FELIZ NAVIDAD PENUMBROSA A TODOS LOS AMIGOS Y AMIGAS DE EL MUNDO DE DAORINO


El 4 de septiembre de 2006 publiqué por primera vez en este blog. Por aquel entonces El Mundo de Daorino era un mero proyecto cargado de ilusión pero sin una meta previa ni ningún afán de constancia. Más de un año después creo que este blog ha cogido peso en la red, aunque no mucho, y ha tenido buena acogida, lo que me ha animado a seguir publicando y a mantener este espacio. Y lo digo con toda modestia, no es que me importe que lean el blog o no, seguramente seguiría publicando si nadie lo hiciera, pero el saber que hay gente que le echa alguna ojeada a lo que uno hace con gran ahínco es un fuerte aliciente para seguir en la brecha con la misma ilusión que hace ya más de un año. Y cómo no, me siento muy orgulloso de todo lo que he trabajado en este blog, ¿acaso nadie está orgulloso (y en el sentido noble y humilde de la palabra orgulloso) de lo que nace de la propia voluntad, de lo que es producto de las cosas que nos fascinan y que amamos con especial delicadeza?

Quisiera felicitaros a todos esta navidad penumbrosa, esta navidad cada vez más fea y sin espíritu. Nunca he sido un seguidor de las tradiciones pero reconozco que la navidad ensalzaba los mejores dones del ser humano; aunque surgieran de la piedad y de la pena hacia los semejantes también escondía cierto esfuerzo por querer hacer un bien. Lo lamentable es que fuera un esfuerzo de carácter anual. Pero ese esfuerzo ya se ha disipado. Supongo que el hombre ha perdido el rumbo, se ha debido romper el timón y la brújula está desvariando, ya no tenemos un punto en el que se divida lo bueno y lo malo. Nuestra sociedad no vive ya en un mundo moral ni inmoral, sino amoral; es decir, en un mundo por encima de la moral, y eso es tanto por encima de lo bueno como de lo malo (y ya sé que generalizo a la ligera, pero es que hablo en general y no en particular). En hombres sabios (y no me refiero al sabio que cree saberlo todo) ser amoral puede ser algo constructivo, una forma de crear nuevos valores, pero en el hombre nihilista vulgar de la calle, que ha invadido la vida contemporánea encarnándose en seres desidiosos e incultos, se convierte en un cable pelado cargado de electricidad que de vez en cuando echa chispas y puede arder. En definitiva, lo amoral es alejarse del compromiso que tiene cada cual hacia sus semejantes, y esta vez me voy al lado negativo, actuando por mero capricho y porque sí y no movido por una escala de valores consciente que equilibre los impulsos y las pasiones instintivas con la inteligencia, un arma de doble filo, tan peligrosa como una serpiente venenosa. Por todo esto, feliz navidad penumbrosa, pues la polución, el humo y el polvo ha alcanzado nuestro espíritu; digamos que el HOMBRE con mayúsculas, o la HUMANIDAD, que es lo mismo, está enfermo, esquilmado, necesitado de alguna medicina que cure su espíritu corrompido y a la deriva.

Sin más, me despido muy cordialmente, esperando que la felicidad os llegué de cualquiera de sus formas.■