DEUDA UMBILICAL

Confesión dolorosa


Todos los padres, toda la sociedad, todos los… nos inculcan que «la vida es un regalo», pero que a la vez es algo que «le debemos» a nuestros padres y a Dios (que media a través de ellos), ¿no existe contradicción entre «deber» un «regalo»? Si uno se sale de esta norma es condenado por la sociedad, no se puede juzgar ni cuestionar ni criticar a la figura paternal, ser Hijo parece que te obliga a venerarlo y a honrarlo, ¿por qué? A los padres solamente le debemos un revolcón, el resto lo obra la naturaleza.


Con los padres se crean lazos sagrados, lazos que son ficticios; no me estoy refiriendo a lazos reales, como a la sangre. Pero no existe tal unión sagrada, eso es religión y carcoma, el Hombre es libre desde su nacimiento, lo que ocurre es que no lo sabe, por ello le da miedo despojarse de las Leyes Paternales; y toda Ley es paternal, toda Ley tiende a proteger (para dominar) y quien crea su propia Ley es un desviado… pero es un valiente, es un verdadero Hombre, un hombre que tiene amor propio, que se respeta.


Seamos crueles sin miedo y digamos bien alto que los padres nos traen al mundo como buenos egoístas, para recibir de lo parido algo a cambio, para que les dé felicidad, para… El nacimiento crea solamente deudores involuntarios, no existe nada de bondad en los padres. De esta misma forma forjamos a semejanza nuestra relación con los dioses abrahámicos, esas religiones para esclavos y débiles, tan ajenos al pensamiento del hombre superior de ser libre y "propio a uno mismo" sin aceptar nada ajeno que no sea algo que uno mismo haya conquistado y hecho de su propiedad. Se piensa que a Dios le deben algo, y arrodillados a Él le tratan e imploran… Ni a Él ni a nadie se le debe nada, ¡la Vida no es un regalo!, ¡la Vida es sufrimiento y amilanamiento del sufrimiento!; ¡no nacemos endeudados!, los propios Hombres se han fraguado esa deuda para condenar a sus Hijos generación tras generación… Quien quiera ser libre que se divorcie de sus progenitores, que rompa el lazo religioso que les une a ellos y que engendre y críe a futuras "proles" para un mundo futuro donde se sepa ser libre sin deudas. Pero ¿qué es libertad? Libertad es saber crearse uno mismo sus propias ataduras, saber cumplir promesas, saber obedecer su propia Voz, saber de que no hay libertad; un Hombre libre huye de todo idealismo, ya sea libertario o de cualquier otra naturaleza, pues el idealismo es como la fe y como la esperanza… una ensoñación. Ni fe, ni esperanza, ni idealismo… sólo acción, avanzar, conquistar… No hay necesidad de esperar para que otros te dominen.


Que "todo" lo que tengo es gracias a mis padres, que mi genética, mi cuerpo, mi alimentación… han sido gracias a ellos. Y cierto es. ¿Pero acaso ello implica que les deba algo? ¿Acaso ellos no cumplían con su deber, con la propia imposición que ellos mismo se decidieron? ¿Acaso no fui producto de su libertad a traerme al mundo? ¿Por qué yo entonces, producto de su libertad, he de deberles algo? ¿Y qué es lo que me obliga a quererlos? A los progenitores parece que han de querérseles porque sí, ¡y yo odio amar porque sí! Nuestros padres no dejan de ser como cualquiera, no son especiales, se les ha de querer y respetar en la medida en que ellos te demuestren que lo merecen; pues un padre es como he dicho antes como cualquiera, con sus debilidades, con sus vicios, con sus locuras y también con sus virtudes... Un hombre libre no ama incondicionalmente, debe haber un gesto, un motivo, una razón. Pero claro, esa relación padre-hijo que muchos hacen sagrada y que es una relación consanguínea, química… lo mismo que la relación propietario-mercancía, que es capital… y todos sabemos a quién me refiero con mercancía y propietario.


En definitiva, la familia, que tal como lo conocemos es un foso de esclavitud, generador de deudas, decepciones y llantos. ¡Cuánta irracionalidad y gitanería concentrada! ¿Querer porque sí? Definitivamente NO. Y sin embargo puedo entender los lazos que siente una madre hacia sus hijos ya que éstos han formado parte de su ser más íntimo, porque ciertamente los quiere, los quiere igual que a su corazón y a sus riñones, pues ve en ellos su posesión, su propiedad, parte de ella misma; pero Yo como hijo no soy propiedad de nadie, no soy mercancía ni un riñón, jaja… Yo me pertenezco a mí mismo, yo estoy por encima de la sangre y de lo sagrado.■