CICLO AYN RAND (II): EL IRRACIONALISMO Y EL CANIBALISMO MORAL

La edición manejada es la siguiente:
Ayn Rand. LA VIRTUD DEL EGOÍSMO, «Un nuevo y desafiante concepto del egoísmo». Grito Sagrado Editorial, 2009. Buenos Aires (Argentina)

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«Lo irracional es lo imposible; es aquello que contradice los hechos de la realidad; los hechos no pueden ser alterados por un deseo, pero pueden destruir al que desea». (Pág. 50)

Eso es lo que nos dice Ayn Rand con mucho raciocinio y seguridad, pero con poca convicción. Al menos a mí no me convence y creo que a la mayoría de los lectores habituales de este blog tampoco les convencerá. Nos dice que lo irracional “es aquello que contradice los hechos de la realidad”. ¿Acaso no es lo irracional un hecho? ¿Es que lo irracional no sucede realmente? ¿Asume Rand que existe una irrealidad que es real? ¿Pero qué dice Rand? Yo digo: LO IRRACIONAL ES UN HECHO DE LA REALIDAD, NO SE CONTRADICE CON LA REALIDAD, PORQUE SI SE CONTRADICIERA CON LA REALIDAD SERÍA PORQUE LO IRRACIONAL NO ES REAL. Pero no seamos irónicos ni injustos, imagino que Rand se refiere al contexto desde algo o en algo cuando se refiere a la realidad y que lo irracional es ilógico respecto a los hechos objetivos. Pues bien, es que el contexto de las cosas suele ser movido por lo irracional, el propio Woody Allen, también judío, lo dice al final de su aclamada película Annie Hall:


El hombre sin emociones deja de ser un hombre y no se convierte en algo más que un ordenador.

No obstante, aclararé mi posición irracionalista, que a mi parecer es la menos irracional. El racionalismo llevado al extremo es la locura de la mente. La realidad no surge del cerebro o de la conciencia (idealismo platónico), ni al revés, sino holísticamente y de forma trascendente, ni surge ni deja de surgir, está ahí, la realidad no la creamos nosotros, nosotros sólo nos creamos un contexto en esa realidad que está ahí (esto me recuerda al ser-ahí de Heiddeguer): independientemente de las subjetividades y contextos personales, todo forma parte de un mismo contexto general, la suma total de todas las realidades forman parte de la realidad en sí. Sin embargo, la realidad no es algo al margen de nosotros, nosotros también somos esa propia realidad. La filosofía objetivista sostiene:

-Existe una realidad independiente de la mente del hombre, una realidad a la cual se accede a través de los sentidos y se procesa con la razón. La realidad existe de forma absolutamente objetiva. Los hechos son los hechos independientemente de los sentimientos, deseos y temores del hombre.

No, tanto el hombre como lo que percibe fuera de sí son la misma realidad, lo que no quiere decir que uno no pueda interactuar en su contexto de forma objetiva o que su cuerpo no interactúe con lo que está fuera de sí. El mundo es uno, el mundo es en sí una única realidad. El hombre no es una realidad distinta del mundo, lo mismo que un pensamiento no es distinto del cerebro. Este pensamiento lo considero profundo y es deudor de la filosofía nietzscheana: la intuición de la unidad de las cosas. Decir que la realidad es algo externo a la conciencia del hombre es como asumir que un vaso vacío es algo externo del agua. Lo son en términos relativos, pues obviamente cada cosa está al margen de la otra, pero el contexto es el mismo, la misma realidad, el mismo mundo.

Sin embargo, en algo tiene razón Ayn Rand: “(…) una realidad a la cual se accede a través de los sentidos y se procesa con la razón.” Pero yo añado, recapitulando:

Ayn Rand
No accedemos a la realidad como si se tratara de algo ajeno a nosotros mismos, sino que accedemos a la realidad en sí, de la que no percibimos su totalidad, sólo la realidad nuestra (el contexto particular). Así que accedemos a la Realidad, una realidad en sí de la que percibimos más o menos según nuestra consciencia; de esta forma accedemos a la misma realidad, todos sin excepción, lo mismo que respiramos "el mismo" aire de la tierra. El que muchos tengan una cosmovisión diferente, que cada cual perciba la realidad de forma  diferente, no invalida mi argumento, sólo afirma que existe una gran pluralidad de perspectivas cuando se trata de interpretar una misma realidad, una realidad de la que formamos parte, de la que somos, una realidad que además va más allá de nosotros mismos. El hombre, esclavo de la racionalidad, se esfuerza en destruir esa pluralidad. El mundo es uno y a la vez plural, pero no existe lo plural y de cada particularidad un mundo, es decir, diferentes realidades”.

Ahondando más en todo esto, afirmar que el irracionalismo reacciona contra todo aquello que da un valor excesivo a la razón y que encumbra como lo más importante todo proceso mental lógico no contradictorio, dejando como secundario toda experiencia vital, emocional, física, etc. Pero pensar que existe contradicción entre lo racional y lo irracional es una contradicción en sí misma. Negar una de ellas es negar una parte de la vida. Aceptarlas y afrontarlas es acercarse a la totalidad. En un artículo anterior, publicado en este blog bajo el título REFLEXIÓN SOBRE LA FILOSOFÍA Y LA ACTITUD EGOÍSTA, escribí lo que sigue:

«Ayn Rand, elevando la razón a las cumbres “fantasmagóricas” de la libertad, racionaliza y logiliza el mundo al extremo. Así pues, se entiende cómo esta filósofa de origen ruso, ascendencia judía y nacionalizada estadounidense, que falleció el año 1982, critica a Nietzsche y su irracionalismo, un irracionalismo que podría definirse como “el hombre arrojado y entregado al orbe, superando, digiriendo y domando sus pasiones, hollando éstas vívidamente hasta agotarlas”. Y es que en la vida no todo se atiene a razones, la razón del hombre es incapaz e insuficiente para alcanzar toda la comprensión, magnitud y trascendencia de la propia existencia: una existencia basada en la razón exclusivamente te pone a la altura de una máquina. El hombre sólo debe usar la razón para entender la propia irracionalidad del mundo, para establecerse un orden, para hacer comprensible la realidad. Pero repito, el mundo es en sí irracional, la vida carece de sentido, en la vida no prima la razón sobre los sentimientos y la experiencia humana; no todo debe ser vertido en la cloaca racional, pues si no la vida se convierte en algo insípido, yermo, inerte y rígido. Y bien, admitir la irracionalidad del mundo, no desdeñar los sentimientos y las experiencias no es ser irracional.

»En definitiva, negar el racionalismo como medio para acceder al mundo con paso firme es igual de estúpido que negar el irracionalismo inherente en la propia realidad. Negar la irracionalidad es por otro lado negar la vida o parte de ella. Es a voluntad que debemos ser racionales».■

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Canibalismo moral: éticas colectivizadas

Lo he repetido mil veces y lo repetiré hasta la saciedad en este blog. La moral divide el mundo en dos, establece los dogmas del Bien y del Mal. El amoralista es el hombre ético, como crítico que es de lo moral. Se sitúa por encima del Bien y del Mal y, como soberano, construye su propio código. Sabe que el Bien y el Mal forman en realidad una sola cosa y que es el hombre, en un esfuerzo inútil por ponerse un orden de conciencia, quien divide esa unidad en dos. Por otro lado acepta que el Bien y el Mal no son ideas fijas y que si bien su concepción del mundo es amoral, también constituye su propia visión una especie de moral más elevada, sin ser estrictamente una moral, pues lo amoral no tiene tal fin. Estar por encima del Bien y del Mal no es negar que éstas existen en un mundo racional, si lo negara… ¿sobre qué estaría? Simplemente señala que el Bien y el Mal no son lugares específicos, que no existe un lugar eterno del Bien y del Mal con un significado verdadero o falso: que nada son fuera de la conciencia humana. El Bien y el Mal es lo que uno decide. Ser amoral es, por lo tanto, situarse por encima de ese Bien y de ese Mal fijos y dogmáticos, la antesala de un hombre que crea y confía en sus propios valores, lo que fijará su destino a voluntad. Lo moral habita en la conciencia, la moral nace de la racionalidad. Lo amoral escapa del hombre, es la asunción del orden natural de las cosas (a esto lo llaman irracional porque escapa de la conciencia humana) y no la de un orden de conciencia de las cosas. Pero lo amoral no es una moral en realidad, sino otra forma de referirse a la ética pura, es decir, a una forma de encargarse de la moral sin darle a la vida un fin moral absoluto.

Pero hablemos del canibalismo moral. ¿Cuándo se da dicho canibalismo? Se da allí donde existen sociedades colectivizadas, en sociedades donde el individuo no está por encima del grupo, de la sociedad, de lo comunal (según Ayn Rand, por supuesto). Se da allí donde un Estado o un grupo de hombres tienen la fuerza o el poder de disponer de la vida de otros. Sin embargo, Rand piensa que el Estado si es algo sacrificable en pos del individuo y que incluso algunos individuos deben sacrificarse por el bien de otros individuos, por el bien de la no-sociedad, es decir, la sociedad atomizada. Para Rand el Estado sólo debe funcionar a modo de policía, protegiendo los intereses individuales, el mercado, etc. En definitiva, ningún individuo es sacrificable, sin embargo, el estado o los ejércitos, que también constituirán un grupo de personas, si deben sacrificarse por el egoísmo de otros.

Esto me suena al hecho del estado a merced absoluto del mercado y de intereses particulares. ¿No es eso lo que ocurre ya? Los capitales han desposeído a las naciones de su soberanía, la usura domina todo y nos arruina poco a poco. Todo ello por el bien del individuo, nos dicen. Quien quiere hacer un negocio se endeuda, porque va al banco para que le preste dinero a cambio de intereses usurarios. Lo mismo ocurre cuando el estado quiere llevar a cabo infraestructuras, se endeuda: en ese momento el estado pierde su soberanía y el dominio de su destino, en ese momento el estado depende de –y todos nosotros trabajamos para– los bancos.

Un estado nacionalista debe mirar por el bien común de sus ciudadanos, y estos son sólo aquellos que comparten afinidad genética y cultural. La nacionalización de la banca, la eliminación y condena de la usura –además de encarcelación y trabajo físico para los que la practiquen– acabarán con el canibalismo real que nos acecha. Un nacionalismo de verdad, que es una sociedad colectivizada, no es nunca un canibalismo si todo se hace por el bien de uno mismo y de sus iguales. ¿A quién quiere engañar usted, Rand? Usted habla de no disponer de nadie pero habla de tratos con otros individuos, ¿no es eso disponer, aunque sea del egoísmo de otros? Su filosofía es una contradicción tras otra, una montaña de arena que erosiona rápidamente con un flojo soplido. El mundo que nos plantea es lo más parecido a la muerte. ¡Muerte al liberalismo! ¡Muerte al capitalismo laissez-faire!■


Textos de interés:
CICLO "NIETZSCHE Y EL NACIMIENTO DE LA TRAGEDIA" (PARTE I/IV)
CICLO "NIETZSCHE Y EL NACIMIENTO DE LA TRAGEDIA" (PARTE II/IV)
CICLO AYN RAND (I): LA ÉTICA OBJETIVISTA