ENSAYO SOBRE EL CORPORATIVISMO

por Soldado Vikingo.
Publicado anteriormente en su blog Una, Grande y Libre.

Las corporaciones consisten en agrupaciones de personas con objetivos comunes en una misma labor económica. (S.V.)
En varias ocasiones se me ha criticado de atacar al capitalismo y al comunismo sin proponer una alternativa económica. Y eso no es del todo cierto.

La tercera vía, lo que suele definirse despreciativamente con el nombre de fascismo (su verdadero nombre, no hay duda, lo que me resulta ofensivo es el tono empleado para ello) defiende una política económica corporativista. Antes de pasar a explicarla, he de decir que mis conocimientos sobre economía no son muy buenos, pero intentaré hacerlo lo mejor que pueda (y hago la advertencia porque parece ser que para algunos tienes que ser un judío especulador para que tengan en cuenta tu opinión sobre la economía).

Las corporaciones consisten en agrupaciones de personas con objetivos comunes en una misma labor económica. Existen desde la antigua Roma y en España tuvimos en la Edad Media el fenómeno de los gremios. En épocas recientes, Miguel Primo de Rivera trató de corporativizar la economía española de la década de 1920, al tiempo que Mussolini lo hacía en Italia. Pero fue en la Alemania del III Reich donde este sistema (o al menos uno semejante) alcanzó sus mejores resultados.

José Antonio Primo de Ribera
Hay que dejar claro que el corporativismo busca la autosuficiencia económica de la nación. Un país será autosuficiente cuando pueda producir para sí mismo y no dependa en ningún sentido del exterior. Por lo tanto, el corporativismo es contrario a la globalización económica, donde son los grupos de presión (lobbies) quienes tienen el control de la economía gracias a la conexión mundial de todos los mercados. El mejor ejemplo de autosuficiencia (aunque no me guste reconocerlo) ha sido Cuba. Debido al bloqueo americano, Cuba ha tenido que rentabilizar sus recursos al máximo. Aunque lo mejor será no establecer similitudes entre corporativismo y comunismo, sobre ese apartado ya hablaré más adelante.

El corporativismo busca un sistema económico en el que el hombre pueda realizarse plenamente en su trabajo, ganarse honradamente la vida y no sea explotado. No hay que creer las mentiras vertidas por sus detractores, que dicen que es tan solo la sumisión total del trabajador al empresario.

En un sistema corporativista, la plusvalía (beneficios obtenidos de la producción) se reparten a partes iguales entre trabajadores y empresarios. Es por eso que el modelo de empresa más apto para un sistema corporativista es el de las cooperativas obreras y el de las pequeñas y medianas empresas (Pymes). ¿Por qué precisamente esos modelos? Muy sencillo: el corporativismo está radicalmente en contra de la lucha de clases y considera a trabajadores y empresarios como miembros del mismo sistema productivo. Para que no haya enfrentamiento, tiene que haber un trato cercano entre patrono y obrero. Y está claro que el trato entre trabajador y empresario será más frecuente y propenso al buen ambiente en una cooperativa o un pequeño negocio que en una gran multinacional. ¿Qué se haría entonces con las grandes empresas en un sistema corporativo? Nacionalizarlas o ponerlas al servicio del Estado (especialmente si se trata de negocios bancarios, de la construcción o de la alimentación, ejes básicos para el funcionamiento de un país).

Al contrario de lo que se suele pensar, las doctrinas defensoras del corporativismo no odian ni desprecian a los trabajadores. Únicamente exigen a éstos que el trabajo sea un valor importante en sus vidas. Tanto Mussolini como José Antonio coincidieron en esto (ambos dijeron que en su modelo de Estado no había sitio para todos aquellos vagos que se negaran a trabajar). Incluso Mussolini afirmaba que todo aquel que produjera un mínimo debía estar orgulloso de ello, y que las marcas del trabajo en las manos eran medallas que incluso él había tenido. Hitler también ha sufrido los ataques de los “defensores de la clase obrera”. Para quienes no lo sepan; cuando Hitler malvivía en Viena, estuvo trabajando como peón de albañil. Y el mismo Führer escribió en “Mi lucha” que el líder más grande podía ser hijo del campesino más humilde.

Benito Mussolini
Para el que no le quede claro lo que he expuesto hasta ahora: en el corporativismo no hay lugar para los vagos, los especuladores y los avariciosos.

Otra diferencia del corporativismo respecto al capitalismo y al comunismo es su consideración respecto al trabajador. Tanto el capitalismo como el comunismo consideran al trabajador un elemento de la producción (será por la mentalidad judía creadora de ambos sistemas).

En los últimos años, en el capitalismo se ha instaurado una corriente que podríamos calificar de “buen-rollista”, que pretende tratar bien a los trabajadores (esto se ve reflejado en las cenas de empresa). Si nos fijamos bien, siempre que se justifica el buen trato a los empleados por lo que sea, viene a continuación la frase “por qué así producirá más”. Para el que no lo haya comprendido, el capitalismo ha aprendido que un trabajador motivado por el factor que sea, le puede salir más rentable. Siempre está en medio el hecho de aumentar la producción o el rendimiento, nunca el tratar bien a una persona por ser lo que es.

Esta mentalidad materialista también podemos verla en los progresistas que justifican la llegada de inmigrantes para que nos paguen las pensiones. Primero, si no tenemos una estructura sólida para mantenernos nosotros solos, mucho menos podremos ocuparnos de los de afuera. Y segundo, esos progresistas tan multiculturales están tratando a los inmigrantes como objetos, para que trabajen en lo que ellos no quieren.

¿Qué consideración tiene, por tanto, el corporativismo de los trabajadores? El trabajador es un ser humano, y por ello tiene derecho a ganarse la vida sin que le exploten. De la misma manera, el empresario se compromete a tratar bien al trabajador, siempre que este sea honrado y lleve a cabo su labor. Queda clara la diferente consideración del hombre del corporativismo frente al elemento de la producción del capitalismo y a la herramienta estatal del comunismo.

Ahondando en la mentira de que el corporativismo somete a los trabajadores, otros han llegado a decir que económicamente es como el comunismo (mentira propagada principalmente por liberales). Como todos sabemos, en el comunismo no puede existir propiedad privada. Toda iniciativa empresarial queda a cargo del Estado. Frente a eso, en el corporativismo un empresario puede llevar a cabo una iniciativa privada, contando con la ayuda del Estado (ayuda que deberá ser devuelta, como es lógico) y sin explotar a nadie.

El capitalismo también otorga subvenciones, pero suele hacerlo consciente de que las Pymes son necesarias para el adecuado funcionamiento de la oligarquía capitalista superior.

Los artesanos
Al igual que en el apartado de autosuficiencia se parece al comunismo, el corporativismo también contiene el término de propiedad privada. Sin embargo, mientras que la propiedad privada capitalista se convierte en un valor sacrosanto y eje de la explotación, en el corporativismo se convierte en un valor más de la vida del hombre. En un auténtico sistema corporativista, la propiedad privada será ganada con el trabajo y la honradez, y no será un valor humano, como la están convirtiendo en el capitalismo, sino un simple valor material. Para que quede claro: en un sistema corporativo, Belén Esteban se habría muerto de hambre hace ya mucho tiempo; mientras que un médico que realizara operaciones a corazón abierto sería alguien respetado en su comunidad.

Lo que uno gana es suyo, no hay duda. Pero lo que se compra no es ningún valor humano. Los verdaderos valores humanos, como la dignidad, la justicia, la fe, el patriotismo, la camaradería, el amor… no pueden comprarse ni con todo el oro del mundo. Y, como es obvio, en una sociedad corporativista los valores humanos importarán más que los materiales.

No obstante, es un sistema al que es difícil llegar, principalmente por la mentalidad materialista de la gente y porque, en cuanto falle algún miembro de la relación trabajador-empresario, puede desmoronarse fácilmente. Es por eso que antes de otorgar subvenciones a nuevas empresas debería de estudiarse la personalidad de quien lleva a cabo la iniciativa, ya que si se tratara de una persona avariciosa, debería denegársele el poder crear dicha empresa, ya que seguramente trataría de obtener el máximo rendimiento posible forzando a los empleados que estuvieran a su cargo (como sucede en el capitalismo). De la misma manera, debería de asegurarse la correcta relación entre trabajadores y empresarios mediante la filiación obligatoria en los sindicatos verticales, donde se tratarían los problemas relacionados con el trabajo y las medidas a llevar a cabo.■

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