EL FEMINISMO, ESA IDEOLOGÍA MARXISTA CULTURAL (I)

Marxistas culturales, ¿queréis batalla cultural?... ¡Adelante!

Llevo muchos días un tanto obsesionado con el feminismo y empeñado en defender a las mujeres de todo lo que las quiere destruir. Es un tema que me apasiona. Que me obsesione no quiere decir que se haya apoderado de mí, sino que en él veo un sendero fascinante que explorar, uno de los pilares fundamentales de nuestro mundo globalizado, un punto a profundizar en serio para conocer al enemigo, ese enemigo feminista, ya sea hombre o mujer, porque va en contra de la mujer y de lo femenino. Y por supuesto, cómo no, también va en contra de los hombres.

Gracias a mi novia me ha llegado un libro de formación de CC.OO. llamado “La igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres”. Aquí os lo dejo en pdf, y aunque la edición que manejo es distinta los contenidos son idénticos: PROPAGANDA DE CC.OO. Se trata de un libreto que aspira a ser “de formación”, pero que no deja de ser propaganda marxista cultural, un panfleto, un medio de adoctrinamiento para con la mujer y el hombre.

La base de dicho panfleto es la igualdad. La igualdad supone que tanto hombres como mujeres no tienen ningún punto diferencial, que ambos sexos constituyen un idéntico respecto el otro y que por lo tanto sus rolles sociales deben ser los mismos -(esta frase no está bien dicha bajo la lógica marxista cultura, pero ya desarrollaré en un segundo artículo la diferencia sexo/género para estos ideólogos). Así que hombres y mujeres son iguales, dicta el dogma feminista. Si lo son, ¿por qué tanto empeño en estas campañas de apología de la igualdad?, ¿por qué tanta discriminación positiva? Lo que es es sin necesidad de esfuerzo. Y es que la realidad se impone pavorosa a vista de todos y los inversores de valores, los patrocinadores de la destrucción de nuestro pueblo, lo saben, y por ello se empecinan en confundirnos mediante la razón con supercherías y palabras bonitas, a sabiendas de que calarán fácilmente en un pueblo que no ha salido de su estupidez supina, que se sabe que traga con todo mientras tenga el estómago lleno y el desván repleto de cosas inútiles; vivimos en una sociedad no hecha para la crítica, inmadura, que asiente y avanza como un burro.

Si por algo destaca el feminismo es por su actitud poco democrática. No admite discusión, todos sus dictados son verdades absolutas. Cuando una feminista habla el dogma lo somete todo, la feminista o el feminista está dominado completamente por el dogma; pero si sale alguien no conforme con el pensamiento que nos imponen los ingenieros sociales del marxismo cultural se vuelven, en el mejor de los casos, relativistas y dialécticas/os, aparentemente democráticas/os y demostrando cierto respeto fingido; y en el peor de los casos, son censuradores/as, difamadores/as... Algunos ejemplos de dogmas incuestionables del feminismo:

- La mujer ha estado sometida al hombre desde siempre.
- La mujer antes no podía trabajar.
- Todos los hombres eran unos borrachos y pegaban a sus mujeres.
- Los hombres son primarios, guarros y unos salidos.
- Los hombres son unos hipócritas.
- Todos los hombres son machistas.
- La mujer es igual que el hombre, pero luego dicen:
- La mujer es mejor que el hombre, o:
- La mujer es igual que el hombre pero diferente.
- El matrimonio es una institución machista.
- El aborto da libertad a la mujer.
- La iglesia católica (y sólo la iglesia católica) es machista.

Sin embargo, si aplicamos esos dogmas a la inversa, todo son “peros”. Cualquier mujer podrá aseverar cualquiera de esas sentencias que no recibirá crítica, excepto si Daorino está presente, jajaja… Es curioso también que si tomas una actitud crítica, las mujeres y algunos hombres, poco dados/as al debate, saldrán al paso con ciertas frases de este tipo:

- ¿Por qué te calientas tanto la cabeza?
- ¿Pero a ti qué más te da?
- ¿No es malo estar siempre discutiendo?
- Te pones como un energúmeno.
- Eres un machista.
- Eres un antiguo.
- ¡En qué mundo vives!
- Actualízate.
- No te gusta nada.
- Siempre estás en contra de todo.
- Eres un quejica.

Como veis, la mujer feminista, o el hombre feminista, a sabiendas o no, es huidizo/a respecto al debate, siempre y cuando no sea un verdadero marxista, es decir, de los teóricos, de los críticos... Por supuesto, no todas las mujeres son así, ni todos los hombres. Así que qué pena que no me encuentre ante verdaderos marxistas, esos sí que aman la discusión, con esas personas sí que puede uno pasarlo bien si de confrontar ideas se trata. Pero si en algo reside el éxito del marxismo cultural es en haber inoculado en el mundo ideas como auténticos dogmas de fe, es decir, que no den lugar a discusión, tal y como se deduce de todo lo anterior. El mundo entero ha dicho sí a esos dogmas. Yo, como librepensador, me resisto a todo dogma.

Yo no puedo defender un concepto de igualdad entre hombre y mujer sin tener en cuenta el elemento biológico, un elemento insoslayable. Partiendo de que hombre y mujer son diferentes toda igualdad se hace imposible, incluso desde una perspectiva moral o cultural. Pero hoy la igualdad supone una forma, en este asunto, de minusvalorar a la mujer: la mujer es la mejor siendo mujer, y no puede aspirar a otra cosa que ha desarrollarse como mujer. Estos libros de adoctrinamiento echan la culpa al hombre de que la mujer no se haya podido desarrollar más en ciertas facetas, cuando a lo mejor la mujer no ha querido desarrollarlas, prefiriendo ocuparse de otras cosas, de lo que a ella le hace mujer. ¿Por qué ahora esto? ¿A qué viene esta nueva moral? Esta inversión en la mentalidad femenina es un fenómeno prácticamente nuevo, al menos a nivel masivo, pues en la historia existen ejemplos aislados. De la misma forma nos echan la culpa, a los europeos o a occidente en general, del subdesarrollo de los países africanos de piel negra, cuando estos países siempre han vivido en el subdesarrollo. ¿Qué culpa tenemos nosotros de la miseria de otros? La inoculación de la culpa, un elemento de la que es deudor todo marxismo cultural de su ascendencia abrahámica. MORAL DE ESCLAVOS, MORAL DE ESCLAVIZAR, ESE ES EL ÁNIMO QUE MUEVE A TODO MARXISMO, A TODO ABRAHAMISMO, A TODO HOMBRE INFERIOR Y DÉBIL.

Las feministas y toda su ascendencia y prole ideológica sienten un odio visceral hacia lo tradicional. Todo lo que antaño dignificaba a la mujer hoy es algo antimoderno e infame. Estas mujeres echan la culpa al catolicismo y al franquismo de todo (y pasarán décadas y seguirán con lo mismo), viven enamoradas de la libertad sin saber lo que es... Y desde que Europa perdió la guerra en 1945 los ingenieros sociales se han empeñado en ir en contra de la mujer, esa mujer antaño equilibrada, que prefería su papel tradicional a su nuevo papel de concubinas del régimen democrático: el orden natural de las cosas parece que se ha roto.

No olvidemos que durante la Segunda República la derecha ganó unas elecciones gracias al voto femenino. Hoy los republicanos de izquierdas y sus amigos nos engatusan con sus consignas de mujer víctima, de que la mujer nunca ha gozado de libertad excepto en la Segunda República, a pesar de haber preferido ésta su papel tradicional excepto en los tiempos modernos. Yo digo que la mujer nunca ha dejado de trabajar, yo digo que la mujer ha sido la más conservadora y que ha sido la garante de que las tradiciones y los valores se mantengan vivos. Es a la mujer a quien el sistema ataca hoy, pues bien sabe que emputeciéndola, que poniéndola al servicio del capital masivamente, que confrontándola contra el hombre, dinamitarán toda la base sobre la cual se sostiene toda sociedad saludable, toda cultura sana: la mujer, la que siempre ha sido protectora, nido de amor y seguridad hogareña. Los hombres siempre se han empeñado, si acaso, excepto algunos con intenciones siniestras, en salvaguardar tesoro tan valioso. Hoy, todo lo que la mujer consigue, lo consigue gracias a la discriminación positiva. Su único mérito es haber nacido mujer, “porque ella lo vale”. ¿Vais a permitir esto, mujeres? Yo sé que sois capaces de conseguir las cosas por vosotras mismas, yo sé que podéis ser mujeres y cada vez mejores, dejar de pensar en ser como los hombres, pues no somos ni debemos ser ninguna cima para vosotras, excepto si se trata de amarnos.

En las páginas dedicadas a la “Historia por la lucha de la libertad” de dicho panfleto, se dice algo muy interesante que me ha sorprendido leer:

«Republicanos de izquierda, radical-socialistas y radicales fueron los grupos políticos que más se opusieron a la concesión de sufragio femenino, ya que pensaban que este estaba destinado a la derecha conservadora. No obstante, también se utilizaron argumentos más absurdos: el voto femenino podía constituir una fuente de discordia dentro de los matrimonios; la mujer no estaba capacitada para votar ya que en ella predominaba la emoción y no la reflexión; la mujer carecía de inteligencia y voluntad, etc.

Para paliar estas “insuficiencias” algunos diputados propusieron limitar el derecho al voto a las mujeres mayores de 45 años, no muchas teniendo en cuenta la esperanza de vida de la época, o incluso se planteó conceder el voto a la mujer de forma provisional; si se comprobaba que el voto femenino iba a los partidos conservadores, se suprimía de nuevo el sufragio.»

Esto lo dice un panfleto de CC.OO.; hagámosles caso, aunque sea por esta vez, por tal arrebato de lucidez y de objetividad.■

Artículos de interés:
- EL LOGRO FEMINISTA (I)
- EL LOGRO FEMINISTA (II)