
Cuando se habla de Un Mundo Feliz, la obra del genial Huxley, estamos ante una visión enajenante del mundo donde el ser humano es simplemente un esclavo de un sistema que le convierte en una especie de robot biónico superavanzado, pues su libertad es coartada y la vida está bajo una clase de hipnosis, la hipnopedia, y el soma, que se me antoja la droga del futuro, algo que nos hace felices y manipulables. Es una utopía científica cruel cuya finalidad es controlar al Hombre, al "civilizado". En contraposición, ponemos a valorar otra utopía científica, la que plantea Skinner en Walden Dos, una sociedad científicamente construida. Se plantea una sociedad volcada en la felicidad del hombre pero sin olvidar que la vida es sufrimiento; no se esboza una vida de pajaritos, bucólica y rosácea, sino una vida en la que se debe trabajar, pero de manera colectiva, y donde todo es responsabilidad de todos.
Se plantea un nuevo orden familiar, cualquier adulto es padre o madre de de los niños y niñas de Walden Dos, se pretende separar (NO romper) los lazos consanguíneos, pues estos suponen un freno para la evolución del desarrollo del individuo. Estos son educados desde la infancia bajo los conocimientos científicos que plantea el conductismo, poniéndoles bajo prueba con innumerables experimentos.
El conductismo no es una tendencia predestinadora que niega la libertad del hombre, es simplemente una disciplina que estudia la conducta humana, pues ésta responde a estímulos asociados a la fórmula HOMBRE-NATURALEZA y NATURALEZA-HOMBRE, entre las que hay interacción y se cambian y estimulan mutuamente: igual cambia la naturaleza al hombre como el hombre a la naturaleza. El conductismo aboga que precisamente el conocer el modo en como interaccionamos con el medio nos debe hacer libres, que nos debe dar más autocontrol, lo que implica despojarnos de nuestras últimas tasas instintivas o, al menos, a asumirlas mejor y controlarlas: sería el triunfo total de la Inteligencia.
La libertad en Walden Dos se plantea de la siguiente manera: En la sociedad occidental neoliberal, donde el hombre puede elegir entre multitud de opciones, el hombre es menos feliz que en una sociedad donde las elecciones son mínimas. En las sociedades capitalistas el hombre pierde tiempo en hacer elecciones determinadas por el precio y el coste, mientras que si las opciones se reducen, el hombre gana en felicidad y en tiempo, vive más relajado y puede producir más y tener un trato más saludable y menos estresante, lo cual impide o disminuye que haya conflictos cívicos a nivel individual, colectivo, etc. Es decir, la libertad se ha convertido en algo insano en las sociedades occidentales, cuando todo podría ser más simple y saludable.
En Walden Dos la democracia no se hace necesaria. Walden Dos pretende satisfacer a toda la comunidad, no a una mayoría, por lo que Walden Dos no es democrática en el sentido convencional de las urnas, pero se aleja más de lo despótico que la propia democracia, al no ser ninguna dictadura de ninguna clase y teniendo en cuenta que la democracia es la dictadura de la mayoría hacía la minoría. Al eliminarse la política y sus intrigas, se gana en tiempo y recursos, es curioso cómo en las sociedades actuales el proceso democrático se ve enturbiado por ese mismo proceso y por las disputas e intrigas que siempre la dejan en entre dicho.
Walden Dos hace hincapié en la vida natural, en la vida integrada en la naturaleza, alejada de las grandes urbes que no solamente contaminan el medio, sino que perjudican al hombre por insanas y violentas. De hecho, Walden Dos viene de la obra de Henry David Thoreau, Walden, La Vida en los Bosques. Como dice Skinner en su obra Walden Dos: Triunfar sobre la naturaleza y sobre uno mismo, sí; sobre otras personas, nunca. Muchos pueden escandalizarse con la visión de Walden Dos, pero no hay que dudar en la posibilidad de que, en cierto modo, es una opción mejor a lo que tenemos ahora. Un mundo donde todo el mundo haga trabajos manuales y a su vez tenga tiempo para desarrollar sus facultades intelectuales y artísticas debe ser mejor que Un Mundo Feliz o el mundo actual, donde el capital hace esa felicidad farsante y te llena de posibilidades que te vuelven loco. Tal vez la felicidad no esté en ser libres (a lo Occidental), sino en poder vivir con mayor dignidad, menos preocupaciones y pudiendo desarrollar las propias facultades intelectuales, artísticas, etc. que tanto hacen brillar al ser humano.
La competencia se elimina en Walden Dos, lo cual no quiere decir que se elimine el progreso, la comunidad se encargará de que cada uno desemplee el trabajo más adecuado a sus posibilidades. La eliminación de la competencia, la ley del más fuerte, es un triunfo sobre la naturaleza, hace al hombre más seguro, le despoja de miedos, puede ser más feliz. Un triunfo sobre otro hombre nunca es meritorio, dice Skinner.
Walden Dos es el claro ejemplo de cómo una sociedad científicamente construida podría ser mejor que esta sociedad ahogada por el egoísmo y la condición humana salvaje y sin escrúpulos. No se trata de ser paternalistas, ni piadosos, sino de hacer la vida más digna, de conseguir a hombres y mujeres mejores que, lejos del sentimentalismo religioso, se conviertan en hombre no-egoístas que aboguen por un mundo en común donde el respeto a todos y el saber elegir (¡¡hay que aprender a ser libres!!, y para eso es necesario conocer nuestra conducta) sean el denominador común.
Skinner escribió: Walden Dos. Nuestros miembros, en la práctica, están siempre haciendo lo que quieren, lo que ellos "eligen" hacer, pero nosotros conseguimos que quieran hacer precisamente lo que es mejor para ellos mismos y para la comunidad. Su conducta está determinada (no predestinada) y sin embargo son libres.
Volviendo a Un Mundo Feliz, es la contraposición perfecta a la utopía planteada en Walden Dos. Siendo ambas científicas, una aboga por la dignidad y la felicidad y la otra por el control del sistema con autoritarismo, un sistema literalmente jerarquizado en seres inferiores y superiores donde el determinismo es férreo a lo feudal (cuando un niño nacía de siervos siervo sería toda su vida). En definitiva, en el mundo de Huxley, todo resulta duro para mentalidades libres: liberarse es lo difícil, mientras que en Walden Dos vivir alejado de las cadenas es una necesidad que no se puede desatender. ■