PEÑA SACRA DE RANCHILES, EN BOLONIA (TARIFA, CÁDIZ)

Lugar donde se encuentra el yacimiento


Todo el que busque información sobre los celtas encontrará un mapa que presumiblemente delimitaría la presencia de este grupo étnico en Europa. Éstos estuvieron en la Península Ibérica, pero dichos estudios no reflejan que llegaran hasta su zona más meridional. No obstante, cerca de las ruinas de Baelo Claudia (Tarifa) he podido comprobar de primera mano que posiblemente los celtas si pudieron establecerse en la zona, al presentarme ante un altar de piedra que es conocido coloquialmente como Piedra Escalera; y a pesar de su abandono y su pasar desapercibido para el ojo distraído, se trata de una rareza, como de algo que no debería estar ahí, una pieza de otro puzle que tanto historiadores como arqueólogos tienen problemas para su ubicación.


En muchas referencias bibliográficas los celtas son descritos como un conjunto de pueblos de la Edad de Hierro de origen indoeuropeo. Y bien cabe destacar que los griegos llamaban a los celtas "hiperbóreos". No obstante, si existe más constancia de los Íberos, concretamente de los turdetanos (descendientes históricos de los Tartessos), sobre quienes una hipótesis sugiere que llegaron a la Península Ibérica en el periodo Neolítico y que, presumiblemente, no serían de origen indoeuropeo. Sobre ellos han escrito varios historiadores griegos, como Heródoto o Estrabón, existiendo referencias a los Íberos que se remontan desde el siglo VI a.C. Dicho esto, he de advertir que todo lo que concierne a este tema no está exento de especulación interpretativa.

No obstante, hay que tener en cuenta que aunque los griegos llamaran Iberia a toda la Península Ibérica, celtas e íberos eran dos culturas diferenciadas, siendo los celtíberos simplemente uno de los pueblos célticos de la Península Ibérica o una referencia a las tribus celtas o celtizadas, constituyendo a su vez otra cultura diferenciada de las otras dos citadas. Transcribo literalmente de una de las fuentes consultadas: "Este pueblo celtíbero habitaba al oeste de la Cordillera Ibérica. Los romanos los consideraban una mezcla de celtas e íberos, diferenciándose así de sus vecinos, tanto de los celtas de la meseta como de los íberos de la costa".

Sin más, adentrémonos en los entresijos de la Piedra Escalera o Peña Sacra de Ranchiles.

Está situada en la vertiente sur de la Sierra de la Plata, muy cerca del Oppidum de la Silla del Papa. Se trata de un bloque de arenisca de unos 16 metros de largo por 12 de ancho y unos 3 o 5 metros del atura. Con sólo observarla uno piensa casi de forma instantánea que debió tratarse de un lugar de ofrenda y sacrificio a los dioses. No obstante, a pesar de todos los datos mencionados, no ha sido fácil identificar qué cultura pudo ser la que tallara sobre la piedra en aquel lugar, con vistas a la ensenada de Bolonia. Aún así existen ciertas evidencias que pueden ponernos en la pista, ya que se sabe de la presencia de otras tres construcciones semejantes: Ulaca en Ávila, Panoias en Portugal y Susa en Italia.

CASTRO VETÓN DE ULACA
PANOIAS (PORTUGAL)
El oppidum de Ulaca data de la segunda Edad de Hierro y está asignado con bastante seguridad a los vetones, una de las muchas tribus celtas que se instalaron en la Península Ibérica.

La estructura hallada en Susa, en el Piamonte italiano, también data de la Edad de Hierro. A pesar de la multitud de hipótesis al respecto se interpreta el elemento como un área de sacrificio celta, y posiblemente dedicada a un jefe local llamado Cozio.

Por último, el Santuario de Panoias, atribuido a los celtas y excavada en granito, en el norte de Portugal. Según la bibliografía manejada dicho santuario siguió siendo utilizado por los romanos al menos hasta el siglo III d. n. e. para culto de Serapis, un dios oriental de origen egipcio.

Tras todo este repaso parece más que probable que la Peña Sacra de Ranchiles tenga una clara relación con los celtas. Algunos autores como Plinio o Estrabón hablaban de un pueblo llamado celtici, situado en el actual Campo de Gibraltar, aunque algunos autores modernos piensan que no se trata de un detalle relevante o de un dato que haga referencia explícita a los celtas.



A pesar de todo estos datos sigue tratándose una incógnita históricoarqueológica, que en realidad no es tal. Los celtas, como pueblos del norte, hiperbóreos, fueron de fenotipos muy particulares. Dichos fenotipos no son difíciles de encontrar por la zona. Se trata simplemente de una intuición, o quizá de un deseo, o puede que se trate de mi fantesear con querer ser descendiente de aquellos excavadores de roca, de un auténtico pueblo guerrero; pero una cosa está clara, cuando uno profundiza en el legado cultural de la zona en concreto y de Andalucía en general, cuando uno ve con los ojos, simplemente con la vista, el legado genético, que se traduce en el fenotipo, cae el mito propiciado por intereses políticos sobre que los andaluces descienden de los musulmanes que tomaron con la espada esta tierra, tierra de la que fueron expulsados heroicamente.■


Bibliografía consultada: