LAS TIRANÍAS MODERNAS

RESUMEN DE UN DEBATE DE FORO IDENTIDAD, CELEBRADO EL 14 DE ABRIL DE 2012

Asistentes: Carlos P, Daorino, De Lorenzo, JCab, Mago M., Pablo de La Línea.
Duración: 11:05-13:00 horas.
Autor de esta síntesis: De Lorenzo

Daorino inicia el debate ex abrupto advirtiendo de que hoy no va a hacer ninguna introducción mencionando los textos propuestos en la página web, pues ya cada uno, dice, debería haberlos leído y estudiado. Continúa su disertación hablando de Gadafi, al que tantos tenían por tirano. Cuenta que éste no hizo nada en contra de Occidente, ni de Europa. Añade que incluso tenía buenas relaciones y acuerdos con líderes europeos. Gadafi pertenecía a la Internacional Socialista, pero tampoco la izquierda salió en su defensa, concluye.

Mago Márquez quiere hacer un análisis de naturaleza más estructural, no centrado en personas, y habla de la tiranía del dinero, fenómeno que a su juicio se halla presente tanto en la derecha como en la izquierda. La primera tiene el dinero y lo conserva; la segunda no lo tiene pero lo busca. De Lorenzo se muestra de acuerdo con el enfoque que propone Mago Márquez ya que la tiranía, dice, no es sólo de personas, también de estructuras. Pero Daorino parece resistirse a esta perspectiva estructuralista afirmando que detrás de una estructura hay personas. Pero De Lorenzo, animado, desarrolla el argumento de lo que él entiende por factor estructural en la forma de gobierno. Cuando se alcanzan ciertas magnitudes poblaciones, explica, no existe escapatoria a la dictadura. Es un posterior trabajo de análisis el que nos dirá si tal dictadura es o no es tiránica. Se dice que la democracia se inventó en la ciudad-estado griega, particularmente en Atenas y en las que tenían regímenes políticos similares al de Atenas. Pero con los criterios que hoy se manejan de democracia, la democracia ateniense no sería considerada tal democracia, pues sólo votaba el 10% de la población aproximadamente. Añade De Lorenzo aquí la reflexión de que identificar presencia de sufragio universal con ausencia de dictadura, e incluso de tiranía, es absurdo, considerando como prueba de esto el actual régimen plutocrático y electoral que hay en España, de clara naturaleza tiránica, a su juicio.

Daorino interviene ahora para dar la definición de tirano. Dice que la tiranía está en la persona y que tirano es aquel que actúa contra aquellos a los que está gobernando. Tras haber pronunciado estas palabras parece sentirse muy satisfecho consigo mismo. Pone, a continuación, el ejemplo de Hacienda. También comenta, con gran excitación, que hay gobiernos democráticos sólo preocupados por los intereses de partido. Y, con el mismo empeño, añade que España está bajo la tiranía de la Unión Europea, lo mismo que Grecia, que está sin gobierno, sin soberanía, sometida a la Unión Europea y a los bancos. Ante esta mención a la Grecia moderna, Mago Márquez responde como un resorte: Grecia está así, dice, por haber gastado lo que no tiene; sucesivos gobiernos socialdemócratas endeudaron al país para contentar al pueblo, siendo el de Zapatero un caso similar, concluye. De Lorenzo introduce aquí el problema de la inmigración que, considera, ha perjudicado mucho a España y a Grecia. Los inmigrantes tienen una tasa de actividad bastante menor que los españoles, dice, con lo que, mientras estén aquí, ha habido y hay que mantenerlos, siendo esto un importante factor de depauperación.

Mago Márquez decide inflexionar. Y habla del Tíbet, que en Occidente era considerado, según dice, un remanso de paz. Pero Tíbet era una dictadura, sostiene con énfasis, donde los monasterios estaban muy bien y el pueblo sojuzgado. Luego los comunistas chinos han desalojado a esos dictadores y han impuesto su dictadura y el Tíbet se ha desarrollado mucho, elemento en el que ha tenido una especial relevancia el ferrocarril, concluye como aprobando este proceso. Pero De Lorenzo no está nada feliz con este relato, no porque lo considere esencialmente falso, sino por la evaluación positiva que del mismo parece hacer Mago Márquez. Y así, un De Lorenzo henchido de sí mismo, denuncia con vehemencia la brutal política colonialista del comunismo chino que, introduciendo millones de chinos en el Tíbet mediante el tren precisamente, ha logrado que hoy en aquel territorio vivan más chinos que tibetanos. Los chinos son ahora mayoría en muchas ciudades del Tíbet, añade, lo mismo que en muchos pueblos de España los inmigrantes son mayoría y los españoles minoría. Eso es colonialismo, uno ejecutado por el comunismo nominal chino contra el Tíbet y el otro por el capitalismo mundialista contra España, y hay que denunciarlo, concluye.

JCab parece verse estimulado por esta geografía de la tiranía y habla de la tiranía de los hermanos Castro. Primero parecen libertadores, comenta, pero el tiempo les convierte en tiranos. De Lorenzo recoge esta reflexión para hablar de la Casa Castro, como dinastía cubana, expresión a la que responde JCab con alborozo. También se pregunta acerca del porqué los comunistas y gente de izquierda en general en España defienden la república cuando el comunismo gobernante se ha hecho monárquico, como atestiguan los casos de Cuba y de Corea del Norte. Este comentario no deja de hacer sonreír a Daorino, a JCab y a Mago Márquez.

JCab inflexiona y se manifiesta rotundamente en contra de todo matrimonio, que identifica como una tiranía absoluta. “Anularía todos los matrimonios”, vocifera. “El matrimonio es horroroso, es lo peor que hay” añade, gritando igualmente. Tras esto parece sentirse más capacitado para continuar. Lanza el argumento de que es absurdo ceder todos tus bienes a una mujer por causa del enamoramiento, siendo esto último un engaño. El matrimonio es una tiranía, insiste. Pero Daorino reacciona. Éste le pregunta al intrépido JCab si lo suyo no es una tiranía. Como denunciándolo truena: “¡Vamos a hablar de la tiranía del egoísmo!” Dice que la condena jcabiana del matrimonio es fruto de un sistema y que la gente ni quiere tener hijos, ni formar una familia, ni comprometerse, sino que sólo piensa en divertirse y en el sexo rápido. “Conozco muchas amigas de treinta años que, por su actitud, las imagino con cincuenta años con cinco gatos, solas, o trabajando en un burdel regentado por chinos”, concluye. Y así, de esta manera y no de otra, fue como Daorino se convirtió en un formidable paladín de la institución matrimonial.

Pablo de la Línea, divertido y, a lo que parece, con intención de divertirse, muestra a JCab un libro, que le recomienda. Jocoso y exultante enuncia el título: Taller de seducción: guía para mejorar la autoestima, gustar a los demás y abrirse al amor. Todos ríen, especialmente Daorino, con muy abundantes y sonoras risotadas. JCab responde inmediatamente, calificando al libro de mentira. Pero Pablo de la Línea le conmina a no acaparar el mercado de las palabras, que también es un mercado, según dice.

De Lorenzo retoma ahora el asunto de la tiranía de la banca y la finanza. Denuncia con energía que el Banco Central Europeo presta dinero a los bancos al 1% de interés, mientras que estos últimos prestan a la gente al 5% ó 6%. Pablo de la Línea, siempre atento al papel salmón, añade a esto el dato de que ni siquiera prestan, salvo que tengan mucha seguridad de devolución. Ahora invierten el dinero en deuda y ganan más, señala con amargura. Para concluir con una petición muy típica en él: “Todos tenemos que asumir nuestra parte alícuota de culpa, ya que todos estamos en la pequeña usura”. De Lorenzo no está de acuerdo con esta última afirmación e insta a no socializar la culpa.

Esta intensa sesión está a punto de terminar. El rifirrafe del final es mejor transcribirlo directamente en forma de diálogo: 

- JCab: Es tiranía no darse cuenta de que somos unos tiranos.
- Pablo de la Línea (provocador): ¿Y cómo se sale de la tiranía?
- JCab (dialogante): Mediante el altruismo.
- Pablo de la Línea (desafiante): Pero, ¿eso cómo se hace? Aquí y ahora.
- Daorino (terciando y escandalizando): Prefiero presentarme con hombres armados al Parlamento.
- Pablo de la Línea (indignado y vociferando): ¿Qué solución es esa? ¿Quítate tú para ponerme yo?
- Daorino (retador): ¿Qué pasa?, ¿qué pasa?
- Pablo de la Línea (ridiculizando la expresión): ¿Qué pasa?, ¿qué pasa? ¡Anda ya!
- Daorino (firme): Cada uno decide cómo solucionarlo.
- Pablo de la Línea (nervioso y gritando): ¡No acapares la palabra, tirano! ¡No acepto tu tiranía!
- Todos (voces de difícil transcripción).
-        
Y así terminó este particular debate, en el que nadie pudo dejar de ser quién es y cada uno pareció felicitarse de su propia actuación.■


Frases célebres:
- JCab: El matrimonio es horroroso, es lo peor que hay.
- JCab: El enamoramiento es un engaño.
- Daorino: ¡Vamos a hablar de la tiranía del egoísmo! (denunciando la condena del matrimonio hecha por JCab).
- Daorino: Conozco muchas amigas de treinta años que, por su actitud, las imagino con cincuenta años con cinco gatos, solas, o trabajando en un burdel regentado por chinos.
- JCab: Es tiranía no darse cuenta de que somos unos tiranos.