AMERICAN SPANISH HISTORY X

AMERICAN SPANISH HISTORY X

Nota para el que juzga sin leer o a la ligera: Si alguien piensa que lo que se dice aquí tiene connotaciones racistas o que las gráficas mostradas son falsas e interesadas puede visitar el Instituto Nacional de Estadística, donde se podrá corroborar los datos y observar la veracidad del discurso que sigue a continuación.


American History X es una poderosa película de carácter moralista guionizada y dirigida por Tony Kaye. La protagoniza un Edward Norton que realiza un papel más que notable, posiblemente uno de los mejores trabajos de su carrera cinematográfica. Pero esta película es más bien una excusa, pues quisiera extrapolarla a terreno patrio, a España. Se me hace duro hablar de patrias y de naciones, estoy por encima de tales ideas, que están a la altura de Dios, pues por él emergen patrias y naciones, y deben morir sin piedad; pero creo en la identidad de los pueblos, en su cohesión, y eso va más allá de todo terreno o trozo de tierra.

En Europa, y más concretamente en España, vivimos bajo la mano progre, que da por un lado y quita por otro. Los oriundos de esta patria vemos cómo nuestros derechos son mermados en beneficio de estratos sociales foráneos que o bien vienen a España para sobrevivir debido a que en su tierra la vida es insostenible, acto más que justificado, o por razones más desestabilizadoras: como la sospechosa inmigración musulmana cuyos imanes o líderes hablan a veces de conquista. Resulta duro ver cómo en ciudades españolas los comercios españoles cierran y en su lugar emergen copiosamente bazares o negocios con dueños magrebíes que embadurnan de olor a kebabs esta tierra de pescado frito y carne de vacuno de nuestros montes.

Estas culturas foráneas que se instalan en nuestro país vienen con más fuerza, son más identitarias que la nuestra, contagiada del carácter multicultural de la sociedad norteamericana, que Europa tiene por modelo cuando son dos mundos totalmente distintos. Y tal vez lo peor no suceda en esta generación de inmigrantes, sino en la siguiente, con los hijos de los inmigrantes, ya españoles y europeos por ley que cambiarán el color de esta nación. Y es que el multiculturalismo no es el respeto por la raza y los pueblos, sino más bien lo contrario: con el mestizaje se destruye precisamente la pureza de la raza y de los pueblos; por lo tanto, si hay una posición racista, es la progre con el multiculturalismo. Y no crean que veo un mal en el mestizaje, casi debo asumirlo por inevitable, pero en la dictadura progre casi parece una imposición: en la labor de integrar casi nos estamos dejando dominar.

Los medios de comunicación desestabilizan la situación poniéndose de parte de los inmigrantes. Nos muestran videos de españoles pegando a jóvenes mujeres latinoamericanas o a magrebíes, acto más que despreciable y que yo mismo condeno por no ser ético ni coherente y porque toda persona de la raza o religión que sea tiene su dignidad. No muestran, sin embargo, el carácter sádico de algunos "elementos" foráneos, más salvajes, más incivilizados en algunas ocasiones, que violan a mujeres españolas o roban impunemente: los vídeos que muestran esta realidad o bien se emiten a hurtadillas, o son manipulados, o bien se censuran directamente. ¿Y qué pretenden conseguir con todo esto? Pues fomentar en el ciudadano español el veneno de la culpa y de la lástima, el crear un halo de victimismo en el foráneo, fomentar una guerra social que deje vía libre a la utopía multiculturalista y mestiza para abaratar los puestos de trabajo, para eliminar la identidad de Europa, etc.

Viendo esta realidad social, que por supuesto es mucho más amplia, el europeo, o el español concretamente, ve cómo debe competir con mano de obra extranjera que se ofrece a mejor precio; que se enfrenta a un mercado que favorece con muchas ventajas al inmigrante, ya sea a la hora de conseguir una casa o un préstamo o abrir un negocio; que vive en un país con un gobierno paternalista que mece la cuna del extranjero y que vive igualmente la presión de otra cultura con otras normas y con otra naturaleza, a veces contraria a los ideales europeos de libertad y democracia: ideales que son nuestra propia debilidad. Y esta es la realidad social existente hoy: presión por todas partes, en la educación, en la cultura, etc. Como ejemplo de esta realidad podéis llamar a los números de las compañías telefónicas de ayuda y comprobaréis como 9 de cada 10 puestos de trabajo de telefonista lo ocupa un inmigrante; hasta las prostitutas españolas ven amenazado su cuota de mercado ante el aluvión de mujeres sudamericanas, del este de Europa o África, más calientes unas y más baratas otras. Esto ha generado lugares inseguros para las familias españolas, donde ya no pueden pasear libremente o sin el miedo e inseguridad que produce la presión de peticiones sexuales o la mirada provocadora y peligrosa de un proxeneta inmigrante.

Esta situación social es suficiente para que el español, el celtíbero o el hombre blanco europeo vea en peligro su estatus, una situación proclive para que vivamos nuestro propio SPANISH HISTORY X. Lo que ocurrió en Francia durante el año 2005 no fue mera casualidad, es sólo muestra de cómo la identidad de Europa está en peligro, de cómo las fuerzas dominantes identitarias se están desnivelando y cómo, en consecuencia, hace que un gobierno europeo ceda al chantaje. Hoy más que nunca crecen los grupos de extrema derecha o de extrema izquierda, la violencia contra el multiculturalismo o a favor de él se da con mayor insistencia y Europa sigue ingenua ante la idea de que el inmigrante se adapta a la vida europea. Hoy los problemas derivados de la inmigración parecen puntuales, pero en el futuro serán algo más. Podemos ver en las gráficas cómo durante el intervalo comprendido entre 2001 y 2008 la inmigración ha crecido de forma espectacular, superando el 1000% la inmigración por procedencia en algunos casos, séanse estos países Rumania, Bolivia y Paraguay. Igualmente, otro dato a tener en cuenta es el incremento espectacular total de inmigrantes venido desde 2001 hasta hoy de 1.370.657 a 5.220.600 personas, de las que el 40,1% son de origen europeo, unos 2.094.317. Para hacer más patente el incremento de población no europea en España, podemos resaltar que los 3.126.283 de inmigrantes censados en 2008 de fuera de la Unión duplican la cantidad de inmigrantes habidos en España en el censo total de 2001 incluyendo a los inmigrantes europeos. (Véase la siguiente gráfica)


Los gráficos que se muestran abajo espero que les sirvan como ejemplo para visualizar cómo la realidad social española está cambiando y en los problemas que derivados de esta situación emergerán. Y lo peor de todo es que este caso no está localizado solamente en España, se da en Francia, en Alemania… en toda Europa, la misma que quiere que Turquía forma parte de la Unión, ¿y por qué? Pues por el gran número de turcos afincados en Alemania y Dinamarca (la minoría más grande de estos países con datos considerables): mejor tenerlos como europeos que como inmigrantes de fuera de la Unión, es el lobby turco.

Pero esta situación que amenaza con destruir la vida europea y al ser europeo viene de la mano del capital, un capital insensible que crea zonas de podredumbre para que el flujo migratorio continúe su ciclo. Este mundo globalizado necesita de la desestabilización para poder crecer, y ello a cualquier precio. La globalización sólo va a repercutir en una mayor localización de la riqueza y en el no desarrollo del tercer mundo. Con esta situación, los flujos migratorios serán imparables. Pero la inmigración no tiene solamente un carácter económico, también un carácter religioso. Cada vez son más las mezquitas que se levantan en España, dando infraestructuras a una religión que aún no se ha separado del poder y de la política. Cada vez son más los inmigrantes árabes que vienen a España como auténticos colonos con su “misión”.

Supongo que Europa debería despertar y despegarse de toda sombra de culpa por su pasado histórico. Si no lo hace tendrá lo que se merece: una muerte lenta y atroz al estilo yugoslavo. Refiriéndome a la culpa, con la que ya nos aplastan demasiado los judíos, o si no que se lo digan al pueblo germánico, dije con anterioridad que veía más que justificable la inmigración venida a España por motivos de vida insostenible en su país de origen. Los medios progres nos muestran la entrada de las pateras en nuestras costas, todo enfilado a que sintamos lástima de ellos y nos sintamos mal por nuestro nivel de vida. ¡Qué engaño!, ¡qué politización más sórdida! Según notas de prensa del INE, el 64,9% de los inmigrantes estaba trabajando antes de venir a España y el medio más utilizado para venir ha sido el avión (62,7% de los casos), seguido de los medios terrestres. Por su parte, los inmigrantes que han llegado a España por cayucos o pateras apenas representa un 1% del total. ¿Qué ocurre entonces? ¿No están dejando vía libre a la inmigración? ¿No están dejando fácil al empresario una mano de obra más rentable? Y aunque el drama de las pateras y cayucos exista no deja de ser un asunto tremendamente politizado a interés de unos cuantos. Con esos datos podemos observar que quienes vienen a España son con medios y no a la desesperada. Para más información, podéis ver el siguiente documento: Encuesta nacional de inmigrantes 2007. Avance de Resultados.

Mientras tanto, ¡ADIÓS EUROPA!, que va a la deriva mientras Norteamérica se ríe, que si bien es multirracial y multicultural no tiene ninguna raíz e identidad pura que defender.■