Jean-Baptiste Grenouille y su perfume


«En aquel momento habría podido elegir la segunda posibilidad que se le ofrecía, callar y recorrer el camino del nacimiento a la muerte sin el desvío de la vida, ahorrando con ello muchas calamidades a sí mismo y al mundo, pero tan prudente decisión habría requerido un mínimo de generosidad innata y Grenouille no la poseía. Fue un monstruo desde el principio. Eligió la vida por pura obstinación y por pura maldad»

EL PERFUME. Historia de un Asesino.
Patrick Süskind. Colección Booket, enero de 2002, pág. 25



Patrick Süskind puede presumir de haber escrito una de las más célebres y logradas joyas literarias, EL PERFUME, y de haber creado a uno de los personajes de libro más carismáticos y fascinantes, a Jean-Baptiste Grenouille.

El libro posee una prosa precisa, rítmica y extasiante, resulta atractiva desde el principio y engancha. Es, por lo tanto, una prosa bella, llena de matices y de colorido, donde las descripciones del Paris profundo, de los olores, del propio Grenouille… se sincronizan a la perfección, incluso hay momentos de gran brillantez y sublimidad.

La película basada en esta genial novela, dirigida por Tom Tykwer, tal vez no consiga transmitir lo mismo que la novela, pues la novela y el cine -a pesar de sus simbiosis, a veces memorables- trabajan diferentes dimensiones: de la imaginación que debemos desprender en la lectura, el cine supone un motor sensualista que somete al espectador a la belleza visual. Aún así, la película es respetuosa con el libro y con la trama y no introduce cambios significativos, aunque si deja algunos detalles del libro fuera (algunos importantes). El final de la película, el que se supone debiera ser el clímax, es espectacular y esclarecedor, aunque se le podría haber sacado un mayor partido. A mí parecer, la película es muy buena y ha conseguido un efecto agradable y un producto muy cuidado a nivel artístico. El gran logro de la película es que te introduce en el mundo de los olores con cierta maestría, algo que consideré muy difícil de llevar al cine cuando terminé la lectura de la novela.

Pero introduzcámonos en Jean-Baptiste Grenouille. Dotado un olfato perfecto y de un talento desmesurado para identificar los olores, fue desde que nació un esclavo, escoria, un hombre sin vida desterrado del mundo. Su cuerpo era resistente y sufrió hasta lo indecible, aunque sobrevivió a todo, pues Grenouille nos demuestra que a veces la voluntad y la ambición son más fuertes que cualquier otra cosa. Es un ser gafe, la desgracia forma parte de él y la desprende, todos los que no le trataron bien tuvieron finales grotescos y crueles, ¿tal vez era lo que se merecían? Unos le querían por sus manos, otros por su olfato y saciar su avaricia de dinero y falta de creatividad, otros...

En EL PERFUME no se habla solamente de la esclavitud, del odio o de la avaricia, la clave reside en el amor -es el tema central-, es eso lo que impulsa a Grenouille a matar para crear el mejor perfume del mundo, un perfume que sería capaz de arrodillar a cualquier rey y al mismísimo Papa. Sin embargo, Grenouille se muestra carente de afectos, incapaz de amar, como un ser de otro mundo que ansía reconocimiento pues los olores no dejan rastro, él mismo era un ser inodoro.

Tan importante es el amor en la novela, que es en sí un análisis de lo más irracional en el hombre, algo irreductible y un arma mediante el cual resultaría fácil esclavizarnos. El amor es ciego, sería capaz de obligarte a cualquier cosa, empuja al hombre y a la mujer a la lujuria y a las pasiones más desenfrenadas y atrevidas. Así que EL PERFUME no es solamente la historia de un asesino, sino la muestra de lo débil, frágil y vulnerable que es el ser humano y de lo fácilmente que caeríamos ante un ser como Grenouille que tuviera la fórmula para domarnos y nublarnos la mente con el deseo y la pasión, es decir, con la irracionalidad. ■