, sin sobresaltos. Por lo cual, he de decir que aquellos que se encararon con jóvenes católicos eran unos farsantes, unos farsantes que con una careta de laicismo excretaban su más mísero odio, cual puramente cristianos, si es que no son lo mismo o casi lo mismo. No obstante, si de algo ha de acusarse al catolicismo, es de excesiva tolerancia con su competencia monoteísta, especialmente con el islam, siendo el catolicismo una ventaja para que los de la media luna se asienten en nuestra tierra en lugar de un muro de contención y de resistencia.

Y bien, esos laicos y ateos han sufrido cargas policiales y los medios se han apresurado en mostrar dichas cargas, promoviendo la psicología del victimismo. En algunas pancartas se podía leer: SOMOS ATEOS, NO QUEREMOS HOSTIAS. Pues qué quiere que les diga, estos ateos, pergueñación siniestra del monoteísmo en general –del catolicismo en particular si hablamos de España-, si desean que les metan de hostias, pues desean ser reprimidos, desean ser mártires de su causa, pues su causa es también religiosa, aunque en un sentido difícil de entender para muchos. Lo diré claro: la negación de algo no es la negación de ese algo, sino su afirmación. Estos ateos y laicos, quienes se llaman laicos por ateos y ateos por laicos, siendo dos cosas distintas -que bien pueden conjugarse-, desean su propia victimización, desean ser vistos como pobrecitos, pues su moral es la misma moral de esclavos que la de sus paridores abrahámicos. Abraham, abuelo de los ateos y laicos.

Para concluir, quisiera reflexionar sobre la imposibilidad de una tolerancia total. No es posible. Quien diga que es tolerante miente. Lo puede ser hasta cierto punto, pero nadie personifica la tolerancia. Y créanme, la tolerancia, ya sea bajo su mayor expresión, como bajo su mínima expresión, es perniciosa. Lo es porque tan perjudicial es dejar hacer todo como dejar hacer nada. La tolerancia sólo es posible, y sólo hasta cierto punto, en sociedades homogéneas, en sociedades ajenas al mundialismo, al internacionalismo, a la bastardización... En un mundo que vive bajo lógicas hegelianas es totalmente imposible.■

LA VERDAD Y LO CREÍDO

A los guerreros de Europa


Poco valor tiene aquello que necesita ser creído, pues la verdad no necesita ser creída, es autosuficiente; sin embargo, lo creído necesita ser verdad, y he ahí la paradoja, creer en algo lleva consigo, implícitamente, la posibilidad no dicha ni confesada de que algo puede o no puede ser. Así que como el mundo se sostiene bajo las creencias, que es lo mismo que todo relativismo moral, o casi lo mismo, nada se asienta bajo la verdad o sobre las cosas o realidades que son, que no son inventadas, ni irreales, sino que son al margen de nuestra razón. Es que no hay necesidad de creer ni de dudar si queremos que sea la convicción y la seguridad la que nos mande, no hay que dudar de lo que se ve, de lo que se puede tocar o de lo que puedes sentir. El racionalismo nos pierde en una nebulosa de ideas. Es como andar o moverse en el aire. Quizá puedas volar, pero yo puedo sembrar en la tierra y alimentarme de buenos frutos, y no sólo del aire.

Las verdades construidas (con la razón) en base a creencias son los dogmas. La creencia, cercana a la fe por un lado, a la duda por otro... no tiene otro remedio que imponerse como certeza, o como realidad y en la realidad sin ser necesariamente real -pues lo que no es también es-, bajo la protección e imposición de la ley.

Antaño la Iglesia imponía sus dogmas, hoy lo hacen los gobiernos, lo hacen desde la ONU, o desde Washington, lo hacen con los derechos humanos... sí, nos imponen dogmas, nos imponen su ley, se creen que pueden estar por encima de lo que no necesita ser creído, de aquello que es por sí mismo.

Hoy tenemos una inquisición tan poderosa, que riámonos de aquella que tuvo la Iglesia. ¿Vamos a seguir aguantando? ¿Vamos a seguir soportando todo atropello? ¿Vamos a seguir aguantando a sus indignantes cachorros? No debemos, no podemos permitírnoslo. Llegará el día que debamos decidir si queremos perderlo todo o no en pos de una lucha que ni siquiera sabemos si podremos vencer. Pero es que es eso lo bello, es eso lo heroico y lo épico: es enfrentarse a un enemigo que te supera en millones lo que hace que uno sea elevado, firme y grandioso y que una lucha sea justa y equilibrada, pues qué injusto para hombres de virtud como nosotros enfrentarnos a una masa que no tiene nada más que ofrecer que el número con un mismo número de efectivos, sería como darle valor a cada migaja de la masa, cuando nosotros, hombres superiores, somos mejor que un millón de ellos todos a la vez. No importa perder, lo que importar es luchar. Nuestra gloria es morir en el campo de batalla; cuando un hombre siente esa llamada, sólo puede ser más fuerte: el miedo se convierte en respeto, el respeto en amor y el amor en sangre. Así que demostrémosles nuestro amor a nuestros enemigos, queremos su sangre, queremos ahogarnos entre sus exangües cuerpos. Porque no queremos que el odio nos martirice, ni sea motor de nuestra revolución. Firmes y erguidos, un tanto despreocupados y aniñados, así debemos enfrentarnos al mundo, ¡con toda nuestra alegría!■

EXPRESIÓN SENSIBLE DE LO INVISIBLE


Más allá de no agotarse en un naturalismo –tal como hoy sólo la ignorancia o la falsificación tendenciosa de algunos puede presentarla– más allá de conocimiento de los ideales de la superación viril y de la liberación absoluta, en la concepción pagana el mundo era un cuerpo viviente, compenetrado por fuerzas secretas, divinas y demónicas, por significados y por símbolos, de acuerdo al dicho de Olimpiodoro: era la “expresión sensible de lo invisible”. El hombre vivía en conexión orgánica y esencial con las fuerzas del mundo y del supramundo, de modo tal de poder decir, con la expresión hermética, que era “un todo en el todo, compuesto de todas las potencias”: no otro es el sentido que trasunta de la doctrina ario-aristocrática de âtmâ. Y esta concepción fue la base sobre la cual se desarrolló, como un todo en su manera perfecta, el corpus de las ciencias sagradas tradicionales.

El cristianismo infringió esta síntesis, creó un abismo trágico. Y así, por un lado el espíritu se convirtió en el “más allá”, lo irreal, lo subjetivo; de allí la raíz primera del abstractismo europeo; por otro, la naturaleza se convirtió en materia, exterioridad encerrada en sí misma, fenómeno enigmático. De allí la actitud que tenía que dar lugar a la ciencia profana. Y como el saber interior, directo, integral dado a la Sabiduría se le sustituyó el saber exterior, intelectual, discursivo-científico, profano, simultáneamente a la conexión orgánica y esencial del hombre con las fuerzas profundas de la naturaleza que constituía la base del rito tradicional, del poder del sacrificio y de la misma magia, se le sustituyó una relación extrínseca, indirecta, violenta: la relación propia de la técnica y de la máquina. He aquí pues en cuál manera la revolución judeo-cristiana contiene el germen de la misma mecanización de la vida.

Julius EVOLA, Imperialismo Pagano. Ediciones Heracles, año 2001. Págs. 102-103. Traducción del italiano y estudio preliminar a cargo de Marcos Ghio.■


Hay un impulso biológico que no es menos profundo por no ser espiritual; porque no es espiritual es por lo que es más profundo y por ello, sagrado, sagrado porque su violabilidad conlleva sacrilegio. ¿Qué valor puede tener una religión que se basa en oír y creer? La verdad no necesita ser creída, poco valor tiene aquello que necesita ser creído, que es cuestión de fe, que no tiene un lugar en el mundo, en el único mundo posible.

Crear un más allá, generar un abismo que separe a los hombres de lo sagrado y de la posibilidad de una experiencia vívida que supere lo perceptible por los sentidos, eso ha generado el judeocristianismo y otras formas de desacralizar el mundo; es mejor sentir la esencia de las cosas, vivir en un mundo vivo y no en un mundo donde lo sensible es mera materia, mera masa inerte sin posibilidad de transmitir nada, mera mecanización, en definitiva.

¿Existen los dioses? Si. Veo a Zeus a lo lejos en una lluvia con su trueno, a Poseidón en los mares calmos y crepitantes… ¡siento a Ares cuando la ira me embarulla y a Atenea equilibrándome para no generar un estrago que me perjudique! Siento a Eros ante la belleza irresistible de una mujer y en los impulsos que dicha belleza me genera por tan agradable impudicia; también siento a Hera, diosa de las mujeres y del matrimonio, cuando veo a una madre ofrecer su seno a aquello que es sangre de su sangre… Los dioses se manifiestan, nosotros les damos valor pues valor deben tener nuestras acciones, lo que hacemos. Que les hemos creado a nuestra semejanza… sin duda, ¡ellos no existen sin nosotros! Pero es que la única diferencia sustancial es que ellos son inmortales… ¡hemos creado dioses que nos sobrevivirán!

Los dioses surgen de la asunción de que hay un orden natural de las cosas, un orden no humano, no creado por nosotros. Es a partir de ese orden que con la razón hemos de generar un orden racional de las cosas. No es como siempre se ha hecho, generar un orden racional de las cosas que transforme la naturaleza: eso ha provocado toda una hecatombe de difícil explicación, una deriva perpetua. Nuestros dioses, nuestro Olimpo, nos ayudan a vertebrar ese orden natural, a generar un centro al hombre. Y esa es la misión de toda religión, fijar un punto, un centro, una brújula espiritual que pueda catapultarte a lo sagrado. Pero lo sagrado está en nuestro mundo, ¡ni en el más allá ni el más de ningún sitio!

Salir a la naturaleza es reconciliarse con los dioses. Un hombre reconciliado con los dioses es un hombre que tiene grandes posibilidades de ser humilde –pues reconoce sus limitaciones, PERO REALMENTE HUMILDE ESTÁ MAL DICHO, por lo que deduciréis– sin renunciar a su orgullo, es decir, en una contextualidad de amor propio. Para mí el orgullo es reconocerse en la justa medida, pues si orgullo es amor propio, ¡qué mal se quiere aquel que se sobrevalora o que se infravalora! Y ahora que surge el punto medio –inferido de justa medida–, decir que es algo totalmente subjetivo. En sí mismo no existe, es una medida racional de las cosas y como tal, de existir, sólo en nuestra cabeza. Así que amarse en su justa medida no es realmente el punto medio, sino verse objetivamente, verse de la forma más consciente posible, verse uno mismo tal como es, es decir, en toda su radicalidad.

Yo pienso, entonces, que los hechos se muestran de forma radical. Lo que es se ha manifestado como es. El punto medio, la comparación, etc. son medidas racionales, como he dicho, pero en realidad no ha habido punto medio, ni siquiera justa medida, pues el hecho o el fenómeno se ha manifestado en toda su plenitud. Las cosas son al margen de nuestra interpretación. Es la interpretación lo que hace que nos confundamos, lo que a veces nos hace ver lo que no existe. Es por ello lógico la necesidad de un mirarse a sí mismo, de un pararse, analizar y autocriticarse para no exagerarse o exagerar algo hacia arriba o hacia abajo.■

SOBRE AQUELLO QUE ES MÁS QUE EL AMOR

 «¡Mira, justo ahora se ha vuelto perfecto el mundo!» - así piensa toda mujer cuando
obedece desde la plenitud del amor.
Y la mujer tiene que obedecer y tiene que encontrar una profundidad para su superficie.
Superficie es el ánimo de la mujer, una móvil piel tempestuosa sobre aguas poco profundas.
Pero el ánimo del varón es profundo, su corriente ruge en cavernas subterráneas: la mujer presiente su fuerza, mas no la comprende.
Entonces me replicó la viejecilla: «Muchas gentilezas acaba de decir Zaratustra, y sobre
todo para quienes son bastante jóvenes para ellas.
¡Es extraño, Zaratustra conoce poco a las mujeres, y, sin embargo, tiene razón sobre
ellas! ¿Ocurre esto acaso porque para la mujer nada es imposible?
¡Y ahora toma, en agradecimiento, una pequeña verdad! ¡Yo soy bastante vieja para
ella!
Envuélvela bien y tápale la boca: de lo contrario grita a voz en cuello esta pequeña verdad»
«¡Dame, mujer, tu pequeña verdad!», dije yo. Y así habló la viejecilla:
«¿Vas con mujeres? ¡No olvides el látigo!»

Así habló Zaratustra, Friedrich Nietzsche

Hoy matrimonio es cualquier unidad para aquellos que no tienen un orden racional de las cosas y que tampoco obedecen el orden natural de las cosas, un orden no humano, un orden que procede de lo alto. Pero el matrimonio es la institución que da legitimación y vía libre al amor desorbitado que un hombre una mujer se tienen para dar de sí lo mejor para ellos mismos y para el mundo: descendencia. No es otra cosa que esa el matrimonio, unión entre un hombre y una mujer y nada más, órgano que da un centro a la mujer, un lugar común con su opuesto masculino para realizarse plenamente en su función femenina. No es la unión entre hombres, ni entre mujeres, es la conjunción de dos opuestos, el hombre y la mujer, que encuentran en el jardín del matrimonio un sentido pleno a lo que ellos son. Que el amor es el elemento que empuja volitivamente al matrimonio, por supuesto, pero como desarrollaré a continuación, es el amor una palabra que dice poco, que minusvalora a aquello que trasciende de lo propiamente físico y que realmente no es amor, sino algo más, algo indescifrable, oculto y dantescamente irracional.

En un mundo donde el amor carece de valor, donde la propia palabra amor llama amor a algo que mis sentidos perciben como inadmisible, he ahí que hemos de encontrar un significado nuevo al amor. El amor, palabra pequeña, demasiado poco para expresar una realidad que trasciende de los hombres -por incomprensible, por irracional-, algo que con palabras se empequeñece, esa sensación que supera al propio ego y lo funde con su contrario femenino o masculino creando algo superior de lo que ellos son por sí mismos. ¿Puede la palabra amor definir algo tan elevado, algo que no necesita motivo y que no obedece a nuestra voluntad? ¿Y es que no es eso indescifrable, sin nombre, en cuanto que no nos hace libres, que nos somete a su tiranía, por lo que la deseamos, pues a pesar de ello nos embarga de felicidad? ¿Acaso no es aquel que lucha por amor el que muestra una voluntad de sacrificio mayor? ¡Y en contra de su libertad! Es el amor el que nos enseña a obedecer, es el amor lo que nos dice que no es la libertad lo mejor.

La mujer, hecha para amar de verdad, para amar hasta lo indecible, es decir, para rendirse a las virtudes del varón - varón que es superior a la mujer en los dones propios del varón, lo mismo que la mujer es superior al hombre en los dones que le son propios a la mujer-, sabiduría impuesta por los sabios dioses -hoy desobedecida y corrompida-, que se manifiesta desde siempre en nuestra naturaleza... la mujer, descarriada, ansiosa por parecerse al hombre, hace que peligre el amor, ese amor superior, ese amor de verdad, ese amor que la mujer debe sembrar en el siempre belicoso varón -y si no no es varón- para equilibrarlo; un hombre que debe amar y saber amar en cuanto lo aprende de la sabia y peligrosa mujer, ¿pero dónde están esas sabias y peligrosas mujeres, esas mujeres capaces de derribar todas las resistencias que ofrece todo hombre bien constituido ante sus seducciones, esas mujeres que se hacían respetar de verdad? ¡Dónde!, ¡dónde están esas mujeres! ¡Sólo veo concubinas de mancebía, liberadas de tres al cuarto y victimistas! El eco me replica, ¡es desesperante! Los pocos guerreros de hoy anhelamos a las mujeres que amaban a los hombres, que se rendían ante su fuerza y curaban sus heridas, anhelamos las virtudes femeninas, anhelamos el consuelo que sólo ellas saben dar, anhelamos ese campo sembrado de placer donde los hombres, al llegar a casa, podían refrescarse, hacer suyo, conquistar, dejarse llevar por los goces que únicamente ellas sabían darnos en ese noble arte -hoy olvidado, o casi olvidado- de amar de verdad, de amar sin límites; donde la mujer obedece y se rinde a él; placeres sagrados que no son necesariamente vicio, sino expresión volitiva del amor si este se conforma con la mente centrada en la unidad que deben conformar un hombre y una mujer, cada uno en su sitio, cada uno en su lugar, pero ambos conducidos por su función, obedeciendo siempre el orden natural de las cosas, una ley no humana, una ley que procede de lo alto y que unió el destino del hombre y de la mujer para ser ellos algo más, para dar el gran fruto, la hermosa obra: el hijo -expresión humana que debe surgir desde el amor que sólo la mujer puede ofrecer. ¡Y es que de la mujer quiero una amante y una madre para mis hijos, también una guía y una educadora, pues tales son sus dones, entre otros muchos! ¡Yo a ella le ofreceré los míos!

Ver a una mujer estremecida por todo aquello que sólo puede ofrecer el varón, verla arder de placer ante el gran goce que le supone sentir la poderosísima fuerza masculina, que hace de ella su capricho, su tesoro, todo aquello por lo que merece morir y vivir al mismo tiempo, todo aquello que ha de amarse como lo más sagrado, pues la mujer no es sólo una mujer, es la fuente de la vida, es el flujo del que manarán nuestros hijos, futuros guerreros defensores... ¡reconquistadores del orden natural, del orden de lo eterno! Las mujeres, desorientadas, se han dejado arrastrar por el emputecimiento de la modernidad; el hombre no ha ido con mejor rumbo. Ella elige y se cree libre, piensa que poseer los dones que son propios del varón le dará mayor soberanía; lo mismo que el hombre, afeminándose, piensa que tendrá más éxito entre las mujeres, que su pacifismo le hará más superior moralmente... ¡mentira! La responsabilidad no es de unas ni de otros, sino de ambos. Y no hay nada más puro ni más hermoso que un hombre blandiendo la espada, un hombre siendo guardián de su familia, protector indomable y aguerrido, conquistador de la siempre traviesa mujer, que se desvía fácilmente. Ni hay nada más bello que observar a una mujer ofreciendo su generoso pecho a su hijo, ni nada más bello, en definitiva, que ver a la mujer entregada a eso de lo que más sabe, en su plenitud, es decir, mostrando ese amor tan elevado que toda palabra empequeñece y ante lo que todo guerrero no tiene más remedio que rendirse, ¡pues gloriosa es esta derrota! Quizá el hombre debe aprender a amar de la mujer, pero la mujer necesita del hombre para encontrar el amor, algo que aquí llamaremos amor, pero que no son amores de escaparate, sino algo tan elevado y a la vez tan profundo, que atraviesa y supera cualquier lenguaje.■

Artículo recomendado:

EGOCENTRISMO, MESIANISMO E IDEOLOGÍA

FUENTE ORIGINAL, AQUÍ

Caricatura de Mahoma realizada por Kurt Westergaard


Debate organizado por Foro Identidad y celebrado el 12 de febrero de 2011

TEMA DE DEBATE: EGOCENTRISMO, MESIANISMO E IDEOLOGÍA

HORA DE COMIENZO Y FINALIZACIÓN: 11:10 -13:15

ASISTENTES: DAORINO, DE LORENZO, TRIV, PABLO DE LA LINEA, JRAM, JCAB, JDIA, PRIET, DEL VALLE, MAGO MARQUEZ, GUAY

COMPILADOR: DAORINO


Si bien el debate tiene un título, no es éste siempre el que domina el debate. Y es que si en algo se caracterizan los debates de Foro Identidad es en la facilidad de los contertulios en derivar a asuntos que no se ciñen al tema a tratar. No ha sido menos esta vez.

El debate dio comienzo con la lectura de un texto de Daorino:
EGOCENTRISMO, MESIANISMO E IDEOLOGÍA
Por DAORINO

A muchos le sonaba cacofónico el título que da nombre al debate de hoy. Se impuso por mi empecinamiento. Bien han dicho que ha sido producto de mi capricho… y hasta cierto punto es verdad. Pero he aquí que voy a explicar todo, no para desmentir lo anterior, sino para dejar claro que mi capricho, mi empecinamiento, tienen una razón de ser, una lógica.

No podemos soslayar la relación existente entre egocentrismo e ideología. Pero tales conceptos se enriquecen si intercalamos entre ambos el concepto mesianismo. Es tal la relación con los otros dos conceptos que, bajo mi punto de vista, el no incluirlo sería una irresponsabilidad. El concepto mesianismo, que es el que causó tanta mueca de desdén, es el concepto clave del debate de hoy, o debe serlo, y quien no lo vea pues que escuche, pues dicho concepto es el que articula los otros dos, es el nexo, la definición de la mentalidad de muchos líderes habidos en la historia, como Stalin, por ejemplo.

El egocéntrico es una persona, que al contrario que el orgulloso, depende de los demás. El egocéntrico se nutre de los elogios y de las lisonjas de otros. No es dueño de sí, no es un ser seguro. El orgulloso, por otro lado, es una persona segura de sí misma, no necesita de los demás. El primero necesita el amor de los demás porque no sabe amarse a sí mismo, el segundo se ama a sí mismo. El primero es inseguro, se derrumba en cuanto las lisonjas se vuelven improperios. El segundo bien se mantiene impasible ante la lisonja o ante la injuria, porque al final lo que le importa es lo bien que él esté consigo mismo. El primero es lo contrario a lo soberano, lo segundo no es sólo un hombre soberano, sino también un hombre sano.

Pero bien, aquí no vamos a hablar del orgullo, o quizá sí, quién sabe. Vamos a hablar del egocéntrico, del que necesita de los demás. El egocéntrico es por necesidad una persona débil, como bien se ha dicho. Vilipendiará la fuerza y la belleza porque este ser lo que cultiva es el discurso. Halagará a otros para que le lisonjeen y le sigan, se ganará el favor de los demás con mil artimañas para que le sirvan o le adulen. El egocéntrico, para mantener todo esto desarrollará su inteligencia, transformará los conceptos, siempre irá a las presas débiles e inseguras, más débiles e inseguras que el propio egocéntrico.

Todo esto deriva al mesías, al mesianismo. El mesías es el superlativo del egocéntrico. Necesita estar rodeado de aduladores, de seguidores, necesita que montones de personas le escuchen y caigan cautivadas ante su voz y sus pies. El mesías tiene una cualidad, es una persona de voz. No cautiva con la belleza, ni con la fuerza, ni con acciones heroicas, sino con la palabra, con palabras que siempre se traducen en dos conceptos: la promesa y la esperanza. El mesías, persona come-cerebros, encantador de serpientes y pastor de rebaño, atrae a muchos porque necesita del amor de los demás. Todo el que no le ame es malvado. Y quien es mesías puede denominarse el egocéntrico triunfador. Triunfador porque no le siguen porque deban seguirle, sino porque ha convencido a muchos de que le sigan, porque se ha ganado con esmero un montón de voluntades para que le veneren. ¡El mesías es un líder para rendidos!

Y bien, el mesías, persona de voz, siempre está a un paso de crear una doctrina o de conformar una ideología, y si no de crearla, al menos de apoderarse de una base ideológica para conseguir sus fines. La derivada es sencilla, está en el título. Y claro, no podemos soslayar que en cierto modo el egocéntrico es también un orgulloso, pero un orgullo que no se basta a sí mismo. El amor propio es el que recibe de los demás. Es el amor que recibe de los demás el producto de su orgullo, no es él mismo producto de su propio amor.

Y claro, muchos me dirán que una persona orgullosa puede tener sus seguidores. Muy cierto. Pero de sus seguidores no querrá nada que no sea el valor de sus acciones. El orgulloso es más una persona de acción, en lugar de voz. Se ama a sí mismo más que nadie y si alguien le sigue no es porque el orgulloso lo pida, sino o bien porque el otro es su igual o un inferior, una persona débil de voluntad fracasada, una voluntad que necesita de un pastoreo. Si algo querrá un orgulloso es que todos sean orgullosos consigo mismos, es decir, que se valoren, que se quieran, que se quieran superar, que sean de acción, que sean personas que se demuestren cada día que pueden ser mejores.

En definitiva, si bien un mesías pedirá que le sigan, el orgulloso, hombre de voluntad, pedirá un compromiso, pero un compromiso por ellos mismos: es así como se forja un líder de verdad y se alcanzan las grandes gestas heroicas, no sacrificios de pena y dolor abnegado, que tanto daño han hecho a nuestra gran Europa, hundida en una moral de esclavos gracias a los egocéntricos y a los mesías.

Y esto es todo.
El texto, polémico, no dejó indiferente a nadie y fueron varias las reacciones. “Los nuevos mesías”, dice JRam, “son prefabricados”. Por otro lado, Juan Dianes afirma que “no hay que soslayar los fenómenos sociológicos y históricos que propician el auge de estas figuras”. Sin embargo, Del Valle, más duro, no se cortó al decir que en un mundo moderno no necesitamos líderes, que internet ha hecho posible ello (dicha idea se desarrollará posteriormente). El mismo contertulio califica el texto de Daorino como antiguo, como desfasado, como “arenga de sacerdote ateo republicano”. De Lorenzo reacciona diciéndole que su actitud es consecuencia de la mentalidad soft dominante hoy en día, es decir, de la inanición política. Defendiendo a Daorino, De Lorenzo es claro con Del Valle: “Tu sorpresa hacia un discurso clásico, de gran dureza y fuerza, es consecuencia del ambiente que respiramos en lo supuestamente político en este país, una política de figurantes que trabaja con discursos blandos. Los políticos no deciden, se ha generado un tipo de político que forma parte de un teatro y he aquí que te molesta un discurso que sí dice algo y no es neutro”.

Y se suceden las reacciones. Triv comenta que el texto de Daorino define al sujeto traumatizado. Posteriormente se expresa de la siguiente forma: “el individuo está diluido en un mundo de márquetin… En un mundo como el actual nunca hemos estado tan faltos de individualismo, no existe la individualidad, paradójicamente. No existen personalidades relevantes. Todo está homogeneizado. La sociedad en general está traumatizada porque ésta no necesita ideas, ni necesita pensar. ¿Quién hay en Europa que esté pensando? La sociedad está diluida en los placeres efímeros, la gente ha renunciado a tener ideas, a pensar. PUEDE SUCEDER TODO MENOS NADA BUENO. El hombre hoy no tiene valor, no tiene esa personalidad que requiere un hombre de verdad, no existe el hombre con principios. No hay individuos que destaquen. Existe una gran incertidumbre para el futuro”.

JDia también comenta el texto de Daorino, del que dice que “se definen dos tipos de mesianismo o de liderazgo, de orgulloso y de egocéntrico; se habla de una persona que consigue los objetivos de forma natural (líder por naturaleza) y de otro que consigue las cosas de forma artificial (líder mediante artimañas)”. Seguidamente hace referencia a la influencia de las tecnologías como internet, que pueden conseguir ciertas reivindicaciones y mayor cotas de movilización social. No obstante, reflexionando sobre lo enunciado por Triv, señala que con su proposición de un sujeto diluido tiene parte de razón “porque la capacidad de síntesis que tiene que tener una persona para discernir debe ser muy notable, y la gente ha perdido esa capacidad. Pero no estoy convencido de que las grandes individualidades hayan arrastrado a muchos seguidores tal como pensamos. Un Heidegger no arrastró tanto como se piensa, por ejemplo. Hoy puede haber individualidades encubiertas que dentro de unos años salgan a la luz”, concluye.

Del Valle afirma que la tecnología posibilita la acción. “La tecnología no soluciona el problema, pero en Egipto, por ejemplo, internet –con las redes sociales– ha posibilitado que surja la chispa. Si vamos hacia una sociedad plural es normal que los líderes fuertes desaparezcan”, sostiene Del Valle, que a continuación celebra “que la tecnología favorezca la buena anarquía, la libertad de que cada uno pueda ser lo que quiera” (sic). Ante este comentario De Lorenzo se extiende de esta forma: “sostener que las redes sociales van a ser el medio de revoluciones es poco serio. Parece que muchos se creen que nos podemos ahorrar el episodio revolucionario. Cuando en España se bajó el sueldo a los funcionarios el 5% se mandaron emails y hubo movilizaciones, pero no se consiguió nada; los únicos que consiguieron algo fueron los del metro de Madrid con una movilización que se calificó de salvaje por parte de los medios. De esa forma consiguieron que sólo les bajaran el sueldo un 1%. Ni red social ni nada, el trabajo revolucionario no se va a ahorrar por mucha tecnología que haya”.

Siguiendo el mismo hilo de De Lorenzo, JRam expone: “desde que apareció como fenómeno esto de internet siempre se ha hablado de la libertad que impone. Y a mí me ha parecido desde el principio… cuanto menos un dato ficticio. Hoy no llegan al 60% las personas conectadas a internet en España, e imagino que en Egipto serán menos. La revolución o lo que sea en Egipto o demás no tiene nada que ver con internet. En internet nos llegan con poco rigor las noticias, así como en las noticias televisadas. Es todo propaganda y teatro mezclado con sensacionalismo. Las revoluciones surgen por cosas reales, no gracias a internet o facilitadas por internet. En Túnez fue porque subieron a golpe y porrazo el precio de los productos básicos. Hay falta de rigor en las informaciones, no nos comunican realmente lo que está pasando, aunque podamos intuirlo entre líneas”. Triv prosigue redundando al respecto: “la tecnología está en manos de los grandes poderes. La tecnología no es trampolín para reincorporar a la sociedad en el devenir histórico. La masa es inoperante”.

Consecutivamente se habla de que los hermanos musulmanes de Egipto pueden estar detrás de lo que sucede en aquel país. Se dice que éstos no están deacuerdo con el turismo en Egipto a la vez que éstos son acusados de que no quieren potenciar el turismo como industria para el crecimiento económico. Es así cuando JRam vuelve a tomar la palabra: “si existen o no líderes no lo sabemos, no han querido presentárnoslos. El turismo no es desarrollo de nada. Si un país quiere desarrollar su economía en el turismo podemos decir que es pan para hoy y hambre para mañana. Estos países no tienen futuro. Un ejemplo de ello es Grecia y otro es España, que ya veremos en el futuro. El turismo no es desarrollo, en definitiva”.

Después de toda la retahíla anterior hace acto de presencia la voz de JCab, que se expresa de la siguiente forma: “hablando del mesianismo… además de prefabricado, es una imposición, fundado en el miedo y en los mártires. Jesucristo dijo que si te pegan una torta debes poner la otra mejilla. Pero luego vino la inquisición, de la misma ideología. Las revoluciones las crea EE.UU. Todavía le tengo miedo a Stalin. La democracia es otra imposición, por ahora yo sólo conozco dictaduras”. Dicha intervención escuece un poco, sobre todo por la ambigüedad de la exposición. La afirmación de que Jesucristo e Inquisición siguen la misma ideología generó alguna que otra mueca de desacuerdo, pero nadie quiso, supongo que para no derivar a materias que no tienen nada que ver con el debate, responder. Sin embargo, a continuación tomó la palabra JDia y en cierto modo responde a esa idea que vomitó JCab: “mi experiencia dice que lo fundamental es lo humano. Si no hubiera un descontento profundísimo en Egipto por la economía, los alimentos… no habría sucedido nada, haya redes sociales o no. Lo fundamental es lo humano, repito. El líder hay que verlo como un fenómeno sociopolítico producido por un caldo de cultivo concreto. Un líder debe tener un carisma, una capacidad de arrastre… No es un fenómeno que deba verse desde un polo. Una cosa son los líderes, avatares, religiosos carismáticos… y otra los seguidores que se aprovechan del legado y crean de ello su modo de vida, tergiversando todo para el poder, para la política y la buena vida”. Posteriormente afirma: “el poder en la sombra, la conspiración… los políticos que vemos reciben las tortas pero los líderes de verdad están en la retaguardia”.

Del Valle lee un pequeño texto, una reflexión que he podido transcribir tal cual se leyó: “los líderes, los mesías y los ideólogos están en decadencia. Lo que se pretende es el bien general, y esto sólo se consigue descabezando las revoluciones. Las redes sociales posibilitan las revoluciones descabezadas que permiten el bien común. El pesimismo político sólo genera vencidos a priori. Si no se da la inocencia revolucionaria lo que queda es el liderazgo mesiánico”. Seguidamente, Triv expone: “nunca ha habido una revolución que haya germinado de los más menesterosos. La revolución siempre ha emergido de la burguesía, media o alta. Las masas nunca han participado, y si lo han hecho ha sido sólo como carne de cañón. Es de lamentar mucho la domesticación de la racionalidad. Eso es aberrante. La razón está humillada”. Y ahora De Lorenzo toma la palabra: “hace unos años una luminaria de la antigüedad, Celso dijo: «hay una nueva raza de hombres, nacidos ayer, sin patria ni tradiciones…, coligados contra todas las instituciones…, perseguidos por la justicia… y que se glorían de la común execración». El mesianismo estaba ausente en el imperio romano. Pero se instaló. Los fenómenos mesiánicos son continuos. Ahora con internet han llegado una serie de gurús que dicen que Internet va a cambiar todo, una era propulsada por la tecnología que va a solucionar todos nuestros problemas. Esto surge a menudo”.

A continuación toma la palabra GuAy, quien habla de la ingenuidad democrática europea: “en España que se construyan tantas mezquitas como iglesias en los países de procedencia de los musulmanes”, dice. “En esos países se decomisan biblias para uso personal pero en Europa pulula el dinero saudí para construir mezquitas. Estamos viviendo en un mundo idílico que Occidente se ha construido para sí mismo y que es una gran mentira”. A esta intervención sigue la de JRam: “Occidente tiene ese egocentrismo tan brutal e irracional.... Occidente sostiene y tolera al saudí pero no a Venezuela y al gorila rojo. Hipocresía democrática, se toleran a unos sinvergüenzas y no a otros”. Vuelve a tomar la palabra GuAy: “los musulmanes de España son más fanáticos que los de Marruecos porque en Marruecos están controlados por sus líderes y aquí por el dinero Saudí”.

A continuación JDia Habla del egocentrismo de los europeos, incidiendo en la idea expuesta anteriormente por JRam. Manifiesta que se piensa que las potencias no occidentales no son responsables ni conscientes de sus acciones. “No es así”, nos dice JDia, a lo que De Lorenzo añade: “Por otro lado, me parece racista todo aquello que quita intencionalidad y responsabilidad a todos aquellos que no sean USA o Europa y el resto de occidente. Considerar que todo el mundo depende de occidente es racismo progre, los asiáticos y demás son inteligentes y tienen sus objetivos, no seamos incautos. No se puede situar en minoría de edad a todo lo que no sea occidente”. Y de nuevo JDia, quien añade: “el mesianismo musulmán en la imagen de Mahoma está muy fuerte, muy presente, no como el de Jesucristo. El fanatismo musulmán es el más fuerte sobre la tierra”, sentencia. De Valle dice al respecto que la última gran ideología mesiánica que ha surgido en la historia moderna es el islam y que ésta requiere una respuesta o tendrá vía libre para convertirse en la nueva ideología global.

A continuación Triv hace un discurso para cansados, reivindicando el pacifismo y el humanismo, además de lanzar una arenga contra el derecho de portar armas. Sostiene que las armas no hacen nada, que únicamente las palabras tienen la fuerza. Daorino, un tanto harto de estos desmanes sesentaiochoescos, se expresa de esta forma: “¡bah!, un principio de mesianismo es el que tenemos aquí, eres una persona de voz. El día que una palabra pueda parar una bala estaré deacuerdo contigo. Cuando el moro te venga con el machete a ver si puedes pararle con palabras”. De Lorenzo también siente la necesidad de responde a Triv: “la palabra es un arma, no caigamos en la candidez. Y no necesariamente un arma buena. Pero no seamos ingenuos, a veces es mejor llevar armas, la palabra no puede hacer todo. Parece que únicamente pueden llevar armas los criminales”. Y Triv sigue en sus trece: “Que el hombre sea malo es un fracaso del hombre. Llevar un arma es lo contrario de la palabra y de la cultura”. A lo que De Lorenzo reacciona: “este espíritu hippie que se ha apoderado del debate… (carcajadas por parte de los asistentes) Asociar la cultura con la ausencia de armas me parece estúpido. Para mantener una cultura son necesarias las armas y la palabra. Yo quiero ver a cualquiera de estos hombres pacíficos –De Lorenzo señaló a varios contertulios- después de nueve días de inanición, a ver si hay cultura o no y no se convierte todo en supervivencia. No vivimos en el mundo de Bambi. Las armas son condiciones para mantener una cultura. Grecia era una sociedad belicosa, asediada de enemigos por todos los lados, y sin embargo era una sociedad culta y elevada, donde se dio el pensamiento y de lo mejor de Europa”.■

COMENTARIOS CÉLEBRES:

TRIV: ¿Quién hay en Europa que esté pensando?

JCAB: Todavía le tengo miedo a Stalin.

TRIV: Es de lamentar mucho la domesticación de la racionalidad.

DAORINO: El día que una palabra pueda parar una bala estaré deacuerdo contigo. Cuando el moro te venga con el machete a ver si puedes pararle con palabras.

DE LORENZO: Las armas son condiciones para mantener una cultura.

DISIDENCIA Y MANIPULACIÓN DE MASAS


No seamos ingenuos, basta de quejarse y de lloriquear, basta de tanta compasión y de tanto confraternizar con quien no lo merece, basta de integrar a lo inintegrable, basta de corromper y de destruir la UNIDAD; porque ahora hay que luchar para hacerse con el poder, y que tiemblen los memócrtas, los banqueros, los liberticidas y los hombres de la neutralidad política de todo tipo, que tiemblen los oenegetas, los extraños y los débiles, porque la bestia rubia despertará en pos de la libertad de los pueblos, de la libertad de individualidades que harán grande la propia identidad colectiva, ¡nuevos tiempos para la raza y la grandeza se avecinan!, aunque tal vez en otro ciclo. Es entonces el poder, no otra cosa, lo que queremos; pero importa el medio, pues para tal fin hay que llegar intachable, no mancillado: no hay que pagar cualquier precio, sino el precio justo. Será un precio elevado, en todo caso. Pero nosotros no somos hombres prácticos, no somos hombres de la bolsa, no nos interesan las fluctuaciones, nos interesa el PUEBLO y nuestros VALORES. No queremos a la democracia, no a esta democracia ficticia, hecha de sufragios, democracia que no significa el poder del y en el pueblo, sino la entrega del pueblo de su propio poder a unos hombres o grupos de hombres que sólo miran por sus intereses o por los propios del partido. Nosotros no necesitamos partidos, nosotros no necesitamos ser políticos (profesionales), nosotros somos guerreros, nosotros somos un movimiento, una espada de luz que se yergue hasta al centro mismo del sol negro, donde todo tiene un orden; nosotros, el pueblo, el poco pueblo que queda, somos el enlace que queda entre el centro y la tierra, somos un rayo, un rayo de voluntad y fuerza, imagen aún viva de nuestros dioses olímpicos.

Lo que en realidad nos molesta a muchos disidentes no es que la masa –pues no llega a sociedad– viva manipulada, sino que no esté manipulada por nosotros. Esta realidad no surge con un ánimo real de querer manipular, no con un ánimo real de no querer que la masa se convierta en una sociedad libre con conciencia plena de sí y para sí, sino ante la asunción realista de que NO TODOS los seres humanos poseen la suficiencia para pensar por sí mismos; surge, igualmente, ante la asimilación de que el hombre ha renunciado a su soberanía Y DE QUE NO TODO HOMBRE ES DE NUESTRO PUEBLO, AUNQUE SEA BLANCO Y NACIDO COMO CONSECUENCIA DE GENERACIONES EN NUESTRA PATRIA. Es así que los pocos hombres libres que existen quieren tomar el control de la manipulación de masas, hoy en manos del NOM –un monstruo sin identidad definida, sin localización concreta, disperso y diverso, multicéfalo y ubicuo que es- Y DE CIENTOS DE TRAIDORES; así que no es real intención de manipulación, sino paradójicamente una manipulación hacia la consciencia, para que los hombres sean más soberanos y respondan a su propia voluntad, defendiendo sólo aquello que les hace ser ellos mismos: la familia, el pueblo, la nación, la raza… ¡para que no respondan a los intereses funestos de unas mentes que nadie sabe cómo se llaman, que nadie sabe dónde están y que bajo el anonimato cobarde es evidente que se manifiestan diariamente decantando los asuntos a su propio capricho! No se le escapa nada, es un poder mundial, un poder totalizador. Hay que hacer surgir del individuo su pueblo, su raíz, hay que hacer de tanto desarraigado que vuelva a echar raíces y podar y segar las malas hierbas.

La resistencia es dolorosa –una resistencia dividida, más preocupada en resistirse los unos a los otros a resistir contra el enemigo mortal de todas las identidades habidas sobre la tierra-; asimismo, las satisfacciones son nimias y escasas, pero aún pensando que la libertad es una contradicción en sí misma –pues a sí misma se imposibilita– siempre es mejor morir y sucumbir como un hombre paradójicamente libre que como un hombre aparentemente libre, es decir, no libre, inconsciente.■

¡VOLUNTAD, DETERMINACIÓN, LUCHA!

LA ESPERANZA CONTRA LA VOLUNTAD O LA VICTORIA DEL IMPERIO DE LA CEGUERA

Contra los hijos de Abrahám

«Los débiles y malogrados deben perecer: artículo primero de nuestro amor a los hombres. Y además se debe ayudarlos a perecer.
¿Qué es más dañoso que cualquier vicio? -La compasión activa con todos los malogrados y débiles - el cristianismo...».
Friedrich NIETZSCHE, El Anticristo

JULIANO EL APÓSTATA

La esperanza supone la rendición de la voluntad, supone poner un límite, asumir la derrota de uno mismo. Cuando la esperanza hace su aparición el hombre pierde toda su dignidad para sumirse en una sensación que podría resumirse así: “a partir de ahora alguien tendrá que hacer las cosas por mí, o eso espero, pues yo soy incapaz”. Esperar, eso es la esperanza; no es otra cosa que soñar con la llegada de lo imposible, con la llegada de aquello que solucionará todos nuestros problemas: si no llega se le atribuirán como propios supuestos milagros o manifestaciones a eso que se espera, siendo ya el colmo de los colmos, el autoengaño total.

Para solucionar los problemas hay que luchar, uno se mueve y nadie más y, en todo caso, ¿qué es la vida sino problemas y lucha?: huir de eso es negación de la vida. Si el problema es casi imposible de solucionar, si no hay solución, hemos de confiar en nuestra voluntad y afrontarlo: séase “en nosotros mismos” la única fe lícita, una fe para hombres fuertes. Pero esa fe no es ciega, y toda fe es ciega… ¿acaso entonces puede llamársele fe? No, es algo mucho mejor: orgullo y seguridad. La esperanza desposeída de toda ceguera, la esperanza castrada de todo deseo de que otro nos solucione los problemas, eso es la voluntad, la única, la real, lo que surge de nosotros mismos, el verdadero motor que nos empuja a crear y destruir, a avanzar hacia delante o hacia atrás, lo único capaz de hacernos libres, aquello que es mando y obediencia a la vez en uno mismo: pues dentro de nosotros somos esclavo y señor y el señor siempre manda –hay quienes dentro de sí atesoran nada más que a un esclavo, pues sólo más allá, fuera de este mundo, se halla su Señor. Los primeros pueden ser libres, los segundos no.

Y dije orgullo y seguridad. Y orgullo es amarse en la justa medida; todo lo que no sea eso es megalomanía y ceguera. Y seguridad significa tener control, el control que debe tener el señor que hay en nosotros sobre el esclavo que también hay en nosotros. No hay opción, el débil debe ser dominado y sojuzgado, el señor debe mandar. ¡MANDE EN NOSOTROS UN SEÑOR, MANDE EN NOSOTROS EL PALPITAR DE LOS FUERTES! –Sólo así saborearemos el verdadero aroma de la libertad.

El hombre de voluntad, orgulloso, afronta la vida a pecho descubierto, irguiendo la vista hasta donde puede alcanzar: de sus ojos irradia una fuerza inconmensurable, de sus ojos “ve”. Sin embargo, el hombre de la espera, antípoda del anterior, un hombre rendido, de rodillas, mirando a muchos sitios pero nunca a sí mismo, retraído hacia sí no para encontrarse a sí mismo, ni siquiera para verse, sino para encontrar su esperanza, a un Dios al que sólo se le “escucha”... Reconozcamos que la fuerza de su esperanza es tan fuerte como la impulsividad del orgulloso. Pero esa fuerza es como tirar una piedra hacia arriba que al caer acabará golpeándote. Muchos lo han venido a llamar “voluntad de martiriológico”, creo que con bastante acierto.

No obstante, os recomiendo que crucéis la calle con alguien que vea. Los “ciegos” tienen fe en que ningún coche les atropellará. Alguien que vea siempre tendrá mayor certeza de que no va a ser atropellado, mira a los lados, se cerciora. Si es atropellado seguramente lo será por alguien ciego, alguien que no ve, que todo sea dicho, milagroso es ya que no se salga de un carril: no te atropelló porque no vieras, no te atropelló porque no te cercioraras, es que en la vida también ocurre lo inesperado, y los ciegos son eso inesperado que siembra las semillas de la decadencia. ¡Oh!, ¡qué calamidad que hombre libres se vean perjudicados y perseguidos por personas limitadas! Y es que las cosas de la vida, las del cruzar (superar un obstáculo) y las del conducir (encarrilar la vida), no son sino para los que ven y para nadie más.

SENTENCIAS


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La salvación, promesas para la otra vida… pero ¿qué delirantez es esa? De esta forma los hombres hipotecan sus vidas al servicio de la fe, despojándoles de su poca libertad. Las religiones se convierten así en entidades más feroces y crueles que los bancos. Pero no solamente las religiones, también las ideologías o todo acto en sí. Igualmente, las ideologías requieren fe, cierta entrega inconsciente. Pocas diferencias hay entre un político y un sacerdote o un fanático político o un fanático religioso; es más, son más sus semejanzas. Tal vez el sacerdote ideológico, el político, sea el más peligroso de cuantos vendedores de paraísos existen en el mundo, y es que sus exigencias son mayores y los beneficios escasos. Embadurnan de razón sus postulados: la razón se ha equiparado a la fe, lo que ha provocado que muchos se revelen como iluminados de limusina y traje con corbata. El mal uso de los dones de la inteligencia solamente nos ha traído fe por un lado y la razón descafeinada por el otro en forma de pompa política. Ambos son charlatanes, vendedores de paraísos y mercaderes del porvenir.■

2
El Hombre reniega de la metafísica para bañarse en lo tangiblemente práctico; por lo tanto, tira el ser a la basura, apestando a casi todo el pensamiento humano. Amigos del “átomo”, amantes de la cosa, el hombre sueña con una vida material voluptuosa pensando que ello es la felicidad. Cegados por una demencial lujuria, el hombre se condena a ser un mero adorno frente a los mismos adornos que venera, convirtiéndose en bellas esculturas perecederas, en figurantes estéticos en este mundo sin ser. Así que el hombre ha perdido toda su esencia, es cosa, y sin embargo es feliz, cree que es feliz en una apariencia de inmortalidad. En el mundo de las quimeras la felicidad está inventada, pero una felicidad artificial, de la que se puede tocar, vender, comprar y alquilar, pues si no no valdría nada.■

3
La deshumanización: montones de cadáveres apilados ante eslóganes que deletrean c-i-v-i-l-i-z-a-c-i-ó-n. Los seres sin ser son los deshumanizados, son los sin voluntad, y andan gracias a su motor automatizado, que les da vida. Son como un muñeco de cuerda, un montón de cuero o trapo que anda de forma mecánica. Sin esencia, son menos que el Hombre de Hojalata. Su corazón late para el cuerpo pero no para un espíritu, para un alma o… (llamarlo como queráis) para una esencia. Sin duda, seguirán siendo punto de inspiración para los existencialistas, otros seres que se ven más humanos y que leído lo leído solamente cuentan historias de zombis o vampiros en lugar de hablar sobre el Hombre, ¿acaso es posible hablar de hombres sin esencia y estar refiriéndose al hombre en sí o como tal? Posible si es, pero estaríamos hablando solo de seres antropomorfos. Parece que la voluntad de poder se ha apagado del hombre, pues no aspira a más que a huir de sí mismo.■

4
La realidad visible y tangible son cortinas que esconden un vacío total, una Nada incomprensible. Pensar que esa realidad es el resultado de nuestro aburrimiento, de nuestra incapacidad para soportar el sufrimiento de no hacer nada, tiñe de cosas absurdas mis pensamientos. Se han erigido religiones, sistemas e ideologías con el único fin de poder soportar mejor el aburrimiento de una estancia en el vacío. ¿Acaso es tan difícil quedarse quieto? Lo que nos habríamos ahorrado en estupidez habría sido incuantificable, pero claro, cómo iba a saberse. El hacer algo supone una esperanza para ganarse la inmortalidad, un lugar en la eternidad donde brille nuestro obrar; somos como niños que quieren llamar la atención, la atención a la Historia, cuando ésta es sorda y le da igual cuánta tinta o cuánta sangre se derrame para hacerla brillar. Qué triste es el Hombre con sus esperanzas, siendo arrastrado por el devenir hacia un olvido… lo único eterno que conseguirá. Y visto así, sea un final trágico y glorioso para el Hombre, que lucha y se condena al sufrimiento a sí mismo y al prójimo por Nada.■

LOS ANIMALES


En definitiva, veo más humanidad en los animales. Los supuestos "hombres", crueles e inconscientes, sumen su razón a lo instintivo y se condenan a una vida insignificante. El hombre es una bestia, una bestia bípeda simplemente. Su apariencia humana no es más que el síntoma de una esperanza; es el envoltorio de unos seres de vida antropomorfa.

Los animales solamente hacen lo que tienen que hacer, sin embargo, el hombre (¡cómo no!) hace más de lo que debe. Es el animal listillo de la clase que no se da cuenta de la estupidez de su inteligencia y de la sinrazón de sus razonamientos. Tal es así, que el mundo no aparece en su complejidad colectiva y planetaria como un ser cuerdo, sino más bien como un ser depresivo y paranoico con cierta inclinación al suicidio. Un suicidio que como último acto sería sublime a escala universal y el mejor favor que podría hacérsele a la naturaleza; una naturaleza a la cual el hombre moderno no ha sabido ni comprender ni dominar.■



Nuestra vida es un molde, un molde existencial. Hemos llenado de cosas todo el vacío que existe en la propia vida y nos hemos creído nuestras propias mentiras. No creer es lo más parecido a ser libre; no vivir… es ser libre. La vida es un suplicio, el mundo se hincha los pulmones para expulsar quejidos pestilentes y el aliento putrefacto de sus sueños. La vida no vale nada, somos el cáncer de un vacío infectado, una extraña anomalía aislada de la naturaleza con pretensiones de deidad.


“Nihilista” es el epíteto atribuido a los cínicos modernos. Irreverentes y sarcásticos no tienen más remedio que vivir con desprecio, incluso con el de su propia vida. Rechazan al hombre, rechazan cualquier cosa, hasta a la nada, que es nada. Emisarios del sinsentido, existencialistas virtuosos y solipsistas por derecho propio, pasean su yo con un claro desencanto y una iluminada desesperanza con cierta consciencia del sinsentido y del vacío oculto en todo lo que nos rodea, siendo forzados a vivir en la infelicidad de cierta verdad.


No hay mayor condición en un nihilista que el desprecio por la vida, que es lo mismo que decir su desprecio por el Hombre; por ello, no hay más condena para un ser de tal naturaleza que tener que vivir como hombre, como hombre en sociedad, siendo cómplice de todas las quimeras y de todas las estupideces vacuas por las que el ser hombre libra una batalla sin cuartel a cada segundo y aniquila sus vidas. El mundo se pudre, somos materia orgánica en descomposición y nadie lo sabe.■

EL HOMBRE COMO ANIMAL SIMBÓLICO

«El principal símbolo es el hombre»

ENGAÑO - TABÚ - EMOCIÓN - SÍMBOLO. Puede que sea esa fórmula el encuadre o columna vertebral que define la falsedad del mundo. Nuestra vida cotidiana es un barniz que recubre la realidad del sexo, de la violencia, etc.; ésto, claro está, dependiendo de la persona y del contexto social y cultural, hay quienes se engañan menos y son más conscientes o libres; pero yo hablaba de los que se engañan, de los que no saben que se están engañando... individualmente cada cual llevará lo suyo.

El ENGAÑO me emplaza en el paradero del TABÚ, ¿es su arranque?: el barniz se ha vuelto tan impenetrable y pesado que es arduo llegar hasta el fondo de la realidad más clara hasta para el más reflexivo. Un paradigma es el sexo en la sociedad americana hace varias décadas, donde había un gran desconocimiento e ingenuidad sobre el tema y que Kinsey intentó destrozar con sus investigaciones y sondeos: Comportamiento sexual en el hombre (1948) y Comportamiento sexual en la mujer (1953). Fue él quien, en cierto modo, desnudó a América (EE.UU.), quien se reveló contra los preceptos de la Iglesia Católica y los miedos gregarios, que son barreras que hay que afrontar y plantearse para una menor alienación. Fue el intento de destrozar un TABÚ, de desenvainar los MIEDOS y ENGAÑOS para arrojarlos a la basura y conseguir personas más libres, menos reprimidas y mucho más soberanas de sí mismas. Fue una especie de reeducación de la sociedad norteamericana. Y aún así, hoy día, en algunos Estados de ese país, hay ciertas prohibiciones en el plano sexual que pueden costar la cárcel y que para la Europa de hoy provoca la risotada por desatinadas y absurdas. Otro ejemplo es el de la Homosexualidad: es una aprensión convertido en tabú, consecuencia de la intolerancia, de las desconfianza, de valores estéticos y culturales (el hombre es para la mujer, diría la Iglesia o muchas de las religiones existentes, como el Islam), etc., pero creo que, sobre todo, por la inseguridad. Ese tabú es consecuencia de una sociedad en la que la VIRILIDAD tiene un valor muy importante, sobredimensionado, cuando la homosexualidad no implica que quien lo sea sea menos viril. Los TABÚES han llevado a reprimir a personas que podrían haber sido felices dejándolas amar como quisieran libremente, pues el amor tiene varías naturalezas y se manifiesta de muchas maneras. La Homosexualidad surge de forma espontánea, como la feminidad y la masculinidad: es como si se le quisiera poner un tupido velo a la Naturaleza.

El engaño como defensa, como auto-represión personal, como patología que debe ser tratada con psiquiatras o psicólogos. No hay que olvidar también las virtudes del engaño, pueden hacer dichosos a algunos, hacer la realidad más llevadera. Pero no me extenderé en esos puntos. La respuesta al tabú genera varias emociones, que se manifiestan en las personas de forma tan natural como caen las hojas en otoño. Así, la represión a un estímulo esconde emociones enclaustradas, las cuales pueden llegar a bloquear al individuo en ciertos planos. Esto deriva a emociones como el miedo, el temor, la desconfianza o recelo, etc, que son las que se manifiestan. Así que se podría decir que todo ENGAÑO, posteriormente TABÚ, da como resultado ciertas EMOCIONES que se dan en circunstancias concretas. Así, sobre todo en personas mayores, hay quienes no quieren hablar de la muerte, que puede ser un TABÚ, y su manifestación es el miedo, una EMOCIÓN manifestada no abiertamente, pero sería liberador, incluso vivificador, si ese tabú se destruyera y se manifestasen sus miedos y aprehensiones: saldrían a la luz esas emociones enclaustradas, que no dejarían de ser miedo o terror, pero liberarían al individuo y sentirían otras emociones más vivificadoras: aquellas que proporciona la comprensión, compartir sentimientos, etc. La destrucción de esos tabúes pueden ayudar igualmente a afrontar la Vida y la Muerte. Todo esto nos lleva al SÍMBOLO o al encasillamiento de las emociones. El símbolo de la esvástica nazi simboliza temor para muchos, esperanza para otros, ¡es interesante cómo las emociones se pueden convertir en símbolos!. Unos pechos femeninos simbolizan la feminidad y la maternidad y se manifiestan con emociones como el placer, que a su vez es símbolo (¿por qué no?) de la sexualidad. Los símbolos sirven para hacer asociaciones, nos ponen en escena de miedos, tabúes, marcas comerciales… Y todo esto surge del hombre, porque el Hombre es un animal simbólico, en su esencia es una manifestación simbólica de la naturaleza. Séase el símbolo la herramienta utilizada por el Hombre para hacer posible la comunicación entre ellos mismos, el arte, la identificación (la identidad), la defensa, el poder… para hacer al hombre ser un hombre, un ser en sociedad. ■

Sobre los animales simbólicos

Los hombres se comunican mediante símbolos y los expresa mediante signos y a su vez los signos son símbolos. Así, decir HOLA simboliza un saludo y las letras "ache", "o", "ele" y "a" son sus signos que a su vez simbolizan las letras que dan cuerpo al saludo en un papel. Partiendo de esto, ¿si el lenguaje hablado y escrito son una concatenación de símbolos y símbolos-signo y los animales ajenos a la inteligencia se comunican, y la comunicación son símbolos y signos: por qué no hablamos de los ANIMALES SIMBÓLICOS, en lugar del HOMBRE como...?. Tal vez el resto de los animales no tengan conciencia de los símbolos que utilizan (Tal vez deberíamos hablar de los símbolos no escritos, de los símbolos no simbolizados), pero no creo que eso quiera decir que no se comuniquen con símbolos; que no sean seres simbólicos. Esto me recuerda a una pregunta que me hicieron: si se cae un árbol en medio del bosque y nadie lo oye, ¿ha caído?. Mi respuesta fue afirmativa porque el hecho de que nadie fuera consciente de que sucedió no quiere decir que en ningún momento no ocurriera; por eso, ¿el hecho de que un animal no nos transmita sus símbolos no los tiene?. Los símbolos sirven para identificar y de hecho los animales identifican. Así que los animales y los Hombres, que no son menos animales, son seres simbólicos, a diferencia de que unos lo saben y otros no. Todo depende de lo que se entienda por símbolo y signo, de lo que entienda por el Hombre y por lo que uno vea qué es el Lenguaje. ■