LA PESTE


Albert Camus es un escritor existencialista de cierto corte decadente (y no me refiero a la calidad de sus escritos, demasiado brillantes, sino a su visión de la vida), que se adentra en el absurdo de la existencia y que a su vez pone en valor positivo y estima las cualidades más dignas del ser humano. Es una especie de pesimista con esperanza, un ídolo de la frustración, un narrador de la tristeza y sobre todo de la propia experiencia, como buen existencialista. Yo conocí como lector a Camus leyendo El Extranjero, una novela clara, concisa, cruel y fría, pero de una belleza literaria inusual para mí, nueva, que abrió mi mente a otras pesquisas, a otras formas de expresión lejos del barroquismo y de la circunlocución de mis escritos.

He de reconocer que La Peste no me fascinó tanto como El Extranjero. Para empezar, claro está, ambas tienen un fin distinto, lo que requiere de formas distintas. La Peste es una crónica de la enfermedad que asoló Orán, por lo que ya la narrativa debe ser distinta. Su naturaleza es casi periodística, si es que no es esa su naturaleza, la cual no me atrevo a afirmar con seguridad al tratarse de una novela.

Pero centrándonos en La Peste, he de valorarla positivamente, es una gran novela que igual revela los aspectos más pútridos como los más sublimes del ser humano. Desde el principio, desde que las ratas salen de las alcantarillas para morir delante de los ciudadanos de Orán, uno ya ve la tragedia venir. Las muertes se desencadenan, Orán parece un llanto y un osario a la vez. Pero el drama alcanza su cúspide en el encierro, cuando las autoridades obstruyen casa salida de Orán a cal y canto. Los ciudadanos, confinados, no tienen más remedio que convivir con la enfermedad, son como una rata encerrada en un cuarto de 50 centímetros cuadrados con un gato. Arrinconados, no tienen más remedio que sobrevivir, sobrevivir de la enfermedad y del día a día, que pasa entre bares, entre cines (siempre las mismas películas)... Al final parece que lo que se hace es pasear el aburrimiento. En ese encierro se ve lo que vale cada uno: unos dan gracias a la enfermedad por los beneficios que les están aportando, otros, sin embargo, luchan junto con el enfermo abnegadamente, compungidos por el sufrimiento humano… Pero al final la conclusión es la misma: nadie estaba a salvo.

Rieux es quien escribe la crónica. Es un doctor, gracias a quien conocemos los detalles de la enfermedad, su desarrollo y el drama que se respira en las casas de los apestados y en las salas de aislamiento. Sentimos la impotencia de los médicos al no poder hacer nada, su lucha constante contra la enfermedad y su heroica labor y generosidad, pues siempre estaban expuestos a la enfermedad y dispuestos a combatirla, o al menos en el caso de Rieux. Así mismo, conocemos el ambiente de la ciudad, de cómo sus habitantes se han adaptado mejor o peor a las circunstancias, cómo otros desean escapar, cómo la muerte, el llanto, el olor de los cadáveres quemados, etc., se han convertido en una rutina, en una rutina casi carcelaria.

Cómo no, al terminar la lectura sentí que la novela tenía un alcance más amplio, mayor que el aparente: una simple crónica de un suceso histórico. Cualquiera de nosotros podría ser un apestado, y no en el sentido patológico, sino existencial. Ser un apestado es sentir la impotencia, el dolor, el absurdo de una vida sin un final preciso. Es como un mal del espíritu, como el Mal de Roquentín, que desarrollaría Sartre en La Náusea. Ambas dolencias pueden catalogarse de peligrosas y de exclusividad existencial, qué menos saliendo de las plumas de Camus y Sartre.

Para concluir, he de recomendaros la novela. El existencialismo va mucho más allá de lo que creemos, a veces llega incluso más allá de la propia experiencia humana, siendo todo un complejo filosófico de la humanidad, de la historia humana desde la vida, desde el pesar del cuerpo, de los deseos y de las penurias, así como de la felicidad y de todas las dichas conocidas. El existencialismo es un humanismo porque nace del hombre, ya cada autor le da su propio corte, ya sea teológico, nihilista, político… Pero he de recomendarles algo, y perdonen mi atrevimiento, La Peste es una de esas novelas que deben leerse con otras miras y valorarse de otra forma te guste o no te guste, pues no es puro entretenimiento, sino auténtica literatura.■

Para saber más:
http://www.monografias.com/trabajos6/lipe/lipe.shtml
http://www.monografias.com/trabajos27/albert-camus/albert-camus.shtml
http://es.wikipedia.org/wiki/Peste_negra
http://es.wikipedia.org/wiki/Albert_Camus
http://www.epdlp.com/escritor.php?id=1537