EL ANTIPESEBRISTA IDEOLÓGICO Y EL SERCREATIVO CONVERSO


Como prometí en un anterior artículo, DE LA OBRA A LA COSA Y EL HOMBRE ANTIPESEBRISTA, abordaré dos nuevos tipos de intelectual: al antipesebrista ideológico y al sercreativo converso.

El primero de ellos es uno de los antipesebrista más puros, pues son activos, tienen fe y convicción en lo que hacen. Como dijo uno de mis compañeros de viaje dentro del seno de Foro Identidad, Juan Dianes, uno de los aspectos fundamentales del Antipesebrista debe ser que es ACTIVO y no reactivo. Es decir, un antipesebrista de cara al poder puede apoyarlo activamente sin reservas pero si el poder actúa de forma inconveniente el antipesebrista puede verlo como una traición y dejar de apoyarlo. Es decir, el antipesebrista ideológico no sirve al poder en sí mismo, sino a unos ideales, a su propio proyecto de vida, lo que les convierte en fuertes exponentes político-culturales que cuestionan contantemente al poder. Ejemplos hay muchos, como lo pueden ser George Orwell, Reinaldo Arenas, Miguel Hernández, etc. Hoy en día escasean hombres y mujeres de esta índole, pues quienes no sirven al pesebre político lo hacen al pesebre editorial, discográfico o a cualquier grupo de producción cultural-artístico. Es decir, lo que ahora reina es una actividad cultural REACTIVA o PASIVA sumida en la desidia y en la falta de crítica, lo que no quiere decir que no existan excepciones, que de hecho las hay. Es más, existen productoras de cualquier tipo de creación cultural que pueden tener una ética antipesebrista, cuya característica es la independencia que dan a sus creadores y la no adherencia a ningún tipo de poder en la medida de lo posible. La Independencia y el ser ACTIVOS es lo que, en definitiva, puede definir al antipesebrista, incluyendo, cómo no, al antipesebrista ideológico.

Siguiendo con el sercreativo converso, deciros que es un antipesebrista espurio, bajo sospecha, y que no tiene ninguna credibilidad, aunque ésta puede llegar a base de trabajo. Han sido sirvientes del pesebre, por lo tanto nos encontramos ante hombres y mujeres que han sido reactivos y pasivos que no han protestado ante nada, aunque si gastaron en halagos, en agasajos y en zalamerías. Cómo no, fueron seres curtidos en el peluseo y en el trenecito y forman en su mayoría viejas glorias del cuarto oscuro de la cultura, que no es otra cosa que la cultura sin fin, es decir, la cultura sin mensaje y con sumisión al poder.

Estos sercreativos pueden llegar por dos vías. La primera de ellas es el desengaño, es decir, pueden hartarse en cierto momento del poder al darse cuenta de que sirviéndoles no son realmente artistas o intelectuales y que sus obras son resultado de una sumisión política e ideológica que no encaja con sus personalidades, ni siquiera con la vida cultural. Éstos, de alguna forma, se habían subido al carro del pesebre para poder sobrevivir, y sus grandes creaciones llegan de forma tardía, cuando ya pueden elaborar su arte de forma libre y sin órdenes.

La segunda vía es el despecho. Estos sercreativos son los más impuros, de repente se convierten en intelectuales con conspicuos argumentos en contra de su antiguo pesebre y de los pesebres en general. Han sido maltratados por el pesebre y actúan vengativos y con odio. No son intelectuales en sí mismos, solamente pseudointelectuales que quieren dar a su vida cultural cierto matiz rebelde y antipesebrista para maquillar sus biografías de cara a las enciclopedias.

Para concluir, he de categorizar que el antipesebrista ideológico es un auténtico antipesebrista, mientras que el antipesebrista converso nos ofrece una de cal y otra de arena: por un lado pueden ser verdaderos antipesebristas pero por otro lado son farsantes, pseudointelectuales de teatrillo disfrazados de antipesebrismo.■