GEERT WILDERS O UNA FORMA INCORRECTA DE DEFENDER EUROPA

(Comentario a partir del discurso de Geert Wilders, diputado holandés y líder del Partido para la Libertad de los Países Bajos, en Four Seasons, Nueva York, el 25 de septiembre de 2008, y reproducido por el diario Minuto Digital en http://www.minutodigital.com/actualidad2/2008/10/13/geert-wilders-israel-es-nuestra-primera-linea-de-defensa/. Todas las citas corresponden a este discurso).

A Geert Wilders hay que reconocerle la valentía, pero esta gran virtud debe ir acompañada de otras para que los europeos alcancemos la victoria en el desafío que se nos ha planteado por parte de enemigos poderosos y, sobre todo, más conscientes y organizados que nosotros. El discurso de Geert Wilders, que prefigura una estrategia y una táctica, adolece de errores importantes, hasta el punto de llegar a confundir, en ocasiones, las causas de la decadencia europea y de aquello que nos amenaza, con las posibles respuestas ante ella.
El asimilacionismo es una falsa solución para afrontar la inmigración masiva. Y Wilders lo plantea como solución posible, al menos para inmigrantes no musulmanes.

"Un total de cincuenta y cuatro millones de musulmanes viven ahora en Europa. La Universidad de San Diego recientemente calculó que un asombroso 25 por ciento de la población en Europa será musulmana dentro de 12 años a partir de ahora. Bernhard Lewis ha pronosticado una mayoría musulmana a finales de este siglo.
Ahora estos son sólo números. Y los números no serían una amenaza si los inmigrantes musulmanes tuvieran un fuerte deseo de integrarse"
.

Esto es falso. Si se integraran los musulmanes, el problema seguiría ahí, quizás agravado por un mayor mestizaje. La presencia permanente de estas masas inmigrantes en suelo europeo supone una alteración de hecho del sustrato biológico europeo, y este sustrato biológico forma parte de la identidad europea tanto como su cultura y tradiciones. No comprender eso es no comprender nada del problema al que nos enfrentamos. Hay que considerar a la ideología liberal (económica y política), promotora de la falsa solución asimilacionista, parte del problema y no parte de la solución para Europa. El asimilacionismo le vendrá muy bien a la burguesía para obtener mano de obra barata o para incrementar el ejército industrial de reserva y provocar un desplome de los salarios y un empeoramiento de las condiciones laborales, pero no al pueblo europeo, víctima doble en este caso de la inmigración y del asimilacionismo.
Pero la ideología asimilacionista en Wilders es firme.

“París ha sido testigo del levantamiento en los suburbios de bajos ingresos, el banlieus. Algunos prefieren considerar que se tratan de incidentes aislados, pero yo lo llamo una intifada musulmana. Denomino a los autores “colonos”. Porque eso es lo que son. Ellos no vienen a integrarse en nuestras sociedades, sino que vienen a integrar nuestra sociedad en sus Dar-al-Islam. Por lo tanto, son colonos”.

Los musulmanes son colonos se integren o no en nuestras sociedades. Son colonos porque están aquí, porque son distintos y porque han venido para quedarse. Al igual que los colonos no musulmanes. Pero los primeros, precisamente, en tanto en cuanto no se integran y no renuncian a su cultura, son algo más dignos que otros colonizadores venidos de otras partes. Dignos enemigos, que no significa que sean enemigos honorables (en el Islam el honor es un concepto desconocido, por lo tanto no podrían ser enemigos honorables), algo que hay que tener muy presente al plantarles batalla. Antes al contrario, su religión les enseña el disimulo como táctica provisional mientras constituyan una minoría en el territorio a colonizar. Disimulo que les lleva a no plantear claramente sus pretensiones hegemónicas o a presentarse como una comunidad más en la sociedad que pretenden dominar.
Fuera de esto, tampoco tienen sentido las disquisiciones de Wilders acerca de la bondad o la maldad del Islam. A los europeos es algo que, en sí, no les debería importar. El Islam no es una religión europea. Lo que hay que hacer es dejar de entrometerse en las creencias ajenas y resolver el desorden migratorio que se ha instalado en nuestros países gracias a colaboracionistas de todo tipo y a gobiernos de ocupación que se suceden uno tras otro en su alternancia, pero no en una política alternativa. En la resolución del desorden migratorio y en la defensa de las fronteras europeas de toda inmigración y colonización, no sólo de la musulmana, es en donde hay que mostrarse enérgico e inflexible. También en la promoción de un cambio radical en la esencia del hombre europeo actual, sumido en el nihilismo, y que dé lugar, por ejemplo, a superar el actual cataclismo demográfico. La inmigración masiva y la consiguiente colonización es el más urgente de nuestros problemas como europeos, pero ni mucho menos es el único.

Y, ni el judeo-cristianismo, ni la alianza con Israel son parte de la solución para Europa, sino parte del problema.

“Para defender siglos de civilización. Para defender nuestra herencia. Para honrar nuestros eternos valores judeo-cristianos que han hecho de Europa lo que es hoy”.

Europa ya era Europa antes de la irrupción del judeo-cristianismo en nuestro suelo. ¿O donde queda entonces el legado de Grecia y Roma, por ejemplo? El judeo-cristianismo supone, por el contrario, un elemento religioso e ideológico extraño, llegado de Oriente Medio, y que es uno de los responsables de la situación en la que nos encontramos. Una Europa con valores más aristocráticos, de honor y lucha, precisamente los que casi extinguió el judeo-cristianismo, se defendería mejor que la actual Europa de ideología caritativa, “buenista” y “progre”, de amor irrestricto a cualquiera. Por otra parte, los valores judeo-cristianos no son eternos para Europa. Una Europa judeo-cristiana, es decir, débil, no durará ni cincuenta años más.

“Estamos organizando este evento en Israel para hacer hincapié en el hecho que estamos todos juntos en el mismo barco, y que Israel es parte de nuestro patrimonio común”.

Israel es una entidad estatal cuya existencia actual, como es de sobra conocido, depende de lobbies judíos situados muy lejos de su territorio. Estos lobbies son promotores de la globalización y de la inmigración masiva hacia Europa, como modo de debilitarla, al convertir las sociedades de los distintos países europeos en, por definición, poco cohesionadas sociedades multiculturales. Igualmente promueven la entrada de Turquía en la Unión Europea. También se dedican a perseguir y anatematizar a cualquier fuerza europea que trate de hacer frente a la colonización de Europa. ¿Cómo es posible pactar con ellos? Son parte del problema y una parte no menor. Quizás entre los habitantes judíos de Israel, entre sionistas no internacionalistas, haya algunos que quisieran romper con los poderosos lobbies judíos y acceder por primera vez a una soberanía real, y no delegada, sobre el territorio que habitan, conformándose así un estado que se parecería en algo al resto de estados del planeta. De momento, guardan silencio. Pero, ¿sería factible para el estado de Israel mantenerse sin la ayuda de los lobbies judíos en todo el mundo? Tampoco es posible para Europa llegar a algún acuerdo con organizaciones que tratan de debilitarla desde hace mucho tiempo, ni con el estado que mantienen.