LA CRISIS Y EL ESPEJISMO MUNDIAL: ¿es nuestra felicidad un artificio?

Resumen de debate de la Asociación Foro identidad del 1 de noviembre de 2008:
El dinero es deuda



La Asociación Foro Identidad, preocupada por el desbarajuste económico mundial, el cual ha originado una palpable crisis en todos los ámbitos con flujo monetario (ya sea del real o del irreal), nos esforzamos una semana más en intentar esclarecer los factores, elementos o vectores que han podido ayudar, provocar, condicionar o favorecer el resultado de nuestra actual situación financiera que tanta alarma social a suscitado; una situación que según los medios y especialistas tardará en estabilizarse varios meses, incluso años. Pero no nos quedamos solamente en esto que he citado, sino que nos adentramos en la emotividad social analizando el pre-estado que disfrutaba la colectividad Occidental anterior a la crisis de “felicidad”, esa felicidad artificial que tanto alimentan los objetos.

Las únicas esencias que se valoran en nuestra sociedad y que igualmente hacen feliz de forma artificial son los perfúmenes y las colonias. Si algo tiene el capitalismo de erótico, es que es capaz de sacar nuestro lado femenino.

La crisis financiera internacional viene debida en parte gracias a la avaricia y al egoísmo, que nos succiona como un remolino. Por este motivo, la solución se postula de naturaleza moral, pero ¿cómo una solución así puede ser bien recibida si no existe moral, si la sociedad viene sumida en su felicidad artificial agraciada por los objetos de consumo, objetos sin esencia? Somos alimañas consumistas y salvajes, ¿cómo vamos de repente a ponernos freno, a volvernos reflexivos, a civilizarnos e ilustrarnos para alejarnos de las sombras?
Parece que la solución moral se postula muy difícil, por no decir imposible. ¡Estamos en el fondo de la caverna de Platón, hay humedad por todos lados, pero nadie se da cuenta! ¡Además de maniatados nos han tapado la nariz!


Durante varios años nos han engatusado con números bursátiles alegres y supuestas mejorías sociales, sin saber que los gobiernos cuando ponen en un sitio es porque han recortado de otro. Por lo tanto, hemos vivido en un espejismo, en una especie de alucinación donde el dinero fluía por doquier, sin freno, aunque con peaje: el interés (la plusvalía de la deuda, el dinero real que gana el banco). Préstamos, hipotecas… todo ha sido concedido impunemente: ha sido un dinero que no existe del cual solamente ha quedado la deuda.

Ahora nadie puede asumir sus deudas y los bancos se llevan las manos en la cabeza, viendo como las deudas que han concedido para generar su plusvalía y ganancia se les caen encima. El espejismo del auge económico ha sido toda una patraña de realidad virtual, una realidad de sombras seductora que se creyó todo el mundo pero que otros, que entreveían las consecuencias ya previeron: nadie quiso escuchar.

Existen dos tipos de economía:

1º. La Financiera: Genera plusvalía con el dinero prestado por el cliente y ofreciendo en forma de préstamo, hipoteca o mediante otro tipo de valores un dinero que no tiene realmente, del que extrae beneficio a raíz del interés. El negocio parece redondo. Además, la economía financiera recoge los valores bursátiles, de los cuales mediante compra y venta se saca igualmente una plusvalía. Y seguro que los flujos financieros se hacen ver en otros tipos de redes, pero mi ignorancia no alcanza a conocerlas.

2º. La Productiva: Es la fuerza de trabajo de una sociedad, aquella riqueza que proviene de los recursos naturales y de la economía real que se mueve dentro de la liquidez económica existente. Si las sociedades se centraran mayormente en este tipo de economía más real veríamos de forma casi certera la economía tal como es.

Así pues, el problema de la crisis ha sido consecuencia de una excesiva confianza en el sector financiero: un sector donde los magos introducían un euro en la chistera y luego sacaban dos, aunque ahora no sacan nada después de introducir un euro.

¿Pero es nuestra felicidad un artificio? Pues sí, y lo digo sin ninguna duda. El endeudamiento social, que tantos beneficios ha dado a la banca, nos ha llenado la vida de lujosos menesteres con “chollosas” financiaciones. Es como si la sociedad hubiera sido enviciada y patológicamente aburguesada. Así visto, ¿el ciudadano es víctima o responsable? Pues digamos que las dos cosas, pues aunque la responsabilidad es nuestra y de los bancos y demás agentes consentidores de todo este desbarajuste, también hemos sufrido una especie de enajenación, de coacción indirecta al consumo y al endeudamiento. Y es que los programas de márquetin tan bien estudiados y tan sutilmente dirigidos a la dócil presa social han sido capaces de alimentar nuestros puntos débiles como seres humanos y capaces de llenar de alegría nuestras ilusiones de una felicidad que se presentaba sin esencia pero que tenía un precio genial, incluso rebajado.

Concluyendo: así de idiota es el Hombre.

- Vuelve a levantarte y anda, Hombre, no llores – le digo yo.■