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LA CULPA EN LA MORAL Y EN LA ÉTICA

 Resumen de uno de los debates de FORΦιDENTIDΛD,
celebrado el 6 de marzo de 2009

Como es habitual se hace una introducción donde se comentan los textos seleccionados. Se habla del primero de ellos, un texto ya habitual en Foro Identidad, «Culpa», «mala conciencia» y similares, el segundo tratado de La Genealogía de la Moral, obra celebérrima del imprescindible Nietzsche. Se dice de él que es una explicación del origen de la culpa (esta a su vez originaria de la mala conciencia), que nace de las deudas y del pago que implica para el acreedor la satisfacción que supone el ver a alguien sufrir físicamente por una deuda impagada. Cuando este proceso se interioriza y se aplica contra uno mismo, surgiría la culpa. El segundo es ligeramente comentado, del que únicamente se dice que habla sobre el complejo de culpabilidad bajo una perspectiva más psicológica que filosófica. Finalmente, se trata del tercer enlace, que no es un texto en sí, sino un video que versa acerca de la culpabilidad intrínseca en la religión, pero que hace hincapié en la católica.


Una primera intervención desarrolla la idea de que la culpa surge de la propia inferioridad del hombre, de un sentimiento de insignificancia. Un hombre siente culpa porque no se valora. Le sigue otra intervención que comenta que no podemos hablar de culpa desde nuestro punto de vista exclusivamente; en un mundo globalizado existen varias versiones de la culpa: «la culpa no es la misma en las diferentes culturas», sentencia. De esta forma se saca a colación la religión budista, a la que se califica como una “religión de la materia, de la naturaleza”. «Si en la religión judeocristiana la culpabilidad nace desde el propio nacimiento (pecado original) por aquello que hizo la primera pareja de la humanidad, Adán y Eva, y desde entonces la culpa se transmite de generación tras generación, en el budismo el sentimiento de culpa surge por la propia existencia, pues estas culturas piensan que vivir es estar por encima de la nada, de lo absoluto, por ello renuncian a una vida cómoda y se sumergen en una vida ascética, humilde, y de sufrimiento. Por eso quieren llegar al nirvana, a la destrucción del propio yo, por eso quieren fundirse en la nada. En definitiva, si en el judeocristianismo la culpa surge del pecado, en el budismo surge de la propia existencia».


Otro contertulio aventura que las diversas concepciones de la culpa sirven para dominar, de hecho no ha sido casualidad que las religiones siempre se aproximen, o incluso constituyan, el propio poder. En el budismo bien podría servir esa noción de la culpa como modelo para amansar a un ser humano, para anularlo en sus pretensiones, para atomizarlo. En el judeocristianismo sirve para la humillación y para la renuncia de sí mismo porque se piensa que se le debe algo a alguien. «Sentir culpabilidad es sentir que tienes que pagar una deuda», se dice. Otro habla que la culpa, como originaria de la deuda, es casi en la moral y en la ética lo mismo que en lo financiero, la banca y la usura.


Posteriormente se estudia la diferencia existente entre una moral y una ética basada en la culpa y otra fundamentada en la vergüenza. En la Europa pagana no existía la culpa judeocristiana como regulador del comportamiento social, pero sí un concepto de vergüenza, ya que en dicha cultura cultivaban el honor y la reputación. En una cultura donde la vergüenza reina como concepto ético y moral los hombres tendencialmente intentan ser cada vez mejores, quieren sentirse orgullosos de sí mismos y que los demás les vean como ejemplos a seguir; sin embargo, una cultura basada en la culpa, como la que instaura el judeocristianismo, implica un permanente estado de minoría de edad. Una cultura basada en la vergüenza necesita una sociedad fuerte, en la que referenciar la propia conducta. En la actualidad, en nuestro ámbito europeo, a pesar de que el tejido social se está descomponiendo, asistimos aún a una convivencia de ambas morales y éticas. «En las culturas romana y griega los hombres eran más libres porque dependían de su voluntad», añade otro, zanjando el debate.■

Nicolás MAQUIAVELO sobre Fernando de Aragón

El siguiente texto, del que no diré nada especial, pues Maquiavelo se basta a sí mismo sin nadie que lo interprete (tan claro es el florentino), es un buen ejemplo de cómo un Rey, en este caso Fernando de Aragón, se hizo respetar. Eran otros tiempos, entonces nuestro país no era uno más en Europa, sino una gran potencia. No existía el buenismo y por lo tanto un Rey o un Príncipe o quien sea hacía lo que tenía que hacer y punto. Ay esa Santa Crueldad...

«Nada proporciona a un príncipe tanta consideración como las grandes empresas y el dar de sí ejemplos fuera de lo común. En nuestros días tenemos a Fernando de Aragón, el actual rey de España, a quien casi es posible llamar príncipe nuevo porque de rey débil que era se ha convertido por su fama y por su gloria en el primer rey de los cristianos. Si examináis sus acciones, encontraréis que todas son notabilísimas y alguna de ellas extraordinaria: al comienzo de su reinado asaltó el reino de Granada y esta empresa le proporcionó la base de su poder. En primer lugar la llevó a cabo en un momento en que no tenía otras preocupaciones y sin peligro de ser obstaculizado. Mantuvo ocupados en ella los ánimos de los nobles de Castilla, quienes al pensar en aquella guerra dejaban ya de pensar en promover disturbios en el interior. Entretanto y sin que ellos se dieran cuenta, iba consiguiendo reputación y sometiéndolos a su poder. Pudo sostener sus ejércitos con el dinero de la Iglesia y del pueblo y aquella larga guerra le dio la posibilidad de proporcionar un sólido fundamento a su ejército, el cual le ha conquistado con posterioridad gran renombre. Además de todo esto, para estar en condiciones de acometer empresas mayores —sirviéndose siempre de la religión— recurrió a una santa crueldad expulsando y vaciando su reino de marranos. No es posible encontrar una acción más triste y sorprendente que ésta. Después, arropado siempre con la misma capa, atacó África, llevó a cabo la empresa de Italia y últimamente ha atacado a Francia. De esta forma ha realizado y tramado siempre grandes proyectos que han mantenido siempre en suspenso y asombrados los ánimos de sus súbditos, atentos al resultado final. Estas acciones suyas se han sucedido de tal manera la una a la otra que nunca ha dejado espacio de tiempo entre una y otra para que se pudiera proceder contra él con calma.(…)»

Nicolás MAQUIAVELO, El Príncipe. Alianza Editorial, año 2008 (Décima impresión). CS 3401, Pág. 123, 124. Traducción de Miguel Ángel Granada.

NORDICISMO

por QBIT

La raza no es solamente el color de la piel, ojos y pelo, sino que hay muchas más diferencias corporales y mentales que son más importantes. No han sido el color del pelo y de los ojos las herramientas con las que Europa ha construído civilizaciones desde hace más de dos mil años, sino la fuerza de la mente y del intelecto, las cuales no se ven a simple vista.

En el mundo hay varias razas, y dentro de cada raza existen subtipos. Se puede distinguir con facilidad a los chinos de los japoneses, y a ambos de los asiáticos del sur. Los negros bosquimanos no son lo mismo que los nigerianos. Y en la raza blanca también existen subtipos: Mediterráneos, eslavos, nórdicos, …, de tal forma que la raza blanca es la que más variedad presenta en color de pelo, ojos y piel.

El nordicismo es una corriente racista que sólo valora a la gente blanca de tipo nórdico, esto es, a los que tienen la piel muy blanca, el pelo claro (rubios, pelirrojos, castaños claros) y ojos claros (azules, verdes, …). Es una especie de supremacismo nórdico. Para los nordicistas hay dos clases de blancos: ellos y los demás.

El nordicismo es una ideología perniciosa y dañina por los siguientes motivos:
• Es un racismo basado en un criterio estético, y no en el criterio correcto racial antropológico y real. Prefieren a la gente de piel, ojos y pelo claros por encima de los demás porque estéticamente les gusta más su aspecto visual. Es un racismo visual y no racional, y por lo tanto, falso. La determinación de la raza se hace con criterios antropológicos y no estéticos. Hay nórdicos que pueden pasar por blancos, que no tienen el pelo negro y que sin embargo no son blancos, sino mestizos blanco-asiáticos, como ciertos habitantes de Finlandia o de Rusia y de Siberia. Ejemplo, uno de los miembros fundadores de a-ha, el noruego Morten Harket, con ojos parece que azules:

Y en cambio, hay europeos del sur, como italianos y españoles de piel aceitunada que son blancos del todo.
• Fomenta la división entre la raza blanca: Nórdicos contra el resto.
• Frena el nacionalismo blanco: Establece blancos de primera categoría, (los que se ajustan al tipo nórdico), y blancos de segunda categoría (los demás, los morenos). Al hacer creer que el nacionalismo blanco es sólo para gente de pelo y ojos claros, que son la minoría de la raza blanca, la mayoría de la raza blanca psicológicamente lo rechaza, al sentirse excluída y no valorada, con lo que el nacionalismo blanco queda relegado a una insignificante minoría incapaz de conseguir nada.
Hay negros racistas, japoneses racistas, judíos racistas, gitanos racistas, etc., así que probablemente el nordicismo surgió como una especie de racismo derivado del nacionalismo en los países nórdicos y germánicos, igual que el racismo de las demás razas es un atributo de su respectivo nacionalismo. Pero el nordicismo se ha extendido al resto del mundo porque el régimen lo fomenta para dividir a la raza blanca y para frenar al nacionalismo blanco, que propone la unión de todos los blancos, sin importar el país en donde vivan. Saben perfectamente que la mayoría de la gente no es rubia ni pelirroja, por lo que asociar orgullo racial blanco con rubio de ojos azules es una buena manera de que la inmensa mayoría de la gente no se sienta identificada, y permanezca fiel bajo la bota del Sistema y del multiculturalismo.


Nordicismo hispano.

Pero lo grotesco es que en ambientes hispanos, de una manera más o menos sutil, llevo tiempo observando a personajes de ese tipo contraproducentes. Voy a poner 2 ejemplos:

a) Tierra y Pueblo.

En el apartado “Principios” de la organización “Tierra y Pueblo” se afirma lo siguiente:
“La unidad de Europa deriva fundamentalmente de la identidad y herencia común de todos los pueblos y países que la componen, todos ellos herederos de los pueblos indoeuropeos que, desde su núcleo noreuropeo inicial se extendieron por todo nuestro continente”.
Eso es mentira. El núcleo inicial no estaba en el norte de Europa, sino en el sur, a no ser que salieran de debajo del hielo en la época glacial. No fueron los nórdicos rubitos los que colonizaron Europa, sino al revés:



b) Plataforma Adelante Cataluña (DN).

Hace unos pocos años, la Plataforma Adelante Cataluña de DN sacó este cartel para celebrar el 12 de octubre (pulsar para ver más grande):


En España hay gente de todas clases, rubia y morena, pero la mayoría es morena y de pelo castaño, no rubios, por lo que ese niño no representa a la mayoría de los españoles con ese pelo rubio. Pero es que encima, es una foto manipulada por ordenador, en la que, avergonzándose del color natural del pelo del niño (probablemente castaño como se ve en las cejas), le han dibujado un pelo rubio artificial y falso. Con esa foto, están contribuyendo a lo que he dicho antes, a generar la falsa impresión de que el orgullo racial no es para morenos, sino solamente para rubios, para una minoría, excluyendo a la mayoría morena de españoles. Es un cartel, por lo tanto, contraproducente, que debió producir rechazo en la gente. Luego les extrañará de que nadie les vota. ¿Tanto trabajo costaba dejar la foto real del niño, que es perfectamente blanco y español sin cambiarle el color del pelo? ¿Se puede ser más GILIPOLLAS?.■

TESIS ANTINORDICISTA

TESIS ANTINORDICISTA
por Dios de los Dioses


No me gusta escribir sobre temas particulares pues siempre abordo generalidades en este blog pero hoy me voy a detener en algo muy especial: El nordicismo. Mi intención es refutar esta doctrina perversa ya que la considero nociva para la raza blanca.

A continuación transcribo un texto del activista estadounidense David Lane. Muchos nacionalistas alrededor del mundo discrepan con él por su slogan "your nation is your race"; personalmente, apoyo el resurgimiento de la raza blanca pero sin dejar de ser argentino. Salvando las diferencias, considero que este difunto varón hizo mucho por nuestra causa. Por eso dejo un texto de su autoría para aclarar quién es blanco...
"Aquellos que han observado o participado en la resistencia al asesinato de nuestra raza, saben que algunos provocadores han atacado la pureza racial de algunos de nuestros líderes para impugnar sus motivos.*
En mi opinión parte de las razones que han hecho que esto haya resultado favorable para nuestros enemigos es la mentalidad derivada de una religión foránea. Una característica básica del judeo-cristianismo es que permite a los hombres inferiores proclamarse superiores sin un esfuerzo correspondiente. Un judeo-cristiano con un coeficiente intelectual de 90 y una vida mediocre puede ser bautizado, repetir unas pocas frases rituales y ¡zas! Y proclamarse en un estadio superior al de un hombre mucho mejor intelectual y moralmente. El síndrome de “rubio y de ojos azules” es típico de esta mentalidad. Digo esto a propósito, ya que yo tengo aspecto nórdico, alto, delgado, rubio y de ojos azules. De todos modos yo solo puedo suponer de la pureza de mis ancestros. Mi padre vendía a mi madre a los amigos y extraños para conseguir dinero, por lo tanto, solo los Dioses lo saben todo. Lo que yo sé es esto. Tengo aspecto de Blanco. Peleo por el Blanco. Reconozco los logros del Blanco. Quiero preservar a los de nuestra estirpe. Estoy horrorizado de que la belleza de la mujer Blanca desaparezca de la faz de la tierra. Sufro por cada niño Blanco atormentado en la pesadilla multirracial de América. Veo la belleza de una princesa Celta en su pelo castaño o rojo y sus ojos verdes. Veo la belleza en la Diosa nórdica de pelo rubio y ojos azules. Veo belleza en la cara pecosa de una chica Irlandesa. Veo heroísmo en Robert Jay Mathews y Richard Scutari con su pelo oscuro y sus ojos marrones o verdes así como en Frank De Silva un camarada de piel clara y apellido portugués. Para aquellos que alardean de su pureza, tienen dos padres, cuatro abuelos, ocho bisabuelos, etc. Retrocede 500 años o más y tienen un millón de ancestros. Unas pocas generaciones más y todo aquel que piso la tierra de Europa es tu ancestro, incluyendo a los Hunos, los Mongoles y los Moros. No hay Arios 100% puros. Pero todavía existimos como entidad racial. Las culturas y civilizaciones que creamos están mas allá de la comparación. La belleza de nuestras mujeres, sean rubias, castañas, pelirrojas, de ojos azules, verdes o marrones, son el deseo de todo hombre y la envidia de toda mujer. No queremos ser descarrilados por discusiones de quien es 1/16 indio o quien tiene sangre Italiana, Española o Portuguesa. No queremos debatir sobre si nuestro porcentaje de pureza colectiva es de 95% o 97%. Seguramente seria una tragedia si cada una de las divisiones de nuestra Raza perdiera sus características y belleza. Luego de que hayamos asegurado la existencia de nuestra gente y el futuro para TODOS nuestros niños podremos asegurarnos de preservar nuestras diversidades. Pero por ahora vamos a aceptar los hechos y las circunstancias tal como están. Vamos a trabajar juntos por nuestra causa sagrada y no vamos a tolerar provocadores o divisiones. Si alguien parece Blanco, actúa como Blanco, pelea por los Blancos, hasta que se pruebe lo contrario es de nuestra gente. Por el otro lado mas allá de su apariencia o pedigrí, aquellos que se oponen, critican o no apoyan nuestra causa, no son nuestros amigos.
DAVID LANE
14/88".
* Referencia implícita, según mi parecer, a Hitler y su supuesto origen judío o huno, en el mejor de los casos (estoy hablando del mito hebraico de que su nariz era cómo la de Atila).

Ahora que este texto ha aportado un poco de luz a la cuestión, sigo con la idea mía. Sin caer en subjetividades, yo pienso que la raza blanca es un gran conglomerado de pueblos que poseen el color de piel cómo único denominador. A veces se confunde blanco con europeo y es que el "viejo continente" es la tierra del hombre blanco por antonomasia. Si vamos al caso, hay blancos en Medio Oriente y norte de África ya que los semitas son parte de nuestra gran familia ( por más que nos pese que los judíos sean la oveja negra). Ahora, también la gente de la India antigua es blanca. Sin contar con los videos disponibles en Jew Tube sobre los "Aryans in Iran", puedo decir que independientemente de su procedencia, Eurasia está o estuvo poblada por personas de piel medianamente clara. De ahí al mestizaje con amarillos y negros es otra historia.

OTRO CONCEPTO MUY ERRADO ES HABLAR DE LOS "INDOEUROPEOS" CÓMO LOS ÚNICOS BLANQUITOS QUE EXISTEN. SI VAMOS AL CASO, LOS FINESES, HUNGAROS Y VASCOS NO HABLAN LENGUAS DEL TRONCO INDOEUROPEO Y SON TAN BLANCOS COMO CUALQUIERA DE NOSOTROS. ENTONCES HAY, EVIDENTEMENTE, UNA CLARA CONFUSIÓN ENTRE UN GRUPO QUE HABLA UNA DETERMINADA LENGUA Y UNA COMUNIDAD DE SANGRE.

MILLONES DE PERSONAS SON ANGLOPARLANTES PERO NO TODAS SON ANGLOSAJONAS. LO MISMO PUEDE DECIRSE EN EL CASO ANTERIOR. ES OBVIO QUE ESTO SE DESVIRTUÓ POR TEORIAS COMO LAS DE ALFRED ROSENBERG. SEGÚN EL FILOSOFO OFICIAL DEL TERCER REICH, LAS CIVILIZACIONES DEL MEDITERRANEO FLORECIERON POR OBRA Y GRACIA DE LOS "ELEMENTOS NÓRDICOS". AQUÍ EMPIEZA EL DEBATE TRAS LARGA INTRODUCCIÓN...

Si los nórdicos mágicos de Rosenberg fueron tan geniales podrían haber desarrollado civilización en su lugar de origen. Sin embargo, muchos de esos elementos no eran tan preciosos ya que huyeron cobardemente "empujados" por otros pueblos. Todo este discurso de la Hélade Nórdica está basado en un pasaje de Homero que describe a Aquiles y a Menelao como rubios ( "el rubio Menelao"). También hace hincapié en la blancura de personajes como Helena. Por más que Alfred se haya hecho con artillería pesada para favorecer sus postulados, me temo que mucho de ellos son errados: Muchas cabezas doradas poseen genes xantodermos y entonces no son tan celestiales como el ideólogo los describía.

A ver si nos entendemos. "El mito del siglo XX" es un gran libro por todo su aporte en cuanto a la cuestión judía y al análisis realizado a partir de la situación mundial de aquel entonces. Se podría decir que Rosenberg fue un adelantado y un visionario en muchas cosas ( él predijo lo que iba a pasar con los negros en USA - disturbios raciales - y también anticipó el problema con el mundo islámico y la caída de los imperios coloniales de ultramar). Lo malo que tuvo es que perdió toda su objetividad y toda su lucidez en el tema de la raza. Es entendible por qué lo hizo ya que su libro fue propaganda e ideología y necesitaba de un mito movilizador de masas - el mito de la sangre frente a la Iglesia medieval y al Estado republicano post generación del 89 - ; no descalifico la obra del pensador sino a los judíos que la malinterpretan anacrónicamente en estos tiempos tan complejos. Y algo que se dijo en una epoca determinada pasa a ser piedra de escándalo para quienes tenemos un mismo ideal...

ES INNEGABLE QUE LA IMAGEN DE LA MUJER RUBIA DE OJOS CLAROS ES MUY PODEROSA. POR ESO SE VENDE TANTA TINTURA Y TANTO OJO DE PLÁSTICO QUE SIMULA CLARIDAD. DE AHÍ A PENSAR EN UNA SUPERIORIDAD MORAL E INTELECTUAL HAY UNA GRAN DISTANCIA.

Tal vez esta doctrina maldita del supremacismo nórdico tenga su origen en algo muy sencillo: Salvo excepciones muy raras como ciertos negros melanesios, el cabello claro es patrimonio exclusivo del blanco. Lo mismo puede decirse del color de ojos. Este puede ser el principio del tan popular "rubio de ojos azules".

Si el mismísimo Hitler supo elogiar ciertas cualidades no fue por propia voluntad: Así como los pecadores hablaron de santidad para ganar "almas" - cuando no dinero -, así también los hombres de cabello oscuro y baja altura elogiaron lo nórdico para ganarse el favor del imaginario popular. No se puede negar que una niñita rubia de pelo dorado partido en dos colitas da una imagen angelical que conmueve a cualquiera.

Mucho se habla de la raza aria sin saber que "ario" significa "noble" en persa y en sanscrito. Por dar un ejemplo, los "aristoi", los mejores o los aristócratas, son aquellos que encarnan el estilo desde la India hasta Grecia sin importar su color de cabello. Y yendo al grano, Hitler, Goebbels, Himmler y otros no eran lo que fomentaban mediante vagas ideas de "Lebensborn" y otras cosas sacadas de su contexto. Si yo creo un espacio para la procreación de los campesinos argentinos, la historia tal vez diga que quise fomentar el poblamiento del país con descendientes de alemanes cuando el pueblo de mi país está compuesto por muchos elementos. Lo mismo ocurría en Alemania: La intención de las SS era procrear una generación sana en todo sentido. No hay que omitir que muchos soldados de este mítico ejército no eran rubios - la mayoría no lo eran - y los que si lo eran tal vez no tenían ojos claros. Aquí cae por tierra el cuento de las SS saliendo del Infierno con Hitler a la cabeza...

Otro tema importante es el complejo de inferioridad fomentado por los estereotipos judaicos: El español, según la "Leyenda negra", es un medio moro inquisidor mientras que el anglosajón es dinámico, bello e inteligente. Por esta imposición de modelos estéticos mediante el cine y el comercio, mucha gente se siente menos. Ahí empiezan los problemas de identidad de reclamar el origen vikingo por vaya a saber uno que invasión ocurrida en Italia. Después viene la parte de la mezcla de razas y ese lamentarse de la pureza perdida de los hiperbóreos mitad marcianos que se degradaron al nivel de los humanos. Allí es cuando duermen en paz los nordicistas mediterráneos: ¡Cuando descubren que ellos también tienen algo de Dios sin importar su pelo negro!

El primer gran teórico latino del nordicismo tal vez sea el italiano Adriano Romualdi. El autor de "Los indoeuropeos" tal vez estuvo inconscientemente motivado por afanes desconocidos para muchos: Italia, latina y mediterránea, dio vergüenza con sus soldados cobardes en la guerra (cuando fueron valientes pelearon en el bando equivocado). En cambio, los alemanes fueron capaces de soportar todo el peso en soledad conservando aun energías para defender a otros.
No quiero ser psicólogo pero algo de esto hay flotando en el inconsciente colectivo sin saber que se puede ser valiente sin ser rubio. Por dar un ejemplo, la División Azul de España fue uno de los mejores ejércitos de la última gran guerra. Pero eso la gente no lo sabe.

Además de que el judío inventa imágenes negativas para elevar al anglosajón en casa y denigrarlo afuera, también tenemos que soportar que gente de nuestro lado nos entregue. Así sucede con la gente de Alba Thule. Esa secta fue fundada por un argentino para vergüenza mia. Dicha institución maléfica en un momento me interesó pero antes de avanzar más me di cuenta de que persiguen otras finalidades entre las que se incluyen el dividir a nuestra comunidad. Tal vez no tengan mala intención pero sea o no sea a conciencia, el daño ya está hecho y es muy grande.

Yo no entiendo cómo hay enfermos que hablan de nordicismo en España o en la Argentina especialmente. ¿Qué influencia tuvo Suecia en mi pais si la comparamos con la proveniente de Italia? Ninguna. En ese caso, los resentidos de mi tierra le tiran mierda a sus raíces arguyendo que estaríamos mejor bajo dominación británica aunque más no sea en el idioma. Sin ir más lejos, conozco gente de mi entorno que se lamenta por el triunfo criollo durante las invasiones inglesas...

En el caso español puede decirse algo similar: La maldita leyenda escrita por el judío internacional, ha sepultado para siempre el orgullo de ser español. Una lástima que así sea. No es por ser pariente de Cervantes pero España dio más cosas al mundo que toda la Escandinavia junta ( sin menospreciar a las rubias pechugonas que hacen a mis fantasías preferidas).

LA HISTORIA DEL MUNDO ESTUVO PROTAGONIZADA POR MEDITERRANEOS EN SU MAYOR PARTE. SÓLO A PARTIR DE LA RUPTURA DE OCCIDENTE A RAIZ DEL PROTESTANTISMO - PATROCINADO POR EL JUDAISMO - , SE DIO EL CAMBIO DE HEGEMONIA: SALVANDO EXCEPCIONES, FUERON GRECIA, ROMA Y ESPAÑA QUIENES MOVIERON LOS HILOS DE LOS SIGLOS EN SU CASI TOTALIDAD.

NO MENOSPRECIO A LOS GODOS Y A SU EXPANSIÓN HACIA EL SUR. TAMPOCO RENIEGO DEL GERMANISMO EN SÍ MISMO PUES FUE UN GRAN MOTOR EN LA HISTORIA: YO ABORREZCO EL NORDICISMO QUE ES OTRA COSA. PUES GERMANO NO SIGNIFICA NÓRDICO EN SÍ (LOS MAYORES REPRESENTANTES DEL PANGERMANISMO NO FUERON NÓRDICOS Y ESO YA LO DIJIMOS RECIÉN).

SI LA INFLUENCIA DE LOS NÓRDICOS FUE TAN ESPECTACUALAR EN LA HISTORIA DE LAS ERAS ¿POR QUÉ SUECIA Y NORUEGA NO SON MÁS QUE SOMBRAS AL LADO DE PAISES SUPUESTAMENTE INFERIORES CÓMO FRANCIA, ESPAÑA E ITALIA? YO AMO A LA GENTE DEL NORTE PERO NO LA CONSIDERO LA MEJOR SALVO EN EL ASPECTO.

TODA LA PUREZA NÓRDICA DEBERÍA ESTAR CONCENTRADA EN UN LUGAR COMO DINAMARCA Y, SIN EMBARGO, ESTA COMARCA NO EXISTE SI PENSAMOS EN AUSTRIA CON SU SUPUESTA RAZA INFERIOR DE ALPINOS MEZCLADOS CON PUEBLOS ORIENTALES (PARADOJA QUE EL SUPUESTO LIDER DE LOS NORDICISTAS HAYA NACIDO ALLÍ).

Es un enfoque nada constructivo el de personajes como Karl Gottman (esoterista argentino fundador de Alba Thule: Secta que a su vez regentea blogs en España cómo Nordic Thunder). Tal vez sean muy acertados sus escritos geopolíticos pero cuando empieza con su delirio extraterrestre de super rubia, no hace más que malograr toda su obra antisionista de gran difusión.

Lo enfermo y contradictorio en esto es que ni los mismos nazis nórdicos son nordicistas. Los enfermitos que tocan Black Metal y que asesinan a compañeros de escena, no sienten reparos en admirar a Hitler y a Goebbels. ¡Hasta se sabe que uno de estos asesinos amaba a Saddam Hussein! Es cierto que dentro del movimiento hubieron católicos cómo Degrelle y protestantes cuyos nombres no recuerdo pero jamás han existido insensatos que hicieran culto del color del pelo. Solamente en España o en la Argentina pueden darse semejantes disparates (de tal palo tal astilla y la Madre Patria da cómo herencia también lo malo).

Hay lectores que ya deben estar preguntándose por los ingleses en todo esto. Está bien. Responderé con la verdad: Inglaterra, sacando a un lado el tema de las islas Malvinas y Gibraltar, es mi país favorito. Es el pueblo anglosajón, el más industrioso y dinámico que vieron los siglos. Son los nuevos romanos ya que impusieron civilización y cultura por todos lares. Son unos genios que han dado a Shakespeare cómo regalo a la Humanidad. ¡Ni que hablar de Lord Byron y Darwin! Así y todo, por más que los nordicistas quieran llevarse a la Rubia Albión para su lado, la Anglae Terra no se diferencia en imagen de otros pueblos europeos. Tiene, básicamente, características muy similares al tipo español. Por eso, yo tengo sangre española y me dicen "yankee" o "inglés" quienes me quieren hacer sentir mal diciendo que no parezco argentino.

En resumen, la gente del norte de Europa es muy pero muy bella con sus bebitos regordetes pero no es más que la población de Roma o Madrid. No es por nada pero cuando ellos estaban agrediendo las runas habían otros que ya pensaban a la manera de Julio Cesar...

En todo esto también hay lugar para los pelirrojos: Supuestamente, los colorados también son nórdicos pero del tipo "rojo". Ahí es cuando la pudren más: Se valen de nuestras máximas excentricidades naturales para dibujar un esquema antiantropológico muy complicado. Toda una cháchara para llegar al "punto G": "Galaxia distante dio vida a los hiperbóreos y ellos a su vez nos la dieron a nosotros gracias a los dioses blancos que se degradaron al nivel del hombre hijo del mono".

El nordicismo es bello en el surrealismo tardío de Miguel Serrano pero en gente que dice pelear seriamente no es más que un motivo de sospecha: ¿No habrá un narigón con el pene cortado que está tramando nuestra desmoralización cómo blancos? Al fin de cuentas, lo más recto del Nacionalsocialismo encarnado en Lèon Degrelle nunca ve la luz: Las grandes historias de skins están a la orden del día.

¡Europa vivirá!■

LOS MOROS EN ESPAÑA

(AYER Y HOY)
por Arjun



Acerca de la presencia musulmana en España, aprecio unas analogías dignas de consideración entre el panorama actual y situaciones pasadas de nuestra historia, por encima de las lógicas diferencias de tiempo y circunstancias entre ambos momentos.

Sin pretender sentar cátedra acerca de una cuestión que requiere de unos conocimientos sólidos para profundizar con solvencia en ella, me arriesgo a exponer unas reflexiones sobre el particular. Unas simples lecturas de aficionado no bastan para desentrañar ningún misterio ni ofrecer alguna teoría indiscutible, pero aún así podemos señalar aquello que no escapa a una observación detenida, llamar la atención sobre algunos aspectos dignos de detenerse en ellos y tratar en consecuencia de sacar una conclusión razonable al respecto.Según mi punto de vista, encuentro concordancias notables entre hechos en curso y episodios pretéritos. En concreto, y sólo para centrarnos en una aspecto de la cuestión, se trata de lo que sigue.

Al concluir la Reconquista, los vencedores de aquella larga confrontación, buscaron de diversas maneras, utilizando alternativamente políticas de palo y zanahoria, "integrar" (por emplear un vocabulario al gusto actual) a los vencidos en la nacionalidad de los patriotas. Se les ofreció la conversión como vía para su incorporación a la nación española, o su continuidad como musulmanes, con unas garantías y obligaciones, es decir con un estatus distinto y sin duda inferior, que los dejaba fuera de la "españolidad" de hecho y de derecho.

En esas épocas, la nacionalidad, la personalidad nacional, la afiliación a una nación o cómo queramos decirlo, estaba determinada por la pertenencia a una determinada fe, a una religión que era el signo distintivo primordial de esa nación. El criterio de la nacionalidad en este caso era el cristianismo. Era español el católico y únicamente éste podía serlo, los demás no lo eran ni podían serlo (judíos y moros pertenecían a otras naciones). El factor étnico o racial no entraba realmente en consideración, sino el religioso. Los hispanorromanos (celtíberos fuertemente latinizados) y los godos se consideraban a ellos mismos como miembros de la misma nación, sin que la diversidad de origen supusiese en esos tiempos diferencia alguna en la consideración de su pertenencia al mismo grupo. Insisto sobre este punto para despejar cualquier duda o malentendido: ni judíos ni musulmanes eran parte del pueblo formado por hispanorromanos y godos cristianos, y añadiremos que si no eran parte de ese pueblo tampoco querían serlo. De ahí la grosera estafa intelectual y moral de querer hacer pasar por españoles a los moriscos o a los sefardíes, cuando estos nunca lo fueron ni se sintieron identificados nunca con los cristianos. La cuestión de los "derechos adquiridos" en largos siglos de estancia en un territorio por una población extranjera (de origen y de identidad) no carece de todo fundamento, pero está fuera de toda discusión el que aquí no hubo nunca otros españoles que los cristianos, y paremos de contar. Ninguna pirotecnia verbal, ninguna alambicada recomposición histórica, ningún malabarismo seudocientífico, ninguna "performance" retórica puede transformar los burros en caballos y los moros o judíos en españoles.

Esa concepción de la nacionalidad (la pertenencia a una sociedad común, a una comunidad de destino) basada sobre una creencia religiosa compartida, no era privativa del bando cristiano, sino también del musulmán, con la diferencia de que en Occidente este concepto, el criterio religioso como determinante y exclusivo que define la pertenencia nacional, ha sido superado, mientras que en el mundo islámico perdura hasta nuestros días. En ningún país musulmán los no musulmanes son otra cosa, en los hechos reales, que ciudadanos de segunda o tercera categoría. Por otra parte, en el islam, la nación, tal como la entendemos los occidentales, no significa lo mismo que en Occidente. Está la tribu y después la umma, en el orden de sus lealtades: primero la solidaridad familiar, del clan, de la tribu, y después la solidaridad con el conjunto universal de los creyentes. El punto intermedio de la nacionalidad (el Estado nacional) es el que menos lealtades suscita para el hombre musulmán. Cualquier musulmán, primero es miembro de tal o cual clan o tribu, después es miembro de la "mezquita universal" y finalmente un nacional de cualquier país.

Hay que recordar que en la época objeto de esta exposición, la España búsqueda sólo existía en germen, en proyecto, como objetivo: la España perdida se recuperaba y se construía al mismo tiempo; con la reconquista España se iba haciendo. España era un edificio que se iba levantando a medida que se iba empujando al usurpador mahometano cada vez más hacia las costas donde siglos antes había desembarcado. España no existía como realidad concreta sino como proyecto, como voluntad y como elección (como vocación, en palabras de Julián Marías) antes de la unidad entre las Coronas de Castilla y Aragón (Fernando e Isabel). Durante todo el periodo de la Reconquista se habla de moros y cristianos más que de musulmanes y españoles (pero no tanto a causa de la "inexistencia" formal de España, sino de la identidad de significado de cristiano y español).

La nación española la crean los cristianos y únicamente ellos son los legítimos españoles. Los musulmanes no solamente no contribuyeron a la creación de España, sino que fueron sus más acérrimos enemigos. En ese proceso de liberación y construcción nacional, los moros no están con nosotros, sino contra nosotros. Sin embargo, según una corriente revisionista proislámica en boga (y que nos tememos que tiene un gran futuro por delante), son herederos legítimos de España aquellos que casi durante 800 años la sojuzgaron, la anularon y la combatieron. Se pretende hacernos tragar la intragable rueda de molino de la "españolidad" de los moriscos, supuestas víctimas del fanatismo católico, de la intolerancia, y del racismo de sus malos compatriotas. Esto sería como transformar en aztecas a los españoles del Virreinato de la Nueva España o en araucanos a los de la Capitanía General de Chile. Esta aberrante versión quiere hacer herederos de España a aquellos que más la negaron y odiaron y trataron, sin éxito, de aniquilarla.

Ni la raza ni el origen determina entonces la pertenencia al grupo nacional. Lo que prevalece sin duda alguna en la conformación de una identidad es la identificación con una fe determinada. La cristiandad victoriosa impone a los derrotados la elección entre la conversión o un estatus de inferioridad, de "extranjería" (y más tarde, cuando todos los límites de la paciencia fueron colmados, la salida del país). En el lenguaje actual diríamos que se buscó la "integración" de los enemigos de ayer.

Una cantidad significativa de moros aceptan aparentemente ese ofrecimiento que les permite permanecer en España y conservar sus bienes y propiedades. Estos conversos, en realidad, no son sinceros, salvo casos aislados, sino que fingen un catolicismo “de tapadera" que les garantiza los derechos y las prerrogativas que les corresponden como "cristianos nuevos". De puertas adentro, siguen practicando su religión, conservando sus hábitos, hablando su idioma, conspirando con el Turco instalado en Berbería, esperando un cambio de suerte para echar abajo la odiosa máscara y levantar de nuevo el estandarte mahometano en el suelo recuperado de Al-Ándalus. Existe una profusa literatura sobre el periodo que va desde las Capitulaciones de Granada (1492) hasta el decreto de expulsión definitiva de Felipe III (1609). Con ese comportamiento no hacen más que aplicar esas normas coránicas que autorizan y preconizan la simulación y el engaño en tierra del infiel cuando la relación de fuerza corre en desventaja del creyente. Aparentan aceptar las condiciones exigidas para su permanencia en España y su incorporación al pueblo que se ofrece a acogerlo en su propio seno (en un acto tan generoso como desafortunado), pero en realidad no se trata más que de una maniobra hipócrita que busca ganar tiempo y ponerse a salvo de inconvenientes y represalias.

Aleccionados sobre la deslealtad de los moriscos (sobradamente documentada y dolorosamente experimentada en más de 100 años de políticas fracasadas), enemigos declarados de su supuesta patria y quintacolumna permanente del Turco que asolaba las costas y preparaba un desembarco para reconquistar territorios peninsulares, nuestros antepasados deciden expulsarlos definitivamente "manu militari". Hasta aquí, en síntesis la historia.

400 años después de la salida del último morisco de España, tenemos otra vez el país infestado con la misma plaga de entonces.

A los musulmanes se les ofrece la integración al precio de la aceptación de unos valores que no están dispuestos a asumir, y del respeto a unas normas legales y culturales que no tienen la menor intención de acatar. No se les pide que se integren mediante la conversión religiosa, ya que hemos renegado totalmente de nuestro cristianismo ancestral, y el concepto de nacionalidad, privado ya del más elemental contenido cultural, espiritual y moral, arrancado de sus fundamentos históricos y civilizacionales, se ha devaluado y desnaturalizado al punto de quedar reducido a su más elemental dimensión administrativa: un documento de identidad, una cartulina plastificada. Ahora les pedimos que adopten nuestros valores y principios democráticos (algunos lunáticos hablan de un "contrato de ciudadanía”): la nueva religión oficial de una sociedad que reniega de sus más valiosas señas de identidad y hace un mérito del desapego a su propia historia.

Al igual que sus predecesores, los musulmanes actuales se prestan, aparentemente, a este juego, fingiendo, para la galería, aceptar esas condiciones. No hay más que escuchar a algunos de sus representantes hablar de democracia, pluralidad, respeto de la ley y de... integración: la música que es grata a nuestros oídos de papanatas occidentales. Mientras dure la ficción de esa supuesta integración (desmentida a diario por las prácticas reales de esos "integrados"), los moros van asentando las bases de su expansión y dominio, que en algún momento no muy lejano reclamarán ejercer a plena luz del día y sin discusión.

Pero la similitud entre ambos periodos puestos frente a frente está lejos de ser completa. Por el contrario, se aprecian diferencias de peso. La más destacable es sin duda la ausencia visible de voluntad alguna en nuestro bando de enfrentarse virilmente al problema, a diferencia de nuestros antepasados. Otra diferencia notable es que la mano tendida de los españoles a los moriscos era generosidad, un gesto de grandeza de una raza que sabía combatir a su enemigo y ser magnánimo en la victoria, y que además tenía ciertos escrúpulos morales en expulsar una población, extraña y enemiga, pero asentada desde hacía siglos en el país. El español que sabía ser duro en la adversidad no podía ser ruin en el éxito. La oferta actual a los moros es una demostración palpable del miserable nivel de ruindad y cobardía a la que han descendido las élites españolas de hoy, indignas del nombre que usurpan y que arrastran por el fango de la ignominia.

La invasión continúa a buen ritmo, la colonización se expande sin obstáculos, la islamización avanza resuelta. Nada verdaderamente eficaz parece interponerse en la marcha del regreso islámico a España. El país entero calla y mira hacia otra parte, cada vez más al suelo, para no tener que mirar a los ojos una realidad que exige imperativamente una respuesta inmediata y contundente. Los moros que echamos una vez son los mismos que ahora vuelvan, pero los españoles que hoy los reciben no guardan parecido alguno con los que los corrieron en otra época. Esta vez España muy bien puede acabarse sin remedio. Pues como advertía Oswald Spengler (en La decadencia de Occidente; véase cita en azul a continuación), sólo las naciones que son dirigidas por los que han conservado sus fuerzas naturales de cultura y forma conseguirán finalmente triunfar.

El fervor creativo, el latido que ha llegado a nosotros desde los primeros orígenes, se adhiere sólo a formas que son más antiguas que la Revolución y que Napoleón, formas que crecieron y no fueron hechas... Las tradiciones de una vieja sociedad educada, mientras sean aún suficientemente sanas para mantenerse apartadas de políticos y demagogos, y mientras profesen honor, abnegación, disciplina, el auténtico sentido de una gran misión (es decir calidad racial y esfuerzo), sentido del deber y del sacrificio, podrá llegar a ser un núcleo que canalice la corriente del ser de todo un pueblo y le permita establecerse en el tiempo y proyectarse hacia el futuro. Estar "preparado" lo es todo. La última raza que mantenga su forma, la última tradición viva, los últimos líderes que tengan su apoyo, se perpetuarán hacia el futuro, vencedores.■

FÍSICA Y METAFÍSICA

Resumen de uno de los debates de FORΦιDENTIDΛD,
celebrado el 19 de diciembre de 2009


http://www.foro-identidad.es/2009/12/fisica-y-metafisica.html


Se abre el debate con algunas reflexiones por parte de un contertulio acerca del pensamiento de Heidegger, el cual se planteó el problema en su obra de 1929 ¿Qué es metafísica? Entendiendo que el problema de la metafísica se hace incomprensible sin el concurso del método fenomenológico, el alemán quiere llegar a la esencia de la metafísica. Trata así de llegar a la esencia del ser humano, desde donde deriva a la nada. La nada es considerada angustia, y esta última el origen de la metafísica. En todo este desarrollo se reconoce la influencia de Kierkegaard.

Otro participante advierte que la metafísica empieza con el método mayéutico, con las preguntas de Sócrates, como la más característica, ¿qué es la verdad? Frente a los pre-socráticos, que suponen que las cosas son como son y no de otra manera, se pretende así la búsqueda de la esencia última de las cosas. Existe un problema fundamental aquí: distinguir con claridad el conocimiento de lo natural del propio de la metafísica. En este sentido, se señala que Kant supuso un punto de inflexión al pedir una nueva metafísica no basada en conceptos medievales. Aquella no era crítica, siendo necesaria sustituirla.

Y es que, como advierte un tercer tertuliano, física y metafísica son dos términos antitéticos. La primera, referida a la materia y ajustada mucho más a la lógica y a las matemáticas; la segunda, no obstante, constituyendo el núcleo de la filosofía. Es una ontología que está más allá de lo físico; y lo físico no está aún bien definido. Todo para concluir que no basta con crítico, es necesario igualmente establecer un buen aparato conceptual.

¿Qué tiene de actual la metafísica?, se pregunta alguien. Se contesta que Kant delimitó la ocupación primordial de la metafísica y de la ciencia; y a partir de ahí se ha revolucionado la ciencia. Surge aquí, en relación con esto, el problema de la idea del progreso. ¿La ciencia va a llegar a desentrañar todo sobre la materia o van a quedar misterios? Desde el momento en que la ciencia no puede abarcar todo sobre la materia (más aún, sobre la realidad), la metafísica va a tener un lugar. Se insiste en que la idea del progreso del conocimiento hay que contextualizarla y que subyace en ella una secularización de ideas religiosas.

Hay un cierto consenso a la hora de señalar que es equivocado confrontar física y metafísica. La metafísica se dedica al ser, siendo el ser su fuente de trabajo. Se sostiene que a la esencia de las cosas no se va a poder llegar desde la física, teniendo ahí su contenido la metafísica. Sin embargo, la mentalidad actual es que gracias a la ciencia y la tecnología va a poder ser explicado todo. Pero en 1931, se señala, Kurt Gödel publicó sus dos teoremas de incompletitud, que venían a significar que no existe un método lógico capaz de resolver cualquier problema o demostrar cualquier teorema. Las matemáticas son incompletas, la ciencia también. Y esto porque “ningún sistema consistente se puede usar para demostrarse a sí mismo”, según dice el segundo de los teoremas citados. Existen, además, cuestiones que intrínsecamente no pueden ser resueltas por la ciencia. Se cuestiona igualmente la capacidad de la ciencia histórica para explicar los hechos históricos. Otro participante responde a esto último que la ciencia histórica tiene su método de trabajo, que es a posteriori y no experimental, dado el objeto de conocimiento al que se enfrenta. Añade que en el objeto de análisis de las ciencias naturales y de las ciencias sociales existe un elemento diferencial, la voluntad humana, que hace más difícil el trabajo para las segundas.

Una nueva cuestión se desarrolla en este denso debate. ¿Por qué presuponemos que hay lógica en la materia? ¿Por qué se aspira a la verdad? Quien plantea estas dos preguntas sostiene que no somos los agentes del conocimiento al no poder pensar lo que queremos, existiendo multitud de elementos que escapan a nuestro arbitrio. Sócrates dijo que lo mejor que puede hacer el hombre es conocerse a sí mismo. Pero el hombre no puede dar explicación de sí mismo, ya que lo debe hacer con sí mismo y no lo puede hacer de otra manera. No hay que ser proclive a lo que se entiende por progreso. El hombre se está olvidando de sí mismo, ya que no se conoce. Aún no sabe si es un quien o un qué. Si se conociera bien a sí mismo quizás no se lanzaría a conocer determinadas cosas que tienen un gran coste y un mínimo rendimiento. Concluye este participante con la afirmación de que la base de la estructura molecular humana es desconocida, es decir, no nos conocemos.

Reaparece ahora el problema de los límites de la ciencia. Se duda acerca del origen del hombre. Y esto porque se considera fruto de una serie de acontecimientos que podrían no haber ocurrido. Lo que los científicos llaman evolución es realmente una historia y la historia no tiene explicación. A esta afirmación se le responde que la ciencia trata de saber sobre lo que ha sido y es y no sobre lo que pudo ser.

En este punto el debate evoluciona hacia una digresión acerca de los derechos humanos, considerados por uno de los participantes como muy importantes, al reconocer la dignidad humana. Otro de los contertulios responde afirmando que la humanidad es, ante todo, un concepto zoológico, convertido en otra cosa en un contexto histórico y cultural muy concreto (la Ilustración). Menciona la idea de Carl Schmitt acerca de que quien utiliza el vocablo humanidad pretende engañar. Y esto es así porque quien hace esto pretende interpelar desde una posición moral supuestamente más elevada.■

Artículo relacionado:
Del «ser» y la «nada» y de la «Nada» y el «Ser»

Ampliando la polémica revisionista. El Hitler de la historia

Adjuntamos ahora un texto aportado por Arjun. El autor del mismo es John Lukacs, historiador oficialista, crítico implacable además del conocido historiador disidente David Irving. El texto procede de la obra El Hitler de la historia: juicio a los biógrafos de Hitler. Los pasajes en negrita han sido señalados igualmente por Arjun.

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No es una biografía de Hitler, sino una historia de su historia y una historia de sus biografías. Este es un cuento sin final, puesto que nuestra perspectiva histórica es siempre suceptible de cambio. No hay razón para dudar de que en los próximos 50 años aparecerán más biografías de Hitler, y que algunas pueden ser relativamente nuevas e incluso valiosas, y no sólo necesariamente por el descubrimiento de algún nuevo fondo documental. En general esto es inevitable, pero no significa que las obras más antiguas sean menos "históricas" que las nuevas, significa simplemente que, en contra de la "ilusión" científica, en la investigación y escritura de la historia no hay resultados definitivos. 

Además el propósito de la historia a menudo no es tanto una relación definitiva de los acontecimientos de un periodo como la descripción y comprensión histórica de algunos problemas: descripción mejor que definición, y comprensión mejor que omnisciencia, ya que si bien no es posible completar de manera perfecta nuestro conocimiento del pasado, un conocimiento razonable y adecuado de éste entra dentro de nuestras capacidades.
(...) 

La historia supone un replanteamiento sin fin del pasado, revisarlo y volver a visitarlo. La historia, en sentido amplio, es revisonista. La historia implica enfrentarse múltiples veces a las acusaciones, vuelve una y ora vez a juzgar a las personas y los acontecimientos, sin una ley que lo impida. No hay nada nuevo en esta observación, ya que en esto consiste precisamente el pensamiento. El pasado es lo único que conocemos y todo el conocimiento humano surge de un conocimiento pasado; todo conocimiento humano supone reflexiones sore el trabajo que hace referencia a la profesión histórica. La idea de que el trabajo, una vez aplicado con precisión el método científico y agotados los documentos existentes, habría acabado y el resultado sería definitivo (...) es una ilusión propia del siglo XIX. 

Es probable que existan en este momento más de cien biografías de Hitler y, sin embargo no puedo asegurar que la ciento uno no vaya a aportar algo nuevo. No obstante, la cantidad acumulada de investigaciones (nuevas búsquedas) tiene menor importancia que la calidad de las revisiones. ¿Cúal es el propósito de esas revisiones? En sentido amplio, el propósito del conocimiento histórico va más allá de la precisión; busca la comprensión. En un sentido más inmediato, el propósito de un historiador revisionista puede sacar a la luz informaciones sensacionalistas, provocar escándalo, o el deseo más o menos desinteresado de destruir falsedades. Puede que anhele el éxito académico o económico, un mayor reconocimiento entre sus colegas de profesión, en una esfera más amplia, conseguir publicidad: puede que esté promoviendo una ideología política o nacional, de la que a veces depende el tratamiento del tema. En este libro se muestra que esto también ocurre -en ocasiones- con el tratamiento histórico de Hitler.

Texto de John Lukacs. Aportado y traducido por Arjun

ANÁLISIS DEL TOTALITARISMO (II)

Totalitarismo y democracia.
Modelos de democracia: análisis y crítica. 


Resumen de uno de los debates de FORΦιDENTIDΛD,
celebrado el 24 de octubre de 2009
http://www.foro-identidad.es/2009/10/analisis-del-totalitarismo-ii.html


Foro Identidad se reúne para debatir de nuevo sobre el totalitarismo, pero esta vez intentando ver si existe la posibilidad de que la democracia esté derivando al totalitarismo o si realmente la democracia es un totalitarismo, sólo que más indoloro, sin campos de concentración y deportaciones masivas, pero sí con una misma finalidad: el control total del individuo y de las cosas sin conciencia de sí (materias primas, infraestructuras, etc.).


Uno de los contertulios hace una introducción, profundizando en la idea de democracia. De esta forma, se hace referencia a la división de poderes e, igualmente, otra referencia implícita acerca de la desaparición de la gran política (la grosse Politik) y su sustitución por la pequeña política. Se plantea entonces la posibilidad de que en las democracias actuales el poder político y partitocrático no haga sino la función de marioneta en un escenario controlado por unos poderes que permanecen en un segundo plano respecto al público, al pueblo. Estas marionetas, estos políticos, que no gobiernan ni ejercen mando real o significativo, sino que sólo administran, serían además los destinatarios de la ira del pueblo, mientras el poder real, posiblemente de tipo plutocrático y cleptocrático, se mantiene cómodamente, en aquél segundo plano, al margen de las críticas.


Hace dos semanas hablamos de que lo que caracteriza a un sistema totalitario es que éste pretende adueñarse de la conciencia y del cuerpo de las personas. Así, en cuanto a la conciencia, que verdaderamente significa “reconocerse uno mismo en sus atributos esenciales y en sus modificaciones”, en un estado totalitario se pretende convertirla en “reconocerse en aquello que aplica el totalitarismo”. De esta manera, en las democracias, todo el mundo se reconoce en los valores universalistas de la Ilustración, se reconoce en la voluntad general, interés general, etc., de la misma forma que en 1936 los alemanes se reconocían en el Nazismo o los rusos en el Comunismo. Por lo tanto, se ve claramente que se pretende alienar a la persona, anular su personalidad, para subyugarla a una visión ajena del mundo, anular su propio interés, eliminar su propia voluntad para hacer y deshacer (es decir, convertir al hombre en algo que se active en lugar de en algo activo por sí mismo): las personas, ciudadanos u hombres no son dueños de su destino y de sus vidas.


Así pues, sería ingenuo no asumir la esencia totalitaria que se respira en las democracias, unas democracias que se nutren del liberalismo y del mercado. En las democracias no hay pluralidad, ni libertad, es todo irreal, solamente «ideas».


En definitiva, para alguno o algunos participantes, comunismo, nazismo y democracia se diferencian en el fin, pero no en la finalidad, que es el control total del individuo.


Volviendo a lo más cercano, los contertulios analizan la realidad social española. Se analiza la manipulación de nuestros medios para determinar opiniones, etc. De cómo no existe una pluralidad política, pues todos los partidos aceptan el sistema y simplemente se diferencian en matices para administrar la riqueza. Se denuncia que no existe una clase política de calidad y que el voto de los ciudadanos no tiene efecto: la democracia española, como la de cualquier otro país democrático, es una pantomima, en el panorama político no existe una alternativa de cambio real, pues todos sirven a los mismos intereses. También se pone de relieve que el poder económico está por encima del poder político, es decir, la alta finanza se ha adueñado del poder político. Este poder político se manifiesta a nivel mundial bajo el acrónimo NOM.


En definitiva, el pueblo no participa en la vida política, el sufragio universal es una mera pantalla. Las instituciones siguen siendo tan rígidas como en el franquismo y los sindicatos subvencionados son más verticales que el propio Sindicato Vertical de cuando el franquismo. Se remata este análisis de la siguiente manera: «La democracia española se ha construido con los escombros del franquismo».■

ANÁLISIS DEL TOTALITARISMO (I)

Esquemas explicativos de 
Alain de Benoist, Hanna Arendt y Eric Hobsbawn 

Resumen de uno de los debates de FORΦιDENTIDΛD,

La temática que debatimos giraba en torno al totalitarismo aunque, como podrá observarse en el resumen, se deshilachó en varias derivaciones argumentales.

Para comenzar hubo una tormenta de ideas con la cual intentamos delimitar el término «totalitarismo» para saber a qué nos estábamos enfrentando. Para ello había que diferenciarlo con claridad de palabras que pudieran, a priori, provocar equívocos. Así, surgió la necesidad de discernir entre «autoritarismo» y «totalitarismo». La primera de las formas de ejercer la autoridad o el mando se entiende como aquello que procura domeñar los cuerpos:, la fuerza de trabajo; pero el segundo de los términos, el totalitarismo, pretendería subyugar tanto el cuerpo como la propia conciencia y pensamiento del sujeto.

Bajo la óptica de Benoist el «totalitarismo» se enfoca como un fenómeno moderno. Aún así algunos miembros asistentes al debate exponen cómo en las democracias liberales (y economía capitalista), donde se supone que la libertad es el valor sagrado, se están dando los esfuerzos más serios de manipulación de masas mediante el control mental: ya sea utilizando como herramientas la TV, el marketing, el cine, etc. Por ello, si totalitarismo es Nazismo y Comunismo, también lo es el «Nuevo Orden Mundial» que se quiere imponer bajo sus premisas universalistas nacidas de la Ilustración. Si de alguna forma puede definirse entonces la palabra «totalitarismo» es como aquella forma de ostentar el poder que pretende el «control total» sobre todas las cosas, sean animadas o inanimadas, hacer todo calculable y previsible, conseguir que todo quede englobado bajo una autoridad de «poder absoluto»; es decir, un gobierno totalitario aspira a sustituir a Dios, pues no sólo se expresa mediante la política, sino que los totalitarismos ofrecen una nueva dimensión religiosa del mundo, ya sea esta materialista o espiritual. Como no, el Islam… todo monoteísmo, se puede enfocar como fenómeno totalitario, de hecho lo es, porque quiere controlar el cuerpo mediante el pecado y el espíritu y la conciencia mediante la fe y el avasallamiento a un Ser Supremo o Superior.

Bajo términos morales, se aplica una dicotomía entre bueno y malo aplicado al nazismo y el comunismo. Por encima de todo, aquellos que actuaron bajo un sistema u otro siempre pensaban que hacían lo correcto. Sin embargo, es sabido que el comunismo ha causado un mayor número de muertes y cometido más crímenes, más que los cometidos o achacados (a los perdedores se les imputa de todo, hasta de lo que no han hecho, algo que hay que tener en cuenta) al nacionalsocialismo. Al nacionalsocialismo se le hace responsable de 25.000.000 de víctimas, y es porque se le otorgan no solamente 6.000.000 de judíos muertos en campos de concentración, sino todo el resto de las víctimas mortales habidas en la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, al comunismo se le achacan cuatro veces más víctimas, 100.000.000. Es decir, una mentalidad moral podría decir que el comunismo es 4 veces más malo que el nazismo, sin embargo, como se ha aceptado la idea de que el comunismo servía a la democracia verdadera o más perfecta, de que tenía buenas intenciones y era una propuesta para perfeccionar al Hombre, ser comunista no es motivo de escarnio, escarnio que si merece, al parecer, el ser nacionalsocialista. La conclusión es que no hay que buscar orígenes de maldad absoluta. Nos podríamos preguntar, ¿cuántas víctimas son achacables a las democracias o sistemas liberales? No serían pocas las víctimas. Otra conclusión sería que triunfa la moralidad de la víctima y del vencedor y que todo parece bueno y justificable, aunque se hable de un crimen (parece ser que hay crímenes buenos, son los llamados un «mal menor»), ante toda la maldad atribuida hasta la exacerbación al derrotado, en este caso al nacionalsocialismo, que siempre es ofrecido como una expresión infernal y un arquetipo de maldad, cuando es posible que no fuera tan dañino como otros piensan. Al menos así reflexionó y argumentó uno de los miembros asistentes al Foro. Concluyó diciendo que no podemos permitir las taras del sistema actual por muy lleno que nos tenga el estómago; el que haya sistemas peores, o que se llaman peores, no quiere decir que dejemos que las democracias hagan lo que quieran. La democracia tiende al totalitarismo.

Un análisis que trata de explicar este reparto de papeles y que fue expuesto en el debate es el que sigue. Se observa, en primer lugar, la funcionalidad política de dos muy concretas teorizaciones historiográficas sobre el fascismo (o el nacionalsocialismo). Los historiadores liberales agrupan comunismo y nazismo bajo el concepto genérico de totalitarismo. Mientras, los historiadores marxistas acostumbran a identificar el fascismo con una de las etapas del desarrollo del capitalismo, agrupando de esta forma capitalismo liberal y marxismo. El fascismo es etiquetado como lo peor posible y cada uno trata de vincular al régimen sociopolítico rival al fascismo.

Pero, ¿cuál es la explicación de este etiquetamiento del fascismo? Pues bien, ésta se encuentra en la secularización de los valores y filosofemas de procedencia judeocristiana que define a la Modernidad. Este proceso de secularización genera automáticamente un lugar simbólico negativo que debe ser ocupado por una realidad contemporánea. De esta manera, se establece una dicotomía entre los que favorecen la realización de la historia conforme a la secularización descrita (liberales y comunistas, que son rivales pero no enemigos) y los que se oponen (el fascismo).

Esto es lo que explica que las imputaciones de criminalidad al fascismo fueran realizadas a priori. Antes de tener algún poder, el fascismo fue imputado como criminal. Mientras, una ideología realizada tan sanguinaria como el comunismo, aún a posteriori de una criminalidad probada, goza de una legitimidad que no cede. Al fin y al cabo cabe entender esta legitimidad como emanada de un ideario milenarista derivado del judeocristianismo y presunto portador del bien absoluto. A pesar del terror rojo. Y esto explica que Hobsbawm califique al fascismo de subversión deliberada de la civilización, mientras el comunismo, que desde un momento inmediatamente posterior a la toma del poder comenzó a mostrar su carácter criminal, parece formar parte de esta civilización. Es evidente que este análisis rebate algunos de los esquemas de Alain de Benoist. También que los efectos históricos de un relato falso son verdaderos.

Democracia y liberalismo guardan un nexo común con el comunismo, ambas se piensan herederas de la Revolución francesa y de sus valores universales. Éste es uno de los motivos por el que el comunismo no tiene tan mala reputación, a pesar de que bajo este sistema político se asesinaron sistemáticamente, judíos, «kulaks», cosacos, etc.: el nacionalsocialismo no hizo nada nuevo, los métodos de aniquilación los herederó del comunismo. Democracia, liberalismo y comunismo comparten los mismos ideales emancipadores para con el hombre. Se presentan como sistemas salvadores del hombre, salvaguardadores de la humanidad. Uno de los miembros sentencia con «no es más que mera hipocresía, a la vista está lo que hay en realidad».

En definitiva, el fracaso del nazismo tras la Segunda Guerra Mundial legitimó e hizo más fuerte al comunismo, lo mismo que el fracaso del comunismo soviético ha legitimado a las socialdemocracias para mostrarse como abanderados totalitarios bajo el NOM (llámese este G20 o G7, como se desee) y hacer del mundo lo que quieran. Por lo tanto, en la actualidad vivimos bajo un totalitarismo de baja intensidad en el sentido de que no te maltrata físicamente, pero que se muestra más cruel porque te compra y te maltrata mediante el mimo para anular tu voluntad o hacerte obediente al sistema. Asimismo, el NOM crea enemigos, crea antagonistas, genera guerras, pues necesita de la inestabilidad para controlar aún más y hacer creer a los demás de que dicho control es para su seguridad. En los últimos 100 años ha sido mayor el número de acontecimientos bélicos declarados por los países desarrollados de sistemas liberales que los de cualquier otro sistema; solamente un gobierno democrático ha legitimado y justificado con toda su bondad el asesinato sistemático de millones de japoneses gracias a la bomba atómica, etc.

¡Cuidado con los buenos!■

¿REVISIONISTAS, NEGACIONISTAS, AFIRMACIONISTAS?


La historia, como disciplina rigurosa que estudia los acontecimientos pasados, es revisionista por definición. Revisionismo es (según DRAE, por ejemplo) la "tendencia a someter a revisión metódica doctrinas, interpretaciones o prácticas establecidas con la pretensión de actualizarlas". Si la historia no es permanentemente revisada se multiplicarán los errores en ella. ¿O existe otro modo legítimo de respuesta por parte de la ciencia histórica ante la aparición de nuevos datos, ante la elaboración de nuevos métodos de investigación (disponibles ahora y no antes para aplicarlos a un campo particular de estudio) o ante la irrupción de nuevos paradigmas interpretativos de los sucesos históricos (paradigmas historiográficos)?

De hecho, los que hablan de "revisionismo" en forma descalificatoria, sólo se oponen a la revisión de una parte de la historia, generalmente el fascismo, el III Reich, etc. ¿Es qué no quieren que se haga o se siga haciendo Historia en lo que respecta a estos fenómenos históricos? Muy probablemente. Aparentemente sólo les interesa el mantener incuestionada la versión políticamente correcta del hecho, que generalmente consiste en pura ideología y propaganda basada en mentiras. Lo único que legítimamente puede descalificar una práctica revisionista en la Historia es la no aplicación escrupulosa del método científico particular que utiliza la Historia como disciplina científica.

Por lo que respecta al "negacionismo", resulta muy sospechoso que los historiadores oficiales utilicen un vocablo para descalificar de entrada al oponente y descartar toda confrontación teórica a priori. ¿Por qué es un problema negar? Si tan seguros están estos historiadores de sus afirmaciones, no necesitan de esta palabra. ¿Por qué no se remiten a hechos probados y refutan así las negaciones de los negacionistas? ¿Cabría llamar a estos historiadores, por esta actitud de sostener afirmaciones y no admitir la duda acerca de ellas, afirmacionistas?

El historiador debe trabajar con fuentes y con la crítica a estas fuentes. Después elaborará su teorización histórica. Una parte importante de todo el proceso de avance en el conocimiento histórico es la publicación de estas síntesis y teorizaciones. De no hacerlo así, éstas no entran en el debate histórico, no se discuten. La represión intelectual contra el historiador disidente tiene muchas formas: excluirle del ámbito académico y universitario, dificultarle el acceso a las fuentes históricas disponibles, etc. No obstante, existe una más eficaz y que garantiza la censura si todos los demás instrumentos represores fallan o no logran evitar la investigación. Muchas editoriales practican la censura contra toda forma de conocimiento histórico disidente, bien por convicción, bien por temor. De esta forma, la persecución contra editores que sí admiten la publicación de historiadores disidentes puede ser considerada también una persecución contra el quehacer de la ciencia histórica no oficial. Y los historiadores oficiales que no condenan esta persecución ideológica, practican la connivencia con el entramado desinformador y censor del régimen hasta tal punto que forman parte de él.■

DICTADURA MUNDIAL, GLOBALIZACIÓN Y MERCADO

Resumen de uno de los debates de FORΦιDENTIDΛD,



Antes del comienzo del debate, como suele ocurrir por protocolo, uno de los convocantes de la tertulia, miembro de Foro Identidad, hizo una breve introducción sobre el tema a tratar. Se expuso así un pequeño esbozo inicial sobre la dictadura mundial, la globalización y el mercado.

Comienza el debate siendo cuestionada por parte de uno de los contertulios la presencia de uno de los tres textos propuestos para el debate, que lleva como título «La dictadura de lo políticamente correcto», texto que se extrajo del periódico digital EL MANIFIESTO. Dicho contertulio califica dicho artículo como "proveniente de un diario filofascista" y se lamentó que una asociación como Foro Identidad dé lugar a dicha prensa. Argumentaba que una asociación democrática no puede dar cabida a esos artículos tan ofensivos, según su criterio. Otro de los contertulios le responde que lo de filofascista es una subjetividad suya, que Foro identidad no es un partido político, sino una asociación filosófica y de crítica social, donde no hay lugar para la censura, y menos en nombre de la democracia, y que ser democrático reside en dejar que los demás se expresen libremente, te guste o no te guste lo que se diga. Y que, precisamente, cuando se conoce si alguien verdaderamente respeta la libertad de expresión es cuando deja que se expresen los que no piensan como él. Por otro lado, otro lo de los contertulios remarca que en Foro Identidad se han recomendado textos para su lectura de muchísimas plataformas con diferentes ideologías, por lo que no entiende el porqué de la queja ni el cuestionamiento de Foro Identidad sobre su línea ideológica, asociación totalmente imparcial y neutral y que no es sino un terreno de juego, una especie de cancha dialéctica, donde cada cual, libremente, puede expresar sus opiniones.

Otro de los asistentes subrayó que no es buena forma de empezar un debate atacando de esa forma. ¿Qué es el fascismo? ¿Qué es el liberalismo? ¿Qué es qué? Hay que tener cuidado con el mercado del lenguaje, según este contertulio, pues cada cual escoge de dicho mercado lo que mejor le parece y lo aplica a cada palabra. Esto hace hincapié en la subjetividad de aquél que alegremente calificó de filofascista el diario digital El Manifiesto, concluyendo este contertulio que «no hay mayor dictadura que no aceptar la diversidad de opinión e ideología».

Se continuó hablando de la democracia actual como de una "dictadura de lo políticamente correcto". Se piensa, por parte de uno de los debatientes, que nuestra democracia tiende al pensamiento único. Es decir, la democracia tendería a su propia destrucción y disolución.

Otro de los presentes señala que la globalización es una realidad y que tiende a la homogeneidad. Representa, según él, la tiranía del liberalismo. La globalización, dice, se dio a finales del s. XIX y las dos guerras mundiales posteriores dieron con ella al traste, siendo, sin embargo, desde la caída del muro de Berlín, retomada. Por lo que la globalización no es un fenómeno nuevo. Pero otro de los contertulios fue mucho más lejos y dice sin tapujos que "la globalización empieza en 1492" porque los españoles querían ampliar su modelo en el otro lado del Atlántico, y esto sin olvidar el fenómeno teocrático, ecuménico por excelencia y muy relacionado con la conquista de América. Toda ideología que tiene el poder tiende pues a la globalización, al totalitarismo. Entonces, ¿cómo puede un mundo globalizado ser democrático? Aceptando la diversidad de ideas y opiniones, dijo uno de los presentes. ¿Pero sería eso globalización?, dijo otro de los contertulios. La globalización es un fin que persigue todo universalismo, es el sueño ilustrado del siglo XVIII. Esta globalización es el triunfo de dicho modelo. Pero otro de los debatientes cuestionó la globalización, hasta el punto de plantear: ¿Es posible la globalización? ¿Es posible la alianza de civilizaciones? Dijo que es un mito, que es ficticio, que es el precursor de una nueva dictadura, una reducción de todos a lo mismo, porque ¿qué tienen en común un europeo y un indígena australiano? Lo que es bueno para nosotros tal vez no lo sea para el indígena. Por lo tanto, es evidente que la globalización no sea posible como fenómeno democrático, pues una globalización es por definición, dice, homogeneidad y no el reconocimiento de las diferencias, significa la imposición universal de un modo de pensar único.

Sin embargo, siguiendo con la globalización, se dice que es un proceso y se destaca su «inevitabilidad». Es evidente, se dice, que existen fenómenos que nos afectan a todo el mundo literalmente, como el cambio climático, la economía, etc. Pero sentencia diciendo que lo más global, lo que más tenemos en común, es la misma VIDA, es la relación ineluctable que tiene todo hombre con cualquier otro hombre, o todo hombre con cualquier otro animal. Luego continúa diciendo que existen varios tipos de globalización, una económica y otra social. La globalización tal como la estamos experimentando es económica, donde las trabas arancelarias para con las mercancías son más baratas, lo que hace que el comercio tenga menos costes, pero no social, pues dicha globalización social aboga por la eliminación de las fronteras o la libre circulación de personas por dichas fronteras. Si se diera la globalización social y económica entonces sí estaríamos hablando de una verdadera globalización, de una globalización total.

Otro de los miembros asistentes remarcó que no solamente existe una globalización económica o social, sino también una del derecho. Dice que el derecho hará libre al hombre, algo muy cuestionado por otro de los asistentes, que dice que el derecho no hace libre al hombre, sino que da fuerza a una oligarquía, oligarquía que será la conclusión de la dictadura que presupone será la globalización, un sistema gobernado por unos pocos donde el dominio no conoce frontera. Concluye exponiendo que por lo tanto el derecho no es garante de la democracia. Cada cultura tiene un derecho. En la globalización se ve implícito que un derecho se habrá de imponer a otro derecho, y desde luego ningún derecho es superior a ningún otro derecho: se tiende a la LEY única. Y una ley es tiránica y dictatorial cuando no es justa para con todos. El mundo es diverso, en el mundo existen diversidad de pueblos con diferentes formas de pensamiento, y una LEY única no puede ser justa para todos, cada pueblo necesita su propia LEY. En este plano, uno de los asistentes menciona la carta de los derechos humanos, que simbolizaría una Ley Mundial. Pero como es evidente, dichas leyes con vocación universal no se respetan.

Se vuelve al tema de la democracia y se lleva a debate a la ONU, que se presupone es un modelo de democracia pues da cabida a todos los países, al margen de su ideología, forma de gobierno, etc. Pero en el consejo de seguridad hay países con privilegios, como el derecho a veto, lo que no es muy democrático. Además, la ONU se muestra tiránica, pues representa solamente un tipo de valores donde el poder de todos los países no es el mismo, es decir, en la ONU existe un poder asimétrico entre los diversos países. Luego es evidente que casi nadie respeta los acuerdos que se dictan. La ONU es un organismo fallido, pues al final la diferencia de intereses se impone al interés común universal que pretende alcanzar la ONU y supuestamente sus integrantes. Los países integrantes en la ONU son sin dar lugar a fallo unos hipócritas. La ONU no representa ningún poder; uno de los contertulios sentencia diciendo que el verdadero poder lo regenta el G8 y ahora el G27, es decir, toda la oligarquía mundial.

La globalización ha traído grandes beneficios para los países desarrollados, sin embargo no ha sido así para los más necesitados. Precisamente África, el continente con mayores recursos naturales, no ve el beneficio que supone el tener toda esa riqueza. La globalización económica ha servido para expoliar a África de forma más barata.

Siguiendo de nuevo con la democracia se habla de que el individualismo es base también de la democracia. El anarquismo representa en cierta medida la democracia radical. Un ejemplo de democracia, se remarca, es Internet. En dicho soporte cada cual puede expresarse como quiere y es una de las herramientas que sin duda, dice uno de los contertulios, ha acelerado el proceso de globalización, también a nivel social, pues está acercando a la gran diversidad de culturas. Internet consigue que las distancias se reduzcan.

Pero otro de los contertulios cuestiona la democracia. ¿De verdad es tan buena la democracia? En una sugestiva intervención expone que en el debate se ha dado por supuesto el hecho de que la democracia es buena y que para un análisis no habría sido necesario tales niveles de moralización. La democracia como tal no existe, no existe ningún pueblo soberano. Nuestras democracias se muestran tiránicas, censuradoras, manipuladoras, etc. El Estado ejerce una fuerza coactiva sobre el individuo, ya sea mediante la publicidad, la propaganda, la televisión o el aplastamiento económico mediante la subida de impuestos o la privatización de espacios públicos al individuo o una sociedad entera. La democracia no es «libertad de todo» como la han querido dar a entender, es en todo caso el modelo de libertad de unos o el de no libertad de otros; democracia es simplemente una palabra mitificada en exceso a la cual se le han anquilosado conceptos calificados de bondadosos como "derecho", "libertad", etc. Por ello la democracia no se cuestiona, por ello muchos ni siquiera se plantean el criticarla: «no criticar la democracia, no verla como un sistema dictatorial más, forma parte del discurso o de las formas de lo políticamente correcto».

De lo anterior se deriva ya asuntos más alejados del tema que se debate en apariencia pero que esconden fuertes lazos de conexión. Por ejemplo, se habla de la crítica. Se dice que la crítica se somete al pensamiento, no a la emoción: «el pensamiento es crítico, la emoción moral». El que una sociedad sea más o menos crítica va en consonancia con la madurez de dicha sociedad y por lo tanto con su estatus de libertad o no libertad. Una sociedad embotada de placeres se ha demostrado que pierde toda posición crítica, pues ésta requiere un esfuerzo: es uno de los motivos de la decadencia de Occidente. Tanto entretenimiento fomenta el aborregamiento de la sociedad. Vivimos en la dictadura de la sociedad de bienestar, donde se ha de estar agradecido siempre por tener el estómago lleno. El Estado o aquel que te da trabajo parte siempre de una posición de bondad, el ciudadano debe por lo tanto apreciarlo y estarle agradecido. La sociedad del Bienestar es tirana en cuanto te tiene engatusado y dominado mediante el mimo. En otras sociedades, sin embargo, el dominio se ejerce mediante el hambre: en esas sociedades se hace más complicado el pensar porque las necesidades básicas no están cubiertas; en las nuestras el pensamiento intenta mantenerse ocupado en vicios y frivolidades.

La matriz de la cultura es la sociedad, dijo uno de los asistentes. Esa base de la sociedad la construyen una serie de "soportes" comunes en todos los hombres. Pero dice que ese soporte o pensamiento ha de fundarse desde la naturaleza porque todo pensamiento es biológico: «no puedo pensar sin mi cerebro, y el cerebro es biológico». Concluye la elaboración de la idea diciendo que una cultura es la unificación de las ideas comunes y que ésta es una realidad biológica. Esto no impide su reconocimiento del individuo, es decir, entiende como cultura una serie de ideas comunes, es algo que define a una sociedad, país o pueblo, pero cada ser tiene su particularidad y merece respetarse. Contra esta idea de que el hombre es totalmente biológico otro de los contertulios le rebate señalándole que está en un error, pues entiende, éste último, que el "pensamiento" es una realidad nueva alejada de lo biológico: habla de dualismo entre materia y espíritu (entendido espíritu como pensamiento). No se piensa sólo con el cerebro, dice, el cerebro sólo relaciona datos. Sentencia diciendo que "tú casualmente eres biológico", por lo que la sociedad no es una realidad biológica. Se definen claramente dos posturas contradictorias, una física o materialista, incluso nominalista, y otra metafísica o idealista, incluso realista (en oposición a nominalismo). Esto puede estar muy relacionado aunque no lo parezca con el tema tratado, pues si asumimos que la globalización se está construyendo bajo conceptos universalistas puede entenderse que estamos construyendo el mundo bajo «universales» como HOMBRE, HUMANIDAD, etc., que no tienen soporte biológico, que no existen en el mundo, pero que si existen como abstracciones, como pensamientos originados por el Hombre, quien les da una realidad en el mundo, en la misma medida en que puede ser real Dios; es decir, no son reales en cuanto realidad, sino que se les da una realidad: el mundo virtual. La primera postura aboga por construir el mundo desde el mundo mientras que la segunda desde lo espiritual (el pensamiento), con la abstracción, con lo metafísico e ideal.■

Nota: Respecto al último párrafo, se califica una de las posturas como "idealista". Dicho contertulio me aclara que no es así realmente y me hace llegar la siguiente aclaración: «no me estoy refiriendo a una realidad imaginaria o utópica fundamentada en conceptos o ideas sino a un soporte o sustrato material que permite la aparición de una realidad mental que posibilita la construccción de un nivel nuevo de existencia a partir del cual surge un ente pensante que puede racionalizar el mundo que le rodea. Es una nueva realidad que permite que surja un nuevo nivel cósmico,una esfera donde lo mental-racional-pensante tiene existencia propia al margen del soporte biológico o virtual en el que se pueda dar ».

La clase trabajadora nativa española es la auténtica víctima de la inmigración

Observamos día a día como el inmigracionismo es una ideología sostenida por diversos actores sociales. No sólo es la filosofía común a todos los partidos sistémicos y a todos los lobbies inmigracionistas, cuyo inmigracionismo y exaltación general del inmigrante es, obviamente, razón sine qua non de su existencia y recurso privilegiado de generosa financiación pública. También es la ideología del poder empresarial.

Existen una serie de razones económicas para que esto sea así. Como es de sobra conocido, en este sistema capitalista, basado en la explotación y en la usura, el beneficio empresarial, la plusvalía, es el vector que explica el comportamiento empresarial. Y la inmigración masiva es un factor que influye directamente en este beneficio empresarial, siempre en sentido favorable. Veamos esto.

En un primer nivel de análisis, en cualquier país europeo que sufra un proceso de inmigración masiva, España por ejemplo, al incrementarse aceleradamente el número total de trabajadores disponibles, los salarios tienden a descender. Es una ley económica sobradamente demostrada (1). Al haber más trabajadores para cada puesto de trabajo, las exigencias salariales (y de otro tipo) de éstos decrecen. En un segundo nivel, tenemos que, dado que los inmigrantes están acostumbrados a un nivel de salarios netamente inferior al existente en nuestro país, aceptarán de buena gana salarios que desde la perspectiva del trabajador nacional son bajos. Estos trabajadores nativos, a su vez, y por esta causa, si quieren trabajar se verán obligados a aceptar unos salarios más bajos de los habituales en el país. También juega en contra del trabajador nativo la habitual ausencia de cultura obrera y organizativa en los trabajadores inmigrantes. De la bajada de salarios sólo se beneficiará el empresariado, con incremento de la rentabilidad de sus empresas y, consiguientemente, de sus beneficios. Los puestos de trabajo que una mayor inversión empresarial, producto de esta mayor rentabilidad, pueda generar, tan sólo alimentarán, presumiblemente, el ciclo descrito. Además, estos puestos de trabajo serán de mala calidad, precarios. Y aquí tenemos una primera y sencilla explicación del inmigracionismo empresarial. Como contrapartida al citado incremento de la inversión y del empleo que los menores salarios pueden producir, hay que tener en cuenta también las cuantiosas remesas que los inmigrantes envían al extranjero y que suponen una pérdida neta de recursos para España, recursos que si se quedaran aquí incrementarían el consumo, la inversión y el empleo.

Un dato de no pequeña importancia en el análisis es el hecho de que la mayoría de inmigrantes que recibe España son trabajadores no cualificados. Luego la más brutal competencia laboral con el trabajador nativo va a tener lugar precisamente en este estrato del mercado de trabajo. Serán los trabajadores nativos menos cualificados los que más sufrirán la inmigración, si bien, a la larga, la competencia y la consiguiente bajada de salarios para los trabajadores nativos tienden a extenderse a todos los niveles de cualificación y salarios. También sufrirá la competitividad, si tenemos en cuenta la escasa cualificación de los inmigrantes respecto a los nativos incluso en relación a puestos de trabajo de poca cualificación per se. Si incorporamos otro elemento al análisis, como es el hecho de que recientemente en España la producción se ha centrado en los sectores de la construcción y la hostelería, muy sometidos a los flujos y ciclos económicos y con una evolución caracterizada por un fuerte carácter coyuntural, tenemos que el proceso de inmigración masiva sólo puede complicar más las cosas y alimentar crisis económicas y sociales y la inestabilidad.

Pero la presencia masiva de inmigrantes supone un grave perjuicio para el trabajador nativo también por razones distintas al desplome de salarios. Es sabido que la clase trabajadora es la que mantiene casi en exclusiva el estado del bienestar, del que se beneficia la sociedad en su conjunto. Triquiñuelas, resquicios y argucias legales deja el legislador por todos los sitios para que el empresario y toda una pléyade de técnicos a su servicio logren burlar a la fiscalidad. El trabajador está pagando en la práctica todas aquellas prestaciones que el estado proporciona al conjunto del país. Ahora le toca, no sólo mantener por partida doble (es decir, vía plusvalías y vía estado del bienestar) al empresariado y afines, sino también a todo un amplio conjunto de inmigrantes que está en la economía sumergida, o incluso al margen de toda actividad económica, no cotizando ni aportando nada al estado, pero beneficiándose grandemente de lo que éste ofrece. De esta manera, muchos inmigrantes no sólo toman de aquello sobre lo que no han cotizado ni aportado nada, sino que privan de estos escasos recursos a los estratos más desfavorecidos de la clase trabajadora nativa española.


(1) A estas alturas es algo aceptado en la ciencia económica que la afluencia de inmigrantes tiene el efecto de abaratar la mano de obra dado el aumento en la oferta del factor fuerza de trabajo y el consiguiente descenso de su precio, el salario. Esta merma salarial afecta especialmente a los trabajadores menos cualificados. Puede consultarse al respecto la obra de los teóricos del Mercado Dual Peter B. Doeringer y Michael J. Piore, Mercados internos de trabajo y análisis laboral. Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Madrid, 1985. También para una perspectiva desde las tesis de la teoría del Mercado de Trabajo el estudio de Michael Todaro, El desarrollo económico del Tercer Mundo. Alianza Editorial, Madrid, 1988. Son escasos los materiales publicados que hacen referencia al caso español, lo cual hace más valioso el trabajo de José Vicéns Otero, Impacto económico de la inmigración sobre el mercado laboral. Una revisión. UAM, Madrid, 2003.