Fahrenheit 451: Control Mental y eliminación del espíritu crítico (I)


Resumen del debate celebrado por la Asociación Foro Identidad el 24/01/2009
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Los miembros de Foro Identidad podríamos haber elegido para este debate otros muchos libros o películas. Así, podríamos haber tratado la perspectiva de Orwell en 1984, o la de Un Mundo Feliz de Huxley como aportadora de elementos de distopía donde existe el control mental (hipnopedia), o bien se podría haber sugerido El Show de Truman(film dirigido por Peter Weir) u otra gran obra como Alguien Voló Sobre el Nido del Cuco (escrita por Ken Kesey y llevada al cine por Milos Forman), donde también se tratan elementos como el control mental y la eliminación del espíritu crítico. Pero hemos preferido elegir otra obra maestra, Fahrenheit 451, novela escrita por Ray Bradbury y llevada al cine de la mano del francés François Truffaut el año 1966. En esta película la eliminación del espíritu crítico se pretende conseguir con la quema sistemática de libros. ¿Qué mejor forma de control mental que privar al hombre de las herramientas del arte y de la cultura, despertadores de conciencia y de espíritu de lucha y crítica? De igual modo, en esta película observamos como la televisión tiene un papel primordial a la hora de mantener el control mental, siendo el centro de las vidas de los habitantes de la distopía Fahrenheit 451. Así pues, bajo estos presupuestos, Foro Identidad aborda un tema de gran actualidad, que sin duda parecerá recurrente, pues no es la primera vez que ha sido llevado a debate (ya sea de pasada o directamente). Se trata un asunto con una gran importancia en el mundo contemporáneo que nos ha tocado vivir, donde vemos presente un retroceso de las libertades y un mayor abuso de la televisión, con un repliegue constante en la iluminación de las conciencias; y no me refiero a iluminación en sentido místico o religioso, sino iluminación en sentido de facultad para responder a la realidad con los ojos bien abiertos.

En nuestra sociedad la televisión es el gran agente nocivo, es el gran imbecilizador, el gran idiotizador de masas a gran escala; es, en definitiva, la droga hipnótica que nos deja agarrados al sofá, inmóviles y pasivos. La televisión ha sustituido a la familia (promueve sin decirlo o “saberlo” la eliminación de la familia), ya no son los padres los educadores, sino seres que aparecen tras la pantalla. Esto promueve la individualización extrema, el ver a las figuras paternas como meros desechos coartadores de libertad. La televisión, igualmente, promueve la inculturalización: su fin es lucrativo. En ella vemos el reflejo de nuestro mundo insano: consumo brutal, comida basura, programas de televisión estúpidos, estética de cirugía, etc. Pero cómo no, la televisión también tiene sus pequeñas islas de calidad audiovisual… ¡Pero vaya!, lo ponen a unas horas… (Como para disimular)

La televisión, como agente nocivo, anula al individuo, le alimenta a base de manducatoria para sus pasiones más escatológicas, pues hoy en día ha de entenderse al hombre como a un ser pasional sin conciencia, como a un mero ser material sin luces en su cabeza, a meros robots teledirigidos. Hoy vivimos nuestra propia distopía particular que si lo contáramos hace 2000 años, o sólo 200, pensarían que estamos ante una ficción, de la manera que podemos entender hoy en día como ficticio Fahrenheit 451; pero ¿realmente es ficticio? Para nada.

Otro mecanismo que está contribuyendo al control mental y a la eliminación del espíritu crítico es la educación, que ha sufrido una acusada degradación. Qué mejor forma de controlar las masas que desde su infancia. Sin educación no hay posibilidad casi de que surjan espíritus críticos, artísticos, etc. Se premia el mínimo esfuerzo en masa… quién sabe si para favorecer a ciertas élites.

Y así vive el Hombre, a oscuras, deseando levantarse por las mañanas para ver qué ponen en la tele, mientras los libros (hoy aún no quemados) nos miran como objetos meramente decorativos desde las estanterías.■