EL PROGRE Y SU MISERIA INTELECTUAL Y ÉTICA

por LEÓN RIENTE
Fuente original, aquí.

El DRAE poco dice sobre el progre que me sirva para conocerlo. Considera el término un vocablo coloquial para referirnos a progresista, que en su primera acepción es definido como una persona o colectividad con ideas y actitudes avanzadas. Esto definición sólo sirve para trasladar la pregunta: ¿qué es una idea o una actitud avanzada? Según la misma fuente es alguien que se distingue por su audacia o novedad en las artes, la literatura, el pensamiento, la política, etc. Parecería, según esto, que el progre es alguien audaz o novedoso en el campo de la política y el pensamiento.


¿Esto es así? Me ayudará a saberlo el analizar las conversaciones y discusiones personales tenidas con progres formados y ver si es lo anterior lo que les caracteriza. Esto no es un ejercicio gratuito, porque a partir de aquí podré plantear la actitud correcta por mi parte con respecto al progre y a partir de ahora.

En antiguas y recientes diatribas personales con progres aprendí varias cosas sobre él, elementos que en mi opinión los caracterizan y unifican en su natural y humana diversidad. Lo más sobresaliente del progre tipo es que se siente éticamente superior a cualquiera que no es progre (como es mi caso). Esto va unido al hecho de que no necesita justificar las bases de esa superioridad ética que experimenta. Esto explica, por otra parte, su tendencia a escandalizarse ante opiniones y argumentos ajenos no coincidentes con el suyo. Algo también importante para entender al progre y llevar a buen término cualquier discusión con él es que el progre se niega a discutir acerca de argumentos complejos que le contraríen. De ahí que en estos casos lo simplifique todo excesivamente y niegue la existencia de conceptos sobre los que no quiera discutir (esto puede ser una de las causas de la conocida afirmación progre de que las razas no existen). Un elemento relacionado con lo anterior viene dado por el hecho de que el progre se nutre de consignas. Bajo una autopresentación de rebeldía se esconde un elemento obediente y sumiso a su amo y esquema ideológico de turno (feminismo, “ecologismo sandía”, multiculturalismo, pacifismo, “antirracismo”, “antifascismo”, etc.) al que nunca cuestiona.

Quizás motivado por los dos últimos rasgos expuestos, el progre entiende o quiere entender poco de economía política (por ejemplo de las ideas de Adam Smith, David Ricardo, Karl Marx, etc.). Y es que la fuente primordial del progre no es el marxismo económico, sino el marxismo cultural (lo cual viene a significar, básicamente, Escuela de Franckfurt), la escuela de los Estudios Culturales (propagandistas del relativismo extremo, de la presentación de toda sabiduría como discurso y narrativa), ideologías indigenistas y otros intentos frustrados de intelectualización del resentimiento, etc.

Un último elemento, que puede parecer anecdótico pero que veo significativo, es el hecho de que el progre no tiene buen humor. Nunca se ríe abierta y francamente y en muchas ocasiones está próximo al mal humor. Y he hablado con muchos.

Tras todo esto, la actitud coherente y lógica al discutir con un progre es no tomarlo como sujeto. El progre constituye, exactamente y en sí mismo, un objeto de análisis y así lo voy a tomar. El dialogar con un progre debe hacerse para dar respuesta a algunas preguntas, como las que siguen. ¿Qué es capaz de hacer una ideología como la progresista con una persona en teoría pensante? ¿Qué motivaciones psicológicas profundas o qué circunstancias existen en esta persona para abrazar el progresismo? ¿Hay implicados complejos de culpa, mala conciencia, resentimiento, desestructuración de la personalidad, déficits educativos en el fondo, borreguismo, una mezcla de varias de las citadas?■