LA BATALLA DE LAS TERMÓPILAS

¿Resuenan los Ecos en la eternidad? ¿Puede el eco perdurar en cada generación e inmortalizar a nuestros héroes? ¿Podemos oír los gritos de guerra de nuestros antepasados para que nos sirvan de energía frente a las amenazas venideras? ¿Cómo se siente un héroe? ¿Qué es y cómo sería estar a la altura de los Dioses?

Leónidas, Alejandro Magno, Aquiles... todos ellos soñaban con ser recordados eternamente, toda acción mala o buena, toda virtud o defecto, me la imagino destinada a ser inmortal. El olvido es estar enterrado en la nada, por ello la vida solamente tenía sentido si aún podías llevar a cabo la acción que te condujera a la gloria; pero para ello debían ser vigorosos, luchar como gigantes o pensar como sabios. ¿No tenía más sentido la vida en aquellos tiempos, donde las vidas de los hombres podían ser memorables y luego ser engrandecidas por los demás, que forjaban la leyenda y la exageración?

Servir a Esparta, un honor, morir en el campo de Batalla, el final más glorioso. Fuertes, firmes, obstinados e impíos, así se levantaban nuestros héroes espartanos, que se hacen mucho más grandes de lo que fueron en realidad gracias a nuestra fantasía, a nuestra adulación, a nuestras ganas de hacer grandes a aquellos que sin duda eran una guardia infalible de nuestra antigua cuna ideológico-filosófica europea. Y con ello me refiero a ese concepto de civilización egocéntrico de justicia y de democrática que se llenaba de legajos de legalidad; tal y como hacen hoy en día nuestras democracias, haciendo uso de su poder e imponiendo sus legalidades, incluso sus sistemas de corrupción, e impartiendo su justicia, sin importar nada más que el beneficio (en lugar del honor) de la acción.

Actualmente, aquellos hombres que luchaban por unos ideales serían tachados de temerarios y de locos, cuando eran unos auténticos nacionalistas, defensores de su patria frente a un invasor extranjero que sin duda los espartanos no habrían dudado en invadir antes si hubieran tenido un contingente mucho mayor de hombres.

Los espartanos no lucharon solos, es decir, había 300 espartanos pero también otros 1100 griegos, 700 de Thespies y 400 tebanos, que lucharon junto a Leónidas, que era quien estaba al mando. Sin embargo, la gloria se la llevaron los espartanos y el traidor Efialtes (quien gracias a Heródoto también se ganó un latido en la eternidad).

Los persas, sin embargo, a pesar de liquidar a todos los griegos que allí se sacrificaron menos (supuestamente) a dos supervivientes, Alejandro y Antígono de Esparta, han quedado mal parados en la historia contada por Heródoto. No conozco ningún escritor persa que narrara los hechos desde su propia óptica; así, si hubiera tales escritos persas, tal vez los trescientos podrían ser cinco mil y el supuesto ejército de entre 250 mil y un millón de efectivos de Jerjes podría resultar que solamente era de 100.000. ¡La historia la escribe los vencedores y en aquella guerra la victoria fue para los griegos!.

De todas formas, supongo que en estos casos vale más la leyenda que la propia realidad. Aún seguimos recordando las hazañas de nuestros antepasados y por ello creo que pueden sentirse felices. Nos seguimos emocionando y estremeciendo por la épica de nuestros héroes; desgraciadamente, hoy en día es difícil de encontrar a alguien que luche por honor, o por amor, o por lealtad. Hoy en día los hombres no son de palabra, no son nobles: su acción se destina únicamente al dinero. Por ello, supongo que los hombres de antes eran más grandes que nosotros, eran mejores, pues al menos ellos tenían un espíritu más fuerte, más sacrificado y abnegado. Pero ya se sabe, en aquella época el oro también tenía su curso y con ello surgían la corrupción y las traiciones. Al final, lo único que ha perdurado es lo malo de nuestros antepasados (se ha demostrado que lo malo siempre es más sostenible por requerir a nuestra naturaleza un menor esfuerzo o sacrificio, es como si el hombre tuviera una inclinación natural hacia lo inmoral y de dudosa justicia), ¡esas prácticas espúreas!, en lugar de ese espíritu fuerte y heroico que daba a los hombres esperanzas y que demuestra que todo podía ser afrontado y vencido, ¡pero con voluntad!.■

Para saber más:
http://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_las_Term%C3%B3pilas
http://www.dearqueologia.com/hoplitas.htm