«Reflexiones surgidas de una lectura»
HISTORIA, IDEOLOGÍA Y MUCHO MÁS (II)
HISTORIA, IDEOLOGÍA Y MUCHO MÁS (II)
LOS TOTALITARISMOS
(…) La comparación entre comunismo y nazismo es, de hecho, no sólo legítima, sino indispensable, porque sin ella ambos fenómenos resultan ininteligibles. La única manera de comprenderlos –y de comprender la historia de la primera parte de este siglo– es «tomarlos juntos» (Furet), estudiarlos «en su época» (Nolte), es decir, en el momento histórico que les es común. (…)■
Alain de BENOIST, COMUNISMO Y NAZISMO - «25 reflexiones sobre el totalitarismo en el siglo XX (1917-1989)». Ediciones Áltera, S.L., enero de 2005. Pág. 20. Traducción de José Javier Esparza y Javier Ruiz Portella.

Podéis pensar que no es así, que el totalitarismo puede ser un fenómeno con antecedentes ya en el pasado. Sin embargo, el control del ser era potestad de la religión. De esta forma puede entreverse que lo religioso, encargado del control de las «almas», daba un servicio al poder político. No obstante, el poder político gobernaba los cuerpos de las personas. Ambos poderes son aliados en el PODER emanado de Dios, aunque manteniendo un «statu quo». Por supuesto, esto se ofrece a múltiples matizaciones, soy consciente de ello; porque al final si existía un totalitarismo era el basado en la figura de Dios, pues de él emana todo Hombre y toda Institución: ya sea de forma más o menos solapada la teocracia siempre ha estado ahí, contralando nuestra conducta y pensamientos.

Y dichos rasgos totalitarios se dan en el comunismo y en el nazismo, por lo que no es descabellala su relación y hacer un análisis compartido, pues ambas perseguían un mismo fin: el control total y absoluto; ¡y ambas existían como socialismo (uno marxista, otro pseudomarxista)!, ¡ambas fueron impulsados por el proletariado y creadas para el proletariado!, ¡ambas fueron movimientos obreros!, ¡ambas fueron en sus formas e ideas anticapitalistas y antiliberales aunque el comunismo se promulgue como heredero de la Revolución Francesa!... Son casi gemelos, su disputa en la Segunda Guerra Mundial fue un malentendido, jajajaja…

(…) En 1956, por último, el estudio de Carl Friedrich y Zbigniew Brzezinski, Totalitarian Dictatorship and Autocracy, ejerció una profunda influencia en los Estados Unidos, Inglaterra y Alemania, al enumerar seis criterios formales que caracterizan a los regímenes totalitarios:
1. una ideología oficial que abarca todos los sectores de la vida social,
2. un partido único enraizado en las masas,
3. un sistema político organizador del terror,
4. un control monopolístico de los medios de información y de comunicación,
5. un monopolio de los medios de combate
6. y una dirección centralizada de la economía. (…)■
1. una ideología oficial que abarca todos los sectores de la vida social,
2. un partido único enraizado en las masas,
3. un sistema político organizador del terror,
4. un control monopolístico de los medios de información y de comunicación,
5. un monopolio de los medios de combate
6. y una dirección centralizada de la economía. (…)■
Alain de BENOIST, COMUNISMO Y NAZISMO - «25 reflexiones sobre el totalitarismo en el siglo XX (1917-1989)». Ediciones Áltera, S.L., enero de 2005. Pág. 100. Traducción de José Javier Esparza y Javier Ruiz Portella.
DEMOCRACIA Y TOTALITARISMO

Para no repetir las palabras de Benoist os transcribo literalmente otro texto más de «Comunismo y Nazismo» donde se expresa muy bien esa tendencia totalitaria del liberalismo y de la democracia y que dice demasiado bien todo aquello que a mí me gustaría escribiros de mi puño y letra sin lograr el mismo grado de claridad:
(…) La sociedad liberal sigue reduciendo el hombre al estado de objeto, cosificando las relaciones sociales, transformando a los ciudadanos en esclavos de la mercancía, reduciendo todos los valores a los de la utilidad mercantil. Lo económico se ha adueñado hoy de la pretensión de lo político al poseer la verdad última de los asuntos humanos. De ello se deriva una progresiva «privatización» del espacio público que amenaza conducir al mismo resultado que la «nacionalización» progresiva del espacio privado por los sistemas totalitarios. (…)
(…)También se constata que, en las sociedades liberales, la normalización no ha desaparecido, sino que ha cambiado de forma. La censura por el mercado ha sustituido a la censura política. Ya no se deporta o fusila a los disidentes, sino que se les marginaliza, ninguneándolos o reduciéndolos al silencio. La publicidad ha tomado el relevo de la propaganda, mientras que el conformismo toma la forma de pensamiento único. La «igualización de las condiciones» que le hacía temer a Tocqueville que hiciese surgir un nuevo despotismo, engendra mecánicamente la estandarización de los gustos, los sentimientos y las costumbres. Las costumbres de consumo moldean cada vez más uniformemente los comportamientos sociales. Y el acercamiento cada vez mayor de los partidos políticos conduce, de hecho, a recrear un régimen de partido único, en el que las formaciones existentes casi sólo representan tendencias que ya no se oponen sobre las finalidades, sin tan sólo en los medios aplicar para difundir los mismos valores y conseguir los mismos objetivos. No ha cambiado el empeño: se sigue tratando de reducir la diversidad a lo Mismo. (…)■
(…)También se constata que, en las sociedades liberales, la normalización no ha desaparecido, sino que ha cambiado de forma. La censura por el mercado ha sustituido a la censura política. Ya no se deporta o fusila a los disidentes, sino que se les marginaliza, ninguneándolos o reduciéndolos al silencio. La publicidad ha tomado el relevo de la propaganda, mientras que el conformismo toma la forma de pensamiento único. La «igualización de las condiciones» que le hacía temer a Tocqueville que hiciese surgir un nuevo despotismo, engendra mecánicamente la estandarización de los gustos, los sentimientos y las costumbres. Las costumbres de consumo moldean cada vez más uniformemente los comportamientos sociales. Y el acercamiento cada vez mayor de los partidos políticos conduce, de hecho, a recrear un régimen de partido único, en el que las formaciones existentes casi sólo representan tendencias que ya no se oponen sobre las finalidades, sin tan sólo en los medios aplicar para difundir los mismos valores y conseguir los mismos objetivos. No ha cambiado el empeño: se sigue tratando de reducir la diversidad a lo Mismo. (…)■
Alain de BENOIST, COMUNISMO Y NAZISMO - «25 reflexiones sobre el totalitarismo en el siglo XX (1917-1989)». Ediciones Áltera, S.L., enero de 2005. Pág. 154-156. Traducción de José Javier Esparza y Javier Ruiz Portella.

El islamismo es también una ideología, y una ideología totalitaria en toda su plenitud, pues aspira a anular completamente la voluntad y la conciencia y domeñar el cuerpo del Hombre mediante la fe y un rígido y controlado sistema de valores. También es una ideología por el hecho de que aspira a gobernar y juzgar a los Hombres: el poder político es perseguido. Lo que ocurre es que aquí se pone como gobernador a Alá, a Dios; el totalitarismo no surge pues de un Estado que lo conforman Hombres, sino que se pretende un totalitarismo emanado de Dios donde los Hombres sean un medio para su glorificación: es un totalitarismo de tinieblas inspirado en las imaginaciones de un más allá y en el odio a lo sensible: el totalitarismo revelado.
La teocracia como ideología totalitaria sería un gran descubrimiento, de hecho son muchos ya los investigadores que lo señalan, también políticos como Geert Wilders. Esta visión nueva del totalitarismo le habría dado a Benoist una nueva perspectiva, estableciendo así el totalitarismo como un fenómeno mucho más amplio con delimitaciones temporales más duraderas.■
TEXTOS UTILIZADOS:
- http://docs.google.com/View?id=dfjqmwcs_88gxjcgmfp