Estos días nos están bombardeando con el tema del Estatuto, pero nos llaman a votar si o no y nadie nos informan con efectividad de lo que dice el texto: todo esto es una desinformación a los cuatro vientos. A mi entender, es un estatuto mejor que el aún vigente, es tan bueno que ha conseguido aunar la maquinaria electoral del Partido Popular, del Partido Socialista y de Izquierda Unida. Solamente el Partido Andalucista se queda al margen defendiendo el NO, por el hecho de que el estatuto pone realidad nacional en lugar de nación, junto con otros grupos más minoritarios. Así que a mi entender, ningún partido político defiende a Andalucía como es debido.
Pero el punto fuerte es la financiación. Si lo comparamos con el estatuto catalán Andalucía pierde. Teniendo Andalucía un millón de habitantes más y un mayor territorio los andaluces van a recoger menos fondos. Andalucía sigue con un 16% de paro, aguantando colas enormes en la Seguridad Social y un largo etcétera de precariedades y encima recibimos menos recursos para infraestructuras y otros elementos cuando necesita más. ¿Por qué? Muchos me dicen porque Andalucía es un pueblo generoso y solidario con el resto de la geografía española. Son unas opiniones irrisorias, ¿el espíritu de mártir de la Semana Santa?; y no se trata de ser humilde en estos asuntos, y menos en política, se trata de conseguir lo que nos corresponde y el nuevo estatuto ofrece unas garantías insuficientes para el futuro de Andalucía, que necesita una mayor financiación para construir una mejor educación y una mejor política de desarrollo industrial y económica; pero sobre todo lo que los andaluces necesitan es más orgullo de ser lo que son, no ser nacionalistas, sino quitarse esos complejos, esa humildad falsa que no es otra cosa que un sentimiento de inferioridad.
No creo que sea justo que Andalucía deba ser una discoteca, una jaula de camareros, unos sirvientes. Son oficios que a mucha honra deben defenderse y dignificar aún más, pero Andalucía no puede basar su vida económica en el turismo, aunque sea una gran industria y dé muchos beneficios: una industria que contamina (o si no mirad los problemas de saneamiento), que ocupa y destruye suelo (especulación urbanística), etc.
Creo que no podemos seguir a la cola. Andalucía necesita unos políticos decididos a querer transformarla, a querer dar un paso más allá que se aleje de la servidumbre a España y de la espera del cheque de los fondos europeos. Y no se trata de nacionalismo, sino de diferenciar un pueblo con una identidad propia y singular, de que esta reciba el trato que se merece y no un trato de esbirro, de bufón o de niño obediente.
Andalucía debe enseñar los dientes, no debe permitir que su identidad sea aniquilada por los intereses de otros, los de Madrid, porque si lo consiguen perderán todos, y no sólo los andaluces. ■
No creo que sea justo que Andalucía deba ser una discoteca, una jaula de camareros, unos sirvientes. Son oficios que a mucha honra deben defenderse y dignificar aún más, pero Andalucía no puede basar su vida económica en el turismo, aunque sea una gran industria y dé muchos beneficios: una industria que contamina (o si no mirad los problemas de saneamiento), que ocupa y destruye suelo (especulación urbanística), etc.
Creo que no podemos seguir a la cola. Andalucía necesita unos políticos decididos a querer transformarla, a querer dar un paso más allá que se aleje de la servidumbre a España y de la espera del cheque de los fondos europeos. Y no se trata de nacionalismo, sino de diferenciar un pueblo con una identidad propia y singular, de que esta reciba el trato que se merece y no un trato de esbirro, de bufón o de niño obediente.
Andalucía debe enseñar los dientes, no debe permitir que su identidad sea aniquilada por los intereses de otros, los de Madrid, porque si lo consiguen perderán todos, y no sólo los andaluces. ■