"Sobre Epicuro" PARTE (PARTE II/III)

CICLO
"Sobre Epicuro" PARTE (PARTE II/III)
La hiper-moralización de Epicuro por muchos de sus intérpretes

Vemos como muchos de los intérpretes de Epicuro hiper-moralizan su sistema y sus enseñanzas, centrando la discusión sobre Epicuro en el problema del placer. Durante mucho tiempo ha sido condenado el epicureísmo como supuestamente hedonista. En un momento posterior se ha querido exculparlo, insistiendo en que nuestro autor propone, realmente, una moderación en los placeres, algo que una lectura atenta de las obras que han quedado descubre sin lugar a demasiada discusión.

Pero, ¿por qué centrar el estudio de Epicuro precisamente en sus propuestas sobre el placer? Esto es algo que no tiene justificación si hacemos caso a su obra, tanto a la conservada como a aquella conocida por referencias de los antiguos, especialmente de Diógenes Laercio (1). Respecto a esta última, la obra no conservada, voluminosa hasta alcanzar los 300 libros, se caracteriza ante todo por tratar gran variedad de temas, siendo, al parecer, su principal trabajo el que dedica a la física, que consta de 37 libros. Muchos otros asuntos son estudiados: la justicia, el amor, los dioses, etc. El problema del placer no es algo central en su obra.

Una revisión cuantitativa de la obra conservada tampoco nos explica el porqué de la fijación de muchos de los intérpretes y estudiosos de Epicuro por la cuestión del placer. Por un lado, disponemos de tres epístolas. La Epístola a Heródoto, la más amplia, consta de 24 páginas (2) y está dedicada a la exposición de su teoría del conocimiento (canónica) y de su teoría atómica (tomada de Demócrito). La Epístola a Pítocles consta de 14 páginas en la edición que manejo y trata de astronomía y meteorología. La Epístola a Meneceo, la más breve (consta de 6 páginas) estudia cuestiones éticas. Ahí se desarrolla la teoría del placer de Epicuro, pero no sólo eso, pues también trata del asunto de la justicia. Tenemos, además, las llamadas Máximas Capitales, 6 páginas donde se habla de diversas cuestiones, centradas sobre todo en el plano ético, y las Sentencias Vaticanas, que se extienden durante 7 páginas con una temática, hasta cierto punto, similar a la de las Máximas Capitales.

Cualitativamente, la obra conservada tampoco nos lleva a situar el problema del placer en el centro de la filosofía epicúrea. La preocupación principal de Epicuro es el logro de la felicidad, que considera el fin natural del hombre. Cree que este objetivo se consigue mediante la imperturbabilidad de alma, algo que llega con la seguridad. A partir de estas premisas básicas desarrolla todo su sistema filosófico, en el que el conocimiento tiene sentido como medio de alcanzar la felicidad. La teoría del placer de Epicuro es un elemento más de los analizados en orden a alcanzar esta felicidad. ■

(1) Vidas y opiniones de los filósofos ilustres. Diógenes Laercio. Alianza, Madrid, 2008, págs. 511-571.
(2) En lo referente a la obra conservada utilizo el libro que sigue: Obras completas. Epicuro. Cátedra, Madrid, 2007