EL VIRUS DE LA IRA


28 semanas después es una película dirigida por Juan Carlos Fresnadillo que aún puede verse en los cines. Para destacar, decir que su director es español y que la primera parte fue dirigida por el impresionante Danny Boyle (28 días después), creador de películas de la talla de Traisnppoting o The Beach.

La película de Fresnadillo nos encierra en un ambiente apocalíptico con un ritmo trepidante. El comienzo de la película es fascinante, inesperado y sobre todo espectacular. Si bien puede parecer la típica película de palomitas, no carece por ello de un trasfondo humano y de una reflexión filosófica. Toda Inglaterra ha sido asolada por un virus y los pocos refugiados y supervivientes volverían 28 semanas después de la tragedia a una zona controlada y protegida por las autoridades norteamericanas, siempre salvadores de cualquier patria, que se pretende segura y que constituiría el comienzo de la repoblación de Inglaterra.

Pero aún así, la tragedia se contagia como el virus. Si ven la película tal vez vislumbren que si bien la epidemia estaba ya controlada, la reactiva el amor, ese otro virus incontrolable, pergueñador de tragedias y de alocadas estupideces que quedan tan bellamente plasmadas en literatura, en cine y en cualquier arte. Parece que el amor se alía con el virus, primero acaba con toda posibilidad de reconstruir Inglaterra, luego la epidemia se…

Pero no nos dicen el origen del VIRUS, surge de repente. Entonces, ¿cuál es la reflexión filosófica o de lo que sea? Pues es evidente: en lo que dura un pestañeo la humanidad completa puede irse al garete. Eso te convence de la debilidad e insignificancia del ser humano. Además, ¿será una alegoría? Los contagiados por el virus no pueden evitar devorar a los no contagiados, ¿no querrá ello simbolizar la autodestrucción humana, una necesidad casi frenética a veces (o así parece)? Supongo que cualquier reflexión sobre la película debe coger este rumbo, como hay otros.

En fin, espero que este comentario les resulte orientativo. Estos artículos resultan más fríos que las reflexiones filosóficas e históricas por el hecho de que reflexionar sobre la película sería desentrañar muchos de sus secretos, secretos que es mejor que se descubran en una sala de cine.■