(Requiem for a dream)
REQUIEM POR UN SUEÑO es una película (año 2000) basada en la novela homónima de Hubert Selby Jr. (1978). Fue dirigida por Darren Aronofsky y protagonizada por Ellen Burstyn, quien obtuvo una nominación a los premios Óscar en la categoría de Mejor Actriz, Jared Leto, Jennifer Connelly y Marlon Wayans. La Banda Sonora fue compuesta por Clint Mansell, jugando un impactante papel en la película, creando toda la tensión y convirtiéndose en un fuerte subsidio para generar dramatismo en la escena. Espero que el comentario sea bueno en su medida, ya que mi intención es no contar nada escénico sobre la película, sino conseguir que se animen a verla.
La película nos adentra en el dramático mundo de las drogas y de las adiciones mediante un ritmo absorbente. Se trata de un film atrevido donde Aronofsky se hace grande y brilla tanto como los intérpretes. Es uno de los mejores dramas que se han rodado en la última década, que si bien se sirve crudo, de forma sórdida y cruel, no deja de ser real, concisa y sublime.
Aún así, esta formidable película, obra de culto para muchos, tiene sus detractores. Sin duda, como ocurriría posteriormente con una genial The Fountain (dirigida igualmente por Aronofsky), Réquiem por un Sueño divide a la crítica y al público, lo cual es positivo, pues qué es el arte sino crear una reacción de estupor en el espectador: lo importante es no dejar indiferente a nadie. Ya nos adentraremos en otras entradas en la figura de Aronofsky, pero he de adelantar que me parece un autor que no teme hacer lo que quiere ante el público y que prefiere, aún poniendo en peligro la recaudación, ser sincero sin fisuras y mantener su propia visión como director en sus películas. Pero sin duda, lo más importante es que hace pensar a un público que se ha hecho inaccesible a la hora de recibir un producto de fuerte contenido moral, político, social o filosófico: entre asnos y burros parece difícil hacer del cine un verdadero arte.
En Réquiem por un Sueño Aronofsky ha sido capaz de crear en los actores y actrices una intensidad dramática de alto nivel. Eso, unido al trepidante ritmo de la película y a una innovadora forma de ver el cine, hace que se te pongan los pelos de punta. Como ocurre en Pi, el primer largometraje de Aronofsky, Réquiem por un Sueño se sumerge en un mundo claustrofóbico, en un laberinto sin salida que llega incluso a agobiar al espectador... Recuerdo cómo casi al final de la película, con las lágrimas rebosando pero sin derramarse de mis ojos, me levanté del sofá, agarré con las dos manos las dos esquinas superiores del televisor y observé impresionado, como sin creerme el macabro espectáculo cinematográfico que ahora recuerdo como una de las mayores expresiones del arte, aquel amasijo de escenas llenas de dolor y tragedia.
En definitiva, les recomiendo Réquiem por un Sueño, y no solamente por su calidad cinematográfica, sino porque su mensaje es de un calado fuertemente humano, donde la debilidad de nuestra naturaleza como seres se hace manifiesta, así como sus sueños, sus aspiraciones y sus miedos.■
La película nos adentra en el dramático mundo de las drogas y de las adiciones mediante un ritmo absorbente. Se trata de un film atrevido donde Aronofsky se hace grande y brilla tanto como los intérpretes. Es uno de los mejores dramas que se han rodado en la última década, que si bien se sirve crudo, de forma sórdida y cruel, no deja de ser real, concisa y sublime.
Aún así, esta formidable película, obra de culto para muchos, tiene sus detractores. Sin duda, como ocurriría posteriormente con una genial The Fountain (dirigida igualmente por Aronofsky), Réquiem por un Sueño divide a la crítica y al público, lo cual es positivo, pues qué es el arte sino crear una reacción de estupor en el espectador: lo importante es no dejar indiferente a nadie. Ya nos adentraremos en otras entradas en la figura de Aronofsky, pero he de adelantar que me parece un autor que no teme hacer lo que quiere ante el público y que prefiere, aún poniendo en peligro la recaudación, ser sincero sin fisuras y mantener su propia visión como director en sus películas. Pero sin duda, lo más importante es que hace pensar a un público que se ha hecho inaccesible a la hora de recibir un producto de fuerte contenido moral, político, social o filosófico: entre asnos y burros parece difícil hacer del cine un verdadero arte.
En Réquiem por un Sueño Aronofsky ha sido capaz de crear en los actores y actrices una intensidad dramática de alto nivel. Eso, unido al trepidante ritmo de la película y a una innovadora forma de ver el cine, hace que se te pongan los pelos de punta. Como ocurre en Pi, el primer largometraje de Aronofsky, Réquiem por un Sueño se sumerge en un mundo claustrofóbico, en un laberinto sin salida que llega incluso a agobiar al espectador... Recuerdo cómo casi al final de la película, con las lágrimas rebosando pero sin derramarse de mis ojos, me levanté del sofá, agarré con las dos manos las dos esquinas superiores del televisor y observé impresionado, como sin creerme el macabro espectáculo cinematográfico que ahora recuerdo como una de las mayores expresiones del arte, aquel amasijo de escenas llenas de dolor y tragedia.
En definitiva, les recomiendo Réquiem por un Sueño, y no solamente por su calidad cinematográfica, sino porque su mensaje es de un calado fuertemente humano, donde la debilidad de nuestra naturaleza como seres se hace manifiesta, así como sus sueños, sus aspiraciones y sus miedos.■